El dilema del votante bolivariano
El elector afronta un panorama perverso, envenenado: tendr¨¢ que elegir entre perder o perder
El elector bolivariano afronta las elecciones legislativas del 6 de diciembre en Venezuela con el fatalismo del burro molido a palos por el arriero que se consolaba dici¨¦ndose: ¡°Mientras el palo va y viene, las costillas descansan¡±. Las interminables colas para comprar media docena de productos b¨¢sicos y la posibilidad real de que, por primera vez, la oposici¨®n gane los comicios y el Gobierno pierda su mayor¨ªa parlamentaria castigan como nunca el ¨¢nimo del votante oficialista.
Inepto, y sin el carisma de Ch¨¢vez para la captaci¨®n y la hipnosis, Nicol¨¢s Maduro afronta las elecciones que renovar¨¢n los 165 esca?os de la Asamblea Nacional con un escenario enrevesado. El desabastecimiento tiene un efecto demoledor en un pa¨ªs donde los pobres considerados como tales, m¨ªseros y sobrevivientes, son el 75% del padr¨®n y decidir¨¢n los resultados.
La decisi¨®n est¨¢ en sus manos. Siempre ha sido as¨ª, pero ahora hay m¨¢s incertidumbre que nunca sobre cu¨¢l vaya a ser su postura. El dilema del elector chavista es mantener o no su respaldo al corrupto e ineficaz Gobierno ¡°revolucionario¡± a sabiendas de que si lo hace y gana las elecciones lo m¨¢s probable es que contin¨²e o se agrave la hecatombe econ¨®mica en curso.
Si vota por la oposici¨®n, los pobres le habr¨¢n dado a la derecha el cuchillo con el que ser¨¢n degollados, seg¨²n la tesis del chavista ideologizado. Sus portavoces anticipan que el objetivo de esa derecha es restaurar el modelo neoliberal, con lo que aumentar¨¢n los millonarios, los ricos se har¨¢n m¨¢s ricos y aumentar¨¢n los pobres.
El Gobierno cop¨® la Asamblea Nacional en las legislativas de 2005 al no participar la oposici¨®n, y obtuvo 98 esca?os en 2010, con el 59,3% de las papeletas. Cinco a?os despu¨¦s, el votante bolivariano afronta un panorama perverso, envenenado. Ninguna de las dos opciones le convence: tendr¨¢ que elegir entre perder o perder, y prepararse para lo que viene.
Ni el fraude procesal cometido con el opositor Leopoldo L¨®pez, ni el totalitarismo denunciado ante los foros internacionales van a influir en sus intenciones. Tampoco la oferta program¨¢tica antigubernamental, ni la rampante criminalidad, ni el matonismo oficialista, ni siquiera la crisis monetaria. Las claves entre el electorado chavista son otras.
El desplome del precio del crudo ha hecho estragos en la Hacienda del pa¨ªs petrolero. El populismo y las multimillonarias ayudas dispensadas a las clases populares desde 1998, a?o en que Ch¨¢vez se impuso al bipartidismo de socialdem¨®cratas y democristianos, son herramientas electorales m¨¢s dif¨ªciles de manejar, pues su ejecuci¨®n durante la crisis obliga al endeudamiento nacional.
El desgobierno de Maduro y el agotamiento del malabarismo pol¨ªtico con los petrod¨®lares agrietaron las bases del chavismo, sumidas en la disyuntiva de seguir en un paternalismo de Estado arruinado o desertar votando a la oposici¨®n, hist¨®ricamente asociada en las barriadas con la desatenci¨®n, la corrupci¨®n y el clasismo.
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