Marine Le Pen libra al Frente Nacional de sus estigmas
El ¨¦xito en las regionales confirma que la estrategia electoral de la presidenta del FN ha funcionado
La entrada del ultraderechista J?rg Haider en el Gobierno austriaco en el a?o 2000 no s¨®lo provoc¨® un escalofr¨ªo en la mayor¨ªa de las capitales europeas, sino que desencaden¨® sanciones de la UE contra Viena. S¨®lo se levantaron despu¨¦s de que una misi¨®n de tres expertos enviada por Bruselas, de la que formaba parte el exministro de Exteriores espa?ol, Marcelino Oreja, estableciese que la democracia austriaca no estaba en peligro por la incorporaci¨®n al Ejecutivo de lo que los tres sabios llamaron un "partido populista de derechas con elementos radicales". Quince a?os despu¨¦s, otra formaci¨®n ultra, el Frente Nacional, se ha convertido el domingo en el primer partido de Francia tras unas elecciones regionales que gan¨® con contundencia.
El gran cambio en este periodo no ha sido ideol¨®gico, ya que estas formaciones apenas han rebajado su ret¨®rica xen¨®foba antiinmigrante, sino de percepci¨®n: lo que desencaden¨® una crisis interna en la UE, que lleg¨® a estudiar los mecanismos para la eventual expulsi¨®n de un miembro, se percibe ahora con una asombrosa normalidad. Ning¨²n l¨ªder encarna ese cambio de mentalidad como Marine Le Pen, la responsable del triunfo del FN.
Le Pen ha tenido un objetivo por encima de cualquier otro desde que fue elegida presidenta del FN en 2011: convertir a su partido en un interlocutor asumible, quitarle los estigmas que, con toda la raz¨®n, han marcado a la ultraderecha desde el final de la II Guerra Mundial para transformarlo en una opci¨®n pol¨ªtica homologable. En su camino hacia la normalizaci¨®n no ha dudado en sacrificar a su propio padre y fundador del FN, Jean-Marie Le Pen, cuya ret¨®rica antisemita la pon¨ªa en constantes aprietos. Fue expulsado sin piedad del partido porque encarnaba una ¨¦poca en la que esta formaci¨®n trataba de captar votos exclusivamente radicales, ciudadanos cuyo desenga?o con la Rep¨²blica les hab¨ªa arrastrado hacia la oscuridad. Sin embargo, su objetivo es ahora mucho m¨¢s ambicioso: cualquiera puede ser un posible elector del FN.
El resultado del domingo, que las encuestas preve¨ªan mucho antes de los atentados del 13 de noviembre en Par¨ªs, demuestra que su estrategia ha funcionado. Los datos publicados estos d¨ªas indican que el ascenso ultra s¨®lo puede ir a peor: un estudio Ipsos/Sopra para France Info anuncia que es el primer partido entre los j¨®venes de 18 a 24 a?os, y otro para la cadena BFM del instituto Opinion Way sostiene que el 55% de sus votos provienen de obreros (el Frente de Izquierdas s¨®lo logra el 6% en ese sector). De la movilizaci¨®n republicana de 2002, cuando su padre lleg¨® a la segunda vuelta de las presidenciales frente a Jacques Chirac, se ha pasado a una especie de resignaci¨®n ante algo que se considera casi inevitable: el FN es un actor m¨¢s en la vida pol¨ªtica, no un partido t¨®xico que s¨®lo puede contribuir a empeorar los problemas del pa¨ªs. En 2017 se celebran elecciones presidenciales en Francia y Marine Le Pen tiene a su favor la demograf¨ªa, la seguridad y la debilidad tanto de los conservadores como de los socialistas. Esto no ha hecho m¨¢s que empezar.
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