El proceso de impeachment en Brasil ahoga al pa¨ªs en el marasmo pol¨ªtico
La destituci¨®n parlamentaria durar¨¢ ocho meses. Es dif¨ªcil que prospere, pero no imposible
La decisi¨®n del presidente del Congreso brasile?o, el pol¨¦mico Eduardo Cunha, de poner en marcha el mi¨¦rcoles el proceso de destituci¨®n parlamentaria (impeachment) contra la presidenta, Dilma Rousseff, ha sacudido al pa¨ªs de arriba abajo, con el efecto de una bomba at¨®mica pol¨ªtica. Por todos lados se comentan las etapas necesarias para que el proceso prospere, lo que no es f¨¢cil, pero no imposible. El pa¨ªs, inmerso en una crisis econ¨®mica que va camino de convertirse en la peor de su historia, asiste algo estupefacto a la caldera de odios personales y acusaciones que se intercambian Rousseff y Cunha.
El presidente del Congreso conservaba en su despacho varias decenas de peticiones de destituciones parlamentarias desde hace meses. Hasta el mi¨¦rcoles no se decidi¨® a aceptar ninguna. Toda la prensa brasile?a, todo el Gobierno, e incluso algunos de los juristas autores de esas peticiones de impeachment, acusan a Cunha de haberse servido de su poder para desencadenar todo el proceso con el fin de mercadear votos en una comisi¨®n que le deb¨ªa juzgar a ¨¦l, acusado de corrupci¨®n en el caso Petrobras: a cambio de no poner en marcha la bomba pol¨ªtica contra Rousseff, los tres diputados del Partido de los Trabajadores (PT) en esa comisi¨®n, de la formaci¨®n de la presidenta, votar¨ªan en contra y Cunha quedar¨ªa libre de acusaciones, asentado en el cargo para el resto de legislatura y sin amenaza de acabar en la c¨¢rcel.
Pero los tres diputados anunciaron el mi¨¦rcoles por la tarde que el 8 de diciembre votar¨¢n a favor de la reprobaci¨®n de Cunha en esa comisi¨®n. Y una hora despu¨¦s, este comparec¨ªa en la televisi¨®n para anunciar que aceptaba una de las solicitaciones de destituci¨®n parlamentaria. Hay expertos que aseguran que actu¨® por simple venganza, sin un c¨¢lculo muy preciso.
Fuera como fuera, la bola ya ha echado a rodar, y su desarrollo es impredecible. El proceso incluye la creaci¨®n de una comisi¨®n parlamentaria, y una votaci¨®n en el Congreso y otra en el Senado. Todo durar¨¢ ¡ªdependiendo de si los parlamentarios se toman vacaciones en enero¡ª de seis a ocho meses. Tal vez m¨¢s. Aunque dentro de ese plazo habr¨¢ una etapa, mientras los senadores deliberan, en la que la presidenta ser¨¢ apartada de su cargo. El vicepresidente Michel Temer, del mismo partido que Eduardo Cunha, el Partido do Movimento Democr¨¢tico Brasileiro (PMDB), se har¨¢ con el poder mientras tanto. O tal vez dure mucho menos, ya que el Gobierno ha recurrido la acci¨®n de Cunha y basta una decisi¨®n judicial para detenerlo todo.
Votos para el bloqueo
De cualquier forma, para abortar el proceso en su primera etapa, a Rousseff le bastar¨ªa con 170 votos de los 512 posibles en el Parlamento. Actualmente, miembros del PT aseguran que la presidenta cuenta, entre diputados del PT y aliados, con cerca de 200. Con lo que se asegurar¨ªa, en principio, una victoria. Y con eso el alivio definitivo de alejar para siempre el fantasma del impeachment, que le ha venido persiguiendo desde que fue nombrada presidenta, en enero. Pero nada es sencillo ni predecible en el hiperfragmentado Parlamento brasile?o, donde las alianzas y contraalianzas (cuando no las traiciones y el transfuguismo) es algo corriente y de todos los d¨ªas. Baste decir que los diputados del PT en el Congreso son s¨®lo 66.
Lo parad¨®jico del caso es que la causa del proceso de destituci¨®n ¡ªel maquillaje de cuentas p¨²blicas para poder gastar m¨¢s de lo que est¨¢ permitido por ley¡ª no ser¨ªa efectivo hoy, ya que el mi¨¦rcoles, este mismo Congreso que va a juzgar a Dilma Rousseff por ¡ªte¨®ricamente¡ª saltarse la ley, modific¨®, por mayor¨ªa absoluta esa misma ley presupuestaria a fin de que engordar el d¨¦ficit p¨²blico sea legal. Era la ¨²nica manera, a juicio del Gobierno, de que el pa¨ªs no se paralizase en medio de una crisis econ¨®mica que ha mermado considerablemente los ingresos.
Pero estas minucias legales, seg¨²n muchos analistas, no se discutir¨¢n demasiado en el Congreso, que convertir¨¢ el impeachment en un mero juicio pol¨ªtico. Por eso, tendr¨¢ mucha importancia tanto la respuesta de la calle (en los meses de marzo se produjeron en S?o Paulo y otras importantes ciudades brasile?as multitudinarias manifestaciones contra Dilma Rousseff) como la habilidad de la presidenta y los suyos en conservar las necesarias alianzas para no sucumbir.
De ah¨ª que el resultado de todo este proceso, desencadenado, en buena medida, por la venganza personal de Cunha hacia Rousseff, sea como muchas otras cosas ingobernables en la pol¨ªtica y en la vida: uno sabe c¨®mo empiezan pero no c¨®mo pueden terminar.
Leve subida de la Bolsa tras el anuncio
Los mercados de Brasil acogieron con una moderada alegr¨ªa la apertura de un proceso de destituci¨®n de la presidenta Dilma Rousseff. La Bolsa de Valores de S?o Paulo abri¨® al alza (un 3,34% en menos de 15 minutos) un d¨ªa despu¨¦s del anuncio, pero los expertos en finanzas reclaman prudencia. Una hipot¨¦tica salida de Rousseff, reelegida en octubre de 2014, contribuir¨ªa a la incertidumbre a corto plazo en un momento en el que la recesi¨®n se ha agravado (la econom¨ªa se desplom¨® un 4,5% este a?o) y la crisis pol¨ªtica persiste.
¡°La presidenta se volvi¨® la personificaci¨®n de la crisis y su salida es vista como una buena noticia por los mercados¡±, opina el economista Andr¨¦ Prefeito. Raphael Figueredo, analista de Clear Correctora, subraya que el mercado tiende a apoyar la destituci¨®n. ¡°Con un nuevo Gobierno podr¨ªan concretarse proyectos¡± como los de infraestructuras ya anunciados. Pero ¡°a¨²n hay un partido muy largo por delante¡±, comenta.
El economista Alexandre Schwartsman advierte de que la crisis impedir¨¢ al Congreso concentrarse en el ajuste fiscal y otras medidas para aumentar la recaudaci¨®n.
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