El refugio religioso de El Chapo
El narcotraficante se refugi¨® en la antigua casa de un pastor baptista e intent¨® escapar por los t¨²neles de la alcantarilla. Luego rob¨® un coche y fue capturado
El ¨²ltimo refugio de Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n est¨¢ en una esquina, frente a un consultorio dental y un taller de reparaci¨®n de parabrisas, en un c¨¦ntrico barrio de Los Mochis, la tercera ciudad con m¨¢s poblaci¨®n de Sinaloa. Un olivo tapa una de las fachadas laterales, la que da acceso al garaje. En esta casa viv¨ªa hace cinco a?os el pastor de una iglesia baptista que ten¨ªa el culto a unos minutos andando. El pastor, dicen los vecinos, era feliz porque iba y ven¨ªa caminando a su trabajo, como el oficinista que puede echar en medio de la jornada una siesta en casa. Un d¨ªa cerr¨® el templo y se fue, y desde entonces todos cre¨ªan en el barrio que la vivienda estaba abandonada.
La madrugada del viernes las autoridades mexicanas rodearon la casa en bulevar Jiquilpan.?Dentro se encontraban El Chapo y la guardia pretoriana que lo proteg¨ªa desde que en julio del a?o pasado se escapara de una c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad. ¡°Hab¨ªa lujo, se?or¡±, dice un marino que particip¨® en el asalto.
Nadie lo dir¨ªa viendo la fachada. Asom¨¢ndose por la ventana se ve un espacio vac¨ªo, dobles puertas, sillas de pl¨¢stico, cables, c¨¢maras de seguridad apuntando al exterior, un calentador de agua. En la azotea, una parab¨®lica de Sky. En el asalto a esta fortaleza con aspecto de chal¨¦ adosado de jubilados murieron cinco pistoleros, algunos de ellos en casas cercanas cuando trataban de escapar. En el suelo todav¨ªa hay restos de sangre reseca que nadie se ha molestado en limpiar.
Fiel a su estilo, el houdini de bigote y flequillo recto eludi¨® el cerco por el subsuelo. Hay una alcantarilla levantada junto a la casa, y algunos piensan que se esfum¨® por ah¨ª. Una fuente oficial, sin embargo, precisa que el interior de la casa conecta con unos t¨²neles que llegan hasta el sistema pluvial de la ciudad. El caso es que emprendi¨® la huida.
Llegados a este punto, hay otras dos versiones. Desde las cloacas se puede ir en direcciones opuestas. La primera desemboca en un drenaje. Si escogi¨® ese camino se encontr¨® al salir con el anuncio gigantesco de un marca de motocicletas que parec¨ªa un mensaje de gente que le estima: ¡°S¨¦ independiente y libre¡±. Un se?or que pasea en bicileta mira la salida, mira a los curiosos y a?ade: ¡°El Chap¨®n sali¨® por ah¨ª. Eso he o¨ªdo yo...¡±.
La otra salida da a un Walmart (una gran superficie comercial), un local de la cadena de restaurantes Pollo Feliz y una gasolinera. La alcantarilla se puede abrir con un gancho. El tufo a agua estancada es instant¨¢neo. En este lugar fue encontrado un fusil con lanzagranadas, recubierto de barro. ¡°Ese loco sali¨® por ah¨ª¡±, se?ala con el dedo un chico que limpia parabrisas en el sem¨¢foro. Los vendedores ambulantes de pimientos no quieren dar su opini¨®n, solo les importa la venta de hortalizas de temporada.
Un instante m¨¢s de libertad
En esa esquina, El Chapo, acompa?ado del fiel Cholo Iv¨¢n, roba el coche de un hombre que pasa por ah¨ª. Hay un v¨ªdeo en el que se ve supuestamente el momento, aunque no se aprec¨ªa bien qui¨¦nes son los asaltantes. El auto (blanco, seg¨²n unos, rojo, de acuerdo a otras fuentes) est¨¢ custudiado en el dep¨®sito municipal. Ya hay gente peregrinando hasta all¨ª para sacarse fotos con el chapo-m¨®vil.
Aunque motorizado, esos eran los ¨²ltimos instantes en libertad de El Chapo. Un segundo cerco de polic¨ªas federales lo atrap¨®, en principio dos agentes a los que les hab¨ªa tocado la loter¨ªa. Ellos no deber¨ªan de verlo como una bendici¨®n porque, seg¨²n fuentes oficiales, fueron a resguardarse a un motel cercano, temerosos de que el pelot¨®n de El Chapo Guzm¨¢n tratara de rescatarlo .
El Hotel Doux est¨¢ a un lado de la carretera. La tarifa incluye seis horas de habitaci¨®n. O sea, ah¨ª no se va a dormir. Hay una carta de comida con alitas de pollo y dados de queso y otra de art¨ªculos sexuales, lubricantes, vibradores y dem¨¢s. Los polic¨ªas lo ocultaron en la habitaci¨®n 51, la pen¨²ltima de un pasillo al aire libre. Ayer, un operario arreglaba el foco de luz que ilumina el n¨²mero de la estancia. El mundo ten¨ªa derecho a ver con nitidez donde claudic¨® El Chapo.
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