Buenos vecinos, fronteras fr¨¢giles
El r¨¦gimen saud¨ª maniobra para evitar que el yihadismo sun¨ª se infiltre en su territorio
Protejan sus fronteras. Este es una lecci¨®n crucial de la guerra siria que Arabia Saud¨ª se est¨¢ tomando en serio. El r¨¦gimen sirio ha demostrado que posee una eficacia letal en el arte de aplastar la disensi¨®n interna. Su uso de milicias informales entre los diversos organismos de seguridad y militares, su propaganda nacionalista ¨¢rabe, la proyecci¨®n de la cohabitaci¨®n ecum¨¦nica, su enfoque baazista del progreso en todos los aspectos de la vida. Todo hab¨ªa contribuido a sellar Siria y convertirla en un espacio donde las ideas subversivas ten¨ªan dificultades para difundirse por el ¨¦ter social.
Pero lo que el r¨¦gimen no pod¨ªa hacer era sellar sus largas y porosas fronteras. Cuando los amigos se convirtieron en enemigos, esas interminables franjas de terreno delineadas por los mandatarios franceses para separar Siria de Turqu¨ªa e Irak resultaron ser el tal¨®n de Aquiles del Gobierno de El Asad. La gente y las armas entraban en tropel por el norte y, como todo el mundo sabe, los yihadistas del Estado Isl¨¢mico ubicados en Irak y Siria fueron capaces de conectar su base de Raqqa con los nuevos territorios conquistados en Irak, y anunciar la muerte de Sykes-Picot y la creaci¨®n de un nuevo califato.
Arabia Saud¨ª lleva casi una d¨¦cada obsesionada con sus largas fronteras abiertas. Los yihadistas que Riad envi¨® a Afganist¨¢n durante los ochenta empezaron a centrar su atenci¨®n en Arabia Saud¨ª a mediados de la d¨¦cada siguiente. Tras la invasi¨®n de Irak en 2003, su animosidad lleg¨® a cotas nunca vistas con el intento de provocar una sublevaci¨®n mediante espectaculares ataques contra objetivos estatales y expatriados occidentales. Se identific¨® a Yemen como punto de entrada, mientras que la frontera norte adquiri¨® importancia por ser la l¨ªnea que separaba el reino del Estado chi¨ª de Irak. Y se pusieron en marcha proyectos para construir vallas fronterizas y puestos de vigilancia a lo largo de ambas l¨ªneas divisorias.
El mecanismo mediante el que Arabia Saud¨ª ha asegurado sus fronteras orientales ha sido el Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo (CCG). El CCG siempre ha consistido en unos reg¨ªmenes cortados por el mismo patr¨®n que cierran filas para repeler las amenazas externas. Se form¨® en 1981, dos a?os despu¨¦s de la revoluci¨®n isl¨¢mica, con la amenaza iran¨ª en mente. Los planes de crear una uni¨®n monetaria se torcieron en 2009 por la rivalidad entre Emiratos ?rabes Unidos y Arabia Saud¨ª, cuando las persistentes tensiones fronterizas entre ambos pa¨ªses afloraron; en el resto de la zona, tambi¨¦n existen tensiones fronterizas entre Arabia Saud¨ª y Om¨¢n, por un lado, y Catar, por otro. Pero en 2011, Emiratos y Kuwait respaldaron a las tropas saud¨ªes cuando estas irrumpieron en Bahr¨¦in para aplastar un levantamiento popular y defender la oligarqu¨ªa de Al Jalifa.
Los yihadistas que Riad envi¨® a Afganist¨¢n en los 80 empezaron a centrar su atenci¨®n en el reino en los 90
El reino ha participado en otros intentos desesperados de reunir los apoyos que pueda conseguir para hacer frente a las amenazas a su integridad territorial. En 2011, Arabia Saud¨ª no solo retom¨® por su cuenta la idea latente de que Jordania se uniese al CCG, sino tambi¨¦n de que lo hiciese Marruecos. El pasado diciembre, el pr¨ªncipe viceheredero al trono, Mohamed Bin Salm¨¢n, anunci¨® una alianza militar isl¨¢mica de 34 pa¨ªses para coordinar las actividades contra el Estado Isl¨¢mico, sin informar de antemano a algunos de los pa¨ªses supuestamente implicados. La intenci¨®n era reunir a los Estados musulmanes sun¨ªes bajo el mando de Riad, para hacer frente al creciente n¨²mero de riesgos para la seguridad.
?Por qu¨¦ teme Arabia Saud¨ª por su unidad? El reino se fusion¨® pieza a pieza mediante la conquista a principios del siglo XX. Ha utilizado la ideolog¨ªa religiosa wahab¨ª, entre otros recursos, para disimular las diferencias regionales entre la regi¨®n de Jizan-Asir-Najran, que limita con Yemen; la de Hejaz, en el norte, que comprende Yeddah, Yanbu, La Meca y Medina; la de Najd, que rodea Riad; y la provincia oriental en la que se crearon ciudades como Khobar y Damman para diluir la poblaci¨®n chi¨ª de los oasis de Qatif y Ahsa.
Las identidades suprimidas del interior y las fuerzas hostiles del otro lado de la frontera est¨¢n intensificando la sensaci¨®n de vulnerabilidad del Estado. Las medidas fiscales que se van a implantar este a?o para contrarrestar el hundimiento del precio del petr¨®leo, en un contexto de pobreza, marginaci¨®n, paro y subempleo juveniles de gran escala, no hacen m¨¢s que agravar los temores del Gobierno. El movimiento zaid¨ª chi¨ª de los Huthi consigui¨® conquistar territorio saud¨ª en Jizan cuando Arabia Saud¨ª se uni¨® a Yemen para tratar de aplastarlo en 2009. Los Huthi han tratado de hacerse con nuevos territorios disparando misiles Scud poco fiables contra Arabia Saud¨ª durante la guerra que Riad inici¨® en marzo del a?o pasado, y cuyo fin parece lejano. Y las milicias chi¨ªes iraqu¨ªes dispararon r¨¢fagas de mortero contra un puesto de la frontera saud¨ª en 2013. Dentro del pa¨ªs, hasta ahora, solo la poblaci¨®n chi¨ª de Qatif ha dado muestras de estar dispuesta a participar en acciones prolongadas de protesta para pedir un nuevo acuerdo pol¨ªtico, pero dadas las fisuras sociales y econ¨®micas en la sociedad saud¨ª, esto podr¨ªa cambiar f¨¢cilmente. Desde el punto de vista de Riad, mientras el r¨¦gimen de El Asad sobreviva, como parte de un arco de fuerzas hostiles que se extiende desde Ir¨¢n hasta L¨ªbano, la vulnerabilidad interna y externa sigue siendo considerable.
El fallecido ministro saud¨ª de Interior, el pr¨ªncipe Nayef Bin Abdelaziz, acu?¨® en su d¨ªa la expresi¨®n al-amn al-fikri, o seguridad ideol¨®gica. Se refer¨ªa a los estrictos mecanismos de control que el r¨¦gimen aplica mediante la ret¨®rica wahab¨ª y los eruditos religiosos. La propia expresi¨®n da una idea del grado de paranoia del r¨¦gimen. Pero ni todo el control de los medios de comunicaci¨®n ni toda la manipulaci¨®n ideol¨®gica del mundo, ya sea mediante el baazismo laico o el wahabismo puritano, son garant¨ªa de resistencia frente a la capacidad de destrucci¨®n que posee el tipo de infiltraci¨®n que puede producirse a trav¨¦s de fronteras tan largas como la de Siria con Turqu¨ªa o la de Arabia Saud¨ª con Yemen. Los saud¨ªes han visto lo que ha sido capaz de lograr en Siria, as¨ª que son m¨¢s conscientes que nadie de esta realidad.
Andrew Hammond es autor de The Islamic Utopia: The Illusion of Reform in Saudi Arabia y Popular Culture in the Arab World, e investigador en el St Antony¡¯s College de Oxford.
Traducci¨®n de News Clips.
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