El camino a la izquierda
La irrupci¨®n de Bernie Sanders ha agitado las aguas del Partido Dem¨®crata al final de la ¡®era Obama¡¯. ?Est¨¢ preparado el pa¨ªs para alojar a un socialdem¨®crata en la Casa Blanca?
Para la izquierda estadounidense, esta parece la mejor y la peor de las ¨¦pocas. Nunca antes, en la historia del pa¨ªs, un socialista declarado como el senador Bernie Sanders hab¨ªa tenido aut¨¦nticas posibilidades de ser el candidato presidencial de uno de los grandes partidos. Hace un siglo, el Partido Socialista de Am¨¦rica contaba con m¨¢s de 100.000 miembros y ten¨ªa gran influencia en el movimiento obrero. Pero nadie con las ideas de Sanders present¨® jam¨¢s una candidatura con posibilidades de alcanzar la Casa Blanca.
Los j¨®venes, sobre todo, est¨¢n siguiendo al senador de 74 a?os de Vermont (aunque nacido en Brooklyn, Nueva York) que ataca a los ¡°millonarios de Wall Street¡± con tono crudo y sincero. Tambi¨¦n aplauden sus promesas en caso de ser elegido: hacer que la universidad sea gratuita, crear un sistema sanitario financiado por el Estado que cubra a todos los ciudadanos y eliminar la influencia del dinero en la pol¨ªtica. Desde la gran recesi¨®n de 2008-2009, las desigualdades econ¨®micas son una cuesti¨®n fundamental para los votantes dem¨®cratas, y las denuncias de Sanders son m¨¢s apasionadas y cre¨ªbles que las de Hillary Clinton, que ha recibido millones de d¨®lares como conferenciante en el mundo empresarial, y hasta hace unos meses ten¨ªa pr¨¢cticamente ganadas las primarias dem¨®cratas.
Ahora bien, la creciente popularidad de Sanders es tambi¨¦n reflejo de la profunda decepci¨®n de la izquierda tras el mandato de Barack Obama. Cuando tom¨® posesi¨®n el primer presidente negro en 2009, tanto liberales como radicales esperaban ¡ªy en muchos casos, preve¨ªan¡ª que iba a poner en marcha una oleada de reformas similares al New Deal de Franklin D. Roosevelt en los a?os treinta y la Gran Sociedad de Lyndon B. Johnson a mediados de los sesenta.
Pero la reforma sanitaria, el logro legislativo m¨¢s importante de Obama, no ha conseguido un respaldo mayoritario de la poblaci¨®n. Y desde que los republicanos obtuvieron el control de la C¨¢mara de Representantes en 2010, el presidente ha tenido que recurrir a los decretos ¡ªque tienen un alcance limitado y pueden ser revocados en los tribunales¡ª para alcanzar gran parte de sus objetivos.
La creciente popularidad de Sanders es tambi¨¦n reflejo de la profunda decepci¨®n tras el mandato de Obama
Mientras tanto, los republicanos se han hecho con el poder en la mayor¨ªa de los estados, en parte a base de atemorizar a los ciudadanos blancos de ingresos modestos con la idea de que el presidente les va a quitar las armas y va a amnistiar a los inmigrantes ilegales. La ausencia casi total de sindicatos en el sector privado ha dejado a los trabajadores blancos de izquierdas sin una instituci¨®n que los movilice para luchar por sus intereses.
Obama lleg¨® a la Casa Blanca con la promesa de ¡°restablecer la confianza esencial entre un pueblo y su gobierno¡± y subrayando que ¡°el pa¨ªs no puede prosperar durante mucho tiempo si solo favorece a los pr¨®speros¡±. Sin embargo, dentro de un a?o volver¨¢ a la vida privada con el pesar de que la mayor¨ªa de los estadounidenses, de todas las ideolog¨ªas y que no est¨¢n de acuerdo en nada m¨¢s, creen que no se puede confiar que el Gobierno satisfaga sus necesidades.
Aun as¨ª, los estadounidenses de izquierdas han tenido algunas victorias significativas con ayuda de Obama, y deber¨ªan celebrarlas. El matrimonio homosexual es ya ley, cuando hace menos de 10 a?os fue prohibido en un estado tras otro. Los fondos de inversi¨®n est¨¢n sometidas en la actualidad a unas normas pensadas para intentar impedir que vuelvan a sumir en el caos al sistema financiero. A finales del a?o pasado, EE?UU encabez¨® en Par¨ªs las negociaciones que hicieron posible un prometedor acuerdo para combatir el cambio clim¨¢tico.
La frustraci¨®n con la lentitud de las reformas ha contribuido a inspirar nuevos movimientos sociales en la izquierda, desde BlackLivesMatter hasta las campa?as estudiantiles para que las universidades se desvinculen de empresas que fabrican combustibles f¨®siles. Los empleados en McDonalds y otras cadenas de comida r¨¢pida que han hecho huelgas de un d¨ªa para conseguir un salario m¨ªnimo de 15 d¨®lares la hora (el doble del actual) han demostrado que si los trabajadores quieren pueden conseguir mejoras, incluso cuando los sindicatos son, en su mayor parte, d¨¦biles. Aunque las c¨¢maras de los estados controlados por los republicanos han aprobado leyes que restringen el aborto, en todo el pa¨ªs las mujeres universitarias llevan en sus mochilas y sus ordenadores port¨¢tiles pegatinas que dicen ¡°Por supuesto que soy feminista¡±.
Estos ejemplos indican que la cultura estadounidense se inclina m¨¢s hacia ideas nacidas en la izquierda que las que tratan de promover los conservadores. Este no es un fen¨®meno nuevo. Siempre ha habido izquierdistas de diversas tendencias que han exigido que los derechos individuales y las oportunidades fueran promesas que todos pudieran alcanzar, independientemente de su raza, su sexo o cualquier otro rasgo identitario. Fue el empe?o en hacer realidad esa meta lo que impuls¨® los movimientos para abolir la esclavitud, obtener el voto para las mujeres, los derechos civiles y de voto para los afroamericanos y el derecho a casarse y adoptar para los homosexuales. Y son ellos quienes han defendido, adem¨¢s, la idea progresista de que hombres y mujeres deben tener libertad para buscar la felicidad sin tener en cuenta las jerarqu¨ªas ni los prejuicios heredados.
Pero siempre ha sido m¨¢s dif¨ªcil construir el tipo de sociedad que quiere Bernie Sanders, llevar a Estados Unidos del culto a la libertad individual a un lugar en el que los ciudadanos puedan adoptar el evangelio de la solidaridad propuesto por los partidos socialdem¨®cratas, en otro tiempo tan poderosos, de Europa. Que millones de estadounidenses aplaudan ahora el intento de Sanders de emular a esas formaciones es quiz¨¢ el elemento m¨¢s llamativo en unas elecciones que han desafiado las predicciones de los bien remunerados expertos del pa¨ªs.
Michael Kazin, profesor de historia en la Universidad de Georgetown, es autor de American Dreamers: How the Left Changed a Nation, y codirector de la revista Dissent (www.dissentmagazine.org).
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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