Balas por caprichos
El culto irracional a la posesi¨®n de armas de fuego no auguran nada bueno en la antesala del a?o eleccionario en Estados Unidos
-A Laura N¨¢ter, a su memoria
Todav¨ªa resuenan los tiros en los pasillos del centro de servicios sociales y la p¨®lvora no despeja del todo el aire de San Bernardino, California, mientras se ensayan explicaciones para una epidemia de violencia armada que las autoridades se resisten a reconocer como tal. En esta ciudad industrial venida a menos del oeste de Estados Unidos un matrimonio joven convertido en comando asesino acab¨® con la vida de doce personas y dej¨® al menos diecisiete personas heridas, mientras una comunidad intenta hacer sentido de un acto de venganza terrorista. El magnicidio conecta adem¨¢s con otros episodios de violencia armada que asuelan a este pa¨ªs tan abrazado a las armas y tan obstinado en negar su complicidad en el mismo mal que padece.
Apenas una semana atr¨¢s se trataba de una cl¨ªnica de salud femenina y planificaci¨®n familiar en Colorado atacada por un individuo sic¨®tico, armado con otro rifle de asalto con el que acab¨® con la vida de tres personas so pretexto de impedir la alegada venta de tejidos fetales que hab¨ªa denunciado un grupo antiabortista. Que dicha cl¨ªnica fuera una de Planned Parenthood, entidad vilificada por la derecha republicana por ofrecer abortos a mujeres de bajo recursos at¨® indefectiblemente este crimen a la contienda preelectoral y a sus discursos de miedo. Mientras tanto, el tr¨¢mite legislativo ordinario se ve amenazado por este partido que pretende interrumpir el funcionamiento del gobierno estadounidense el 11 de diciembre si no se cumple con una agenda reduccionista en terreno de derechos sociales. La espera por una resoluci¨®n es tensa.
La combinaci¨®n del temor por los recientes ataques terroristas en Par¨ªs, la ret¨®rica incendiaria de los precandidatos republicanos a la presidencia y la posibilidad de que la masacre de San Bernardino tuviera una motivaci¨®n pol¨ªtica van dibujando un campo discursivo cuyos m¨¢rgenes se siguen difuminando conforme crece la incertidumbre. El fantasma del terror en suelo dom¨¦stico se asoma con tenacidad ahora que las autoridades encontraron una expresi¨®n de fidelidad al llamado Estado Isl¨¢mico realizada en las redes sociales por una de las agresoras en el ataque acaecido en California. La duda crece y con ello la tendencia a precipitarse para articular falsos remedios que culminan en la ampliaci¨®n de la facultades estatales y en la reducci¨®n de libertades civiles.
En un reciente escrito para la revista electr¨®nica Slate, Jamelle Bouie argumentaba que el precandidato Donald Trump ensayaba en su campa?a temas claramente asociados al fascismo.
?Se fundamentaba para ello en la taxonom¨ªa elaborada por Umberto Eco en un art¨ªculo de referencia donde enumeraba 14 caracter¨ªsticas fundamentales, entre las que se destacaban su naturaleza oportunista, el desprecio por el pensamiento cr¨ªtico, la glorificaci¨®n de la acci¨®n impulsiva, el desprecio por la diferencia y la idealizaci¨®n del adem¨¢n machista, entre otras.
No hace falta mucho esfuerzo para identificar esta tipolog¨ªa en las palabras de Trump pero lo que de veras preocupa es que con cada nuevo episodio de violencia su discurso ampl¨ªa su marcha expansiva a favor de la represi¨®n estatal y la reducci¨®n de las libertades civiles. Las encuestas lo colocan en el puntero a veinte puntos de su contendor m¨¢s cercano que resulta ser el senador Ted Cruz, otro nativista irredento.
Lo que se juega en el fondo es la estabilidad de la idea de la excepcionalidad de Estados Unidos en el mundo, en un momento de profunda incertidumbre. Lo que antes serv¨ªa como armadura en la forma de una superioridad moral o militar hoy se muestra inefectiva como respuesta contra los ataques suicidas. El espanto que el Estado Isl¨¢mico le inflige al ciudadano promedio estadounidense tiene que ver con la impotencia percibida o real que este siente para defenderse con sus amuletos acostumbrados. Bombardear objetivos lejanos desde el aire, como hacen ahora Francia, Alemania e Inglaterra en Siria e Iraq apenas produce alivio, mas bien todo lo contrario. Lo que una vez se vio por televisi¨®n como un asunto lejano ahora se anticipa como amenaza latente en cada calle y en cada barrio. El mundo, de repente, se torn¨® chiquito y sin muchos escondites donde guarecerse.
El culto irracional a la posesi¨®n de armas de fuego en Estados Unidos y la creciente propensi¨®n a la violencia jihadista no augura nada bueno para el pa¨ªs. La amenaza la acaba de confirmar un par de sujetos en un apartado rinc¨®n de California. La cuesti¨®n no es si ocurrir¨¢n m¨¢s atentados terroristas favorecidos por el f¨¢cil acceso a las armas y municiones, sino cu¨¢ndo. Habida cuenta del vasto arsenal de armas de asalto disponible para la compra en tiendas y almacenes la cosa se revela muy complicada. La sombra del terror ya se percibe en las palabras y los gestos nerviosos de ciudadanos y funcionarios, en una circunstancia hist¨®rica y pol¨ªticamente in¨¦dita. Un estado represivo frente a una ciudadan¨ªa armada. Un verdadero reino del terror.
Pedro Reina P¨¦rez es historiador y periodista. Twitter @pedroreinaperez
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