¡®Confesiones¡¯ televisadas: China recupera una vieja t¨¢ctica contra la disidencia
El cofundador sueco de una ONG, acusado de fomentar la subversi¨®n, pide perd¨®n ante las c¨¢maras
¡°He violado las leyes chinas mediante mis actividades aqu¨ª¡ He perjudicado al Gobierno chino. He herido los sentimientos del pueblo chino. Pido sinceras disculpas por esto y siento mucho que haya ocurrido¡±. Quien habla a la c¨¢mara de la televisi¨®n estatal china es el trabajador social sueco Peter Dahlin, retenido en Pek¨ªn bajo cargos de subversi¨®n. Pero podr¨ªa ser tambi¨¦n el editor de libros prohibidos sueco-hongkon¨¦s Gui Minhai, desaparecido en Tailandia en octubre y reaparecido en un v¨ªdeo similar este domingo. Ambos han sido sometidos a una pr¨¢ctica que parec¨ªa extinguida en China y que el r¨¦gimen de Xi Jinping ha recuperado: las confesiones televisadas forzosas.
Dahlin, de 35 a?os, es cofundador de la ONG China Urgent Action Working Group, que tiene como misi¨®n formar a defensores de los derechos humanos. Fue detenido el 3 de enero, pero no se le permiti¨® ver a funcionarios consulares de su Embajada hasta dos semanas despu¨¦s, en contravenci¨®n de las normas internacionales y pese a que padece una enfermedad gen¨¦tica para la que necesita medicaci¨®n diaria. Su novia, la ciudadana china Pan Jinling, permanece en paradero desconocido.
El martes por la noche, la cadena de televisi¨®n CCTV emiti¨® la ¡°confesi¨®n¡± del sueco, que se encuentra bajo ¡°vigilancia residencial¡±, un eufemismo que se refiere a la detenci¨®n en alg¨²n lugar que no es una c¨¢rcel al uso, generalmente sin acceso a abogados o familiares. ¡°No tengo quejas, creo que mi trato ha sido justo¡±, declara el trabajador social. ¡°La comida ha sido buena, he podido dormir mucho y no he sufrido ning¨²n tipo de maltrato¡±.
Seg¨²n la versi¨®n de la polic¨ªa china, Dahlin fue detenido dentro de una campa?a para ¡°desarticular una organizaci¨®n que patrocinaba actividades que pon¨ªan en peligro la seguridad del Estado chino¡±. Su ONG ¡°contrat¨® y form¨® a otros para que recolectaran, inventaran y distorsionaran informaci¨®n¡± sobre el pa¨ªs. Tambi¨¦n es sospechoso de haber organizado a otros para incitar ¡°confrontaciones entre el p¨²blico y el Gobierno¡± y de haber recibido fuertes sumas de dinero del extranjero para ¡°subvertir la paz social¡±.
El v¨ªdeo tambi¨¦n incluye la ¡°confesi¨®n¡± del abogado pro derechos humanos Wang Quanzhang y el activista Xing Qingxian, que admiten su culpabilidad en el caso.
Las acusaciones contra Dahlin han sido categ¨®ricamente desmentidas por su ONG. ¡°La documentaci¨®n y defensa de las violaciones de derechos humanos no es una manipulaci¨®n sensacionalista de asuntos candentes, sino una obligaci¨®n internacional bajo numerosas convenciones internacionales de las que China es pa¨ªs firmante¡±, se?ala China Urgent Action.
Desde la llegada al poder de Xi hace tres a?os, el r¨¦gimen se ha propuesto controlar la sociedad civil. Su campa?a para ello es cada vez m¨¢s contundente y tiene menos cortapisas. Apoyado por nuevas leyes contra el terrorismo y sobre la seguridad nacional muy criticadas por su dureza, ha aumentado la presi¨®n contra las ONG, ha detenido a feministas, a decenas de abogados pro derechos humanos y ha desmantelado las organizaciones defensoras de los derechos laborales. Crecen las sospechas de que incluso podr¨ªa haber recurrido, en el caso de los cinco libreros hongkoneses desaparecidos, al secuestro en pa¨ªses o territorios donde no tiene jurisdicci¨®n.
La ¡°confesi¨®n¡± de Dahlin llega a las pantallas de los televidentes chinos apenas dos d¨ªas despu¨¦s de la del editor Gui, uno de los cinco libreros hongkoneses desaparecidos, en la que aseguraba que se ha entregado a la polic¨ªa por su propia voluntad. Gui tambi¨¦n tiene pasaporte sueco, pero en la grabaci¨®n pide a las autoridades de ese pa¨ªs que no se inmiscuyan.
Con ra¨ªces en las sesiones de autocr¨ªtica del mao¨ªsmo, las ¡°confesiones¡± televisadas han resurgido durante el mandato de Xi como herramienta de presi¨®n psicol¨®gica y de humillaci¨®n contra los que el r¨¦gimen considera enemigos. Como en el caso de Gui, pueden llegar despu¨¦s de que su protagonista haya estado detenido durante meses sin ninguna explicaci¨®n oficial.
¡°Este tipo de confesiones televisadas forzosas antes de un juicio se han convertido en una pr¨¢ctica habitual clave de la campa?a del Gobierno chino contra los disidentes¡±, explica William Nee, investigador de Amnist¨ªa Internacional en Hong Kong. ¡°La meta subyacente de los v¨ªdeos parece ser controlar la narraci¨®n p¨²blica presentando las actividades del individuo en cuesti¨®n como extremadamente perjudiciales para la imagen e intereses de China. Al mismo tiempo, casi siempre intenta desacreditar y manchar la imagen del individuo 'revelando' detalles personales humillantes como manera de desacreditarle¡±.
¡°Parecen crear miedo en grupos espec¨ªficos, pero al mismo tiempo son tan parciales, paranoicos y alejados de los est¨¢ndares internacionales que hacen parecer una farsa al sistema de justicia penal chino¡±, afirma Nee.
La Uni¨®n Europea se ha declarado ¡°gravemente preocupada¡± por este trato a sus ciudadanos, en los que incluye tambi¨¦n a un segundo librero en manos de las autoridades chinas, Lee Bo, de pasaporte brit¨¢nico. ¡°Esperamos que no represente la nueva normalidad, pero vemos una tendencia extremadamente preocupante¡±, declar¨® el embajador de la instituci¨®n en Pek¨ªn, Hans-Diezmar Schweisgut, este mi¨¦rcoles en una rueda de prensa.
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