Chile en una glosa
Entre la ¨¦pica de la nueva etapa que se anunciaba y la l¨®gica de salir del paso
Nadie se imaginaba que podr¨ªa suceder algo peor que lo que fue la implementaci¨®n del Transantiago durante el primer mandato de Michelle Bachelet. En 2007, una reforma que aspiraba a cambiar la vida de los santiaguinos lo que trajo fue estropicio.
2015 reedit¨®, en otro formato, lo que fue esa pesadilla. Distintos analistas aluden al descorrimiento de un velo, met¨¢fora con reminiscencias donosianas, que ocultaba el financiamiento de las campa?as electorales as¨ª como las colusiones empresariales, que terminaron escalando hasta su m¨¢s eximio representante, el due?o de La Papelera. La Iglesia Cat¨®lica tampoco se vio exenta de pol¨¦mica. No contentos con eso, tambi¨¦n se vieron impactados el f¨²tbol nacional, con la detenci¨®n en Estados Unidos del presidente de la Asociaci¨®n Nacional del F¨²tbol (ANFP) y el ej¨¦rcito, luego de descubrirse el caso llamado "Milicogate", fraude con fondos de la Ley Reservada del Cobre que asciende, hasta ahora, a 3.300 millones de pesos.
La onda expansiva termin¨® salpicando, a trav¨¦s de su hijo, a la propia Bachelet, investigado por su posible participaci¨®n en un caso de especulaci¨®n inmobiliaria. Lo grafica bien una de sus m¨¢s recientes frases, que encuentra su correlato en la imposibilidad de alcanzar, al menos, un 30% de apoyo: "Cada d¨ªa puede ser peor".?
En un mandato corto de cuatro a?os y con una Presidenta aficionada a los check list y a la autoimposici¨®n de plazos, el Estado se mueve como paquidermo entre oficios, planillas y minutas
Con una multiplicidad de instituciones que suscitan suspicacia y que desbordan los marcos de la pol¨ªtica, no se sabe d¨®nde puede terminar el intento de cerrar la brecha de confianza por medio de una bater¨ªa de reformas pol¨ªticas donde destacan las de probidad y transparencia. Mientras personeros de la coalici¨®n las acusan de ralentizar la marcha del resto de las reformas, dado el tiempo extra demandado para su tramitaci¨®n, hay que a?adir el inicio del proceso constituyente. Durar¨¢ tres a?os y su imparcialidad ser¨¢ supervisada por un Consejo Ciudadano de Observadores. Su composici¨®n, en la que se esperaba que la mandataria se desquitara concretando la paridad de g¨¦nero con la que no pudo sellar su gabinete por culpa, seg¨²n ella, de los partidos, ha levantado cr¨ªticas transversales por cuanto s¨®lo nomin¨®, entre sus 15 miembros, a 3 mujeres.
Dado que, a la vuelta del a?o, el pa¨ªs ya estar¨¢ hablando de las elecciones municipales, cabe preguntarse qu¨¦ queda de la noci¨®n de "nuevo ciclo" con la que Bachelet inici¨® su segundo mandato. La promesa de derrotar la desigualdad, que el oficialismo ilustra oscilantemente con realidades tan distintas como Finlandia o la RDA, vendr¨ªa a reemplazar un modelo de mercado que se encuentra impugnado.
Desde el punto de vista de los rostros, la promesa de renovaci¨®n de la pol¨ªtica en una generaci¨®n cuya autoridad m¨¢s visible fue su flamante ex ministro del Interior Rodrigo Pe?ailillo ha quedado atr¨¢s llegando, a espacios estrat¨¦gicos del gobierno, personeros de la otrora Concertaci¨®n.
En materia de ideas, si bien hay consenso en se?alar que las reformas tributaria, laboral y educacional eran necesarias, su referencia parece ser el horizonte de derechos sociales de la socialdemocracia del siglo pasado. Por su parte, el empresariado no lo hace mejor. Ya el acad¨¦mico de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, se?al¨® que vive en una cultura que excluye a los talentos que no pertenecen a un cierto club y es, adem¨¢s, cerrada a la innovaci¨®n.
En cuanto a los procedimientos, la Nueva Mayor¨ªa se aferr¨® a su mayor¨ªa legislativa. Aunque la necesidad de trascendencia de sus propias reformas hac¨ªa necesario pensar en acuerdos m¨¢s amplios, resultaba dif¨ªcil luego de haber abjurado de ellos como causa de la p¨¦rdida de capacidad transformadora de su antecesora Concertaci¨®n. Descuid¨®, asimismo, la necesidad de modernizar sustantivamente un Estado con tendencia a seguir creciendo el que, en un mandato corto de cuatro a?os y con una Presidenta aficionada a los check list y a la autoimposici¨®n de plazos, se mueve como paquidermo entre oficios, planillas y minutas.
La guinda de la torta la puso el Tribunal Constitucional al declarar inconstitucional la glosa que garantizaba la gratuidad en la educaci¨®n superior. La oposici¨®n argument¨® que no ser¨ªa admisible regular una materia de esa naturaleza en un instrumento transitorio, am¨¦n de su car¨¢cter discriminatorio porque establece preferencias, dadas las restricciones financieras, por los estudiantes de las universidades estatales. Mientras el gobierno identifica un plan B que no ten¨ªa, dentro del oficialismo han surgido voces que acusan debilidad t¨¦cnica e improvisaci¨®n, situaci¨®n inentendible ante la cantidad de expertos que el pa¨ªs tiene en este tema.
La orfandad de pensamiento estrat¨¦gico resulta m¨¢s evidente, si cabe, cuando las metas son m¨¢s ambiciosas. Quiz¨¢s sea Mariana Aylwin, ex Ministra de Educaci¨®n, quien mejor devel¨® el contraste entre la ¨¦pica de la nueva etapa que se anunciaba para Chile y la l¨®gica que se observa de salir del paso porque ?c¨®mo puede terminar reducido a una glosa lo que fue elevado a la altura de emblema para avanzar en igualdad?
Mar¨ªa de los Angeles Fern¨¢ndez Ramil es analista pol¨ªtica y presidenta de @Hay_Mujeres
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