¡°Cay¨® Ben Ali, pero el sistema corrupto que cre¨® contin¨²a vigente¡±
La frustraci¨®n de los j¨®venes vuelve a las calles de T¨²nez cinco a?os despu¨¦s de la revuelta
Una calma tensa preside la asamblea de los m¨¢s de 200 j¨®venes parados que desde el pasado martes ocupan un edificio anexo de la sede del gobierno de la provincia de Kasserine, situado en el centro de T¨²nez. Cuatro de ellos, tumbados y con gesto so?oliento, est¨¢n en huelga de hambre. En las escaleras que llevan al despacho del gobernador, se encuentran apostados, metralleta en mano, media docena de soldados. A tan solo unos metros, a los pies de un poste el¨¦ctrico, los adoquines a¨²n est¨¢n te?idos por la sangre de Ridha Yahyaoui. Su muerte hace una semana, accidental o buscada, desencaden¨® una explosi¨®n de c¨®lera en la ciudad que se ha ido propagando por toda la geograf¨ªa tunecina. Hartos de promesas incumplidas, miles de muchachos en paro han salido a las calles reclamando al Gobierno trabajo. Despu¨¦s de que algunas movilizaciones desembocaran en violentos enfrentamientos con la polic¨ªa, con un balance de un agente muerto y m¨¢s de 250 manifestantes heridos, las autoridades decretaron el viernes el toque de queda entre las 20.00 y las 5.00 de la madrugada.
De tradici¨®n rebelde, la regi¨®n de Kasserine fue la que pag¨® un mayor precio por la revoluci¨®n del 2011, con m¨¢s de 50 v¨ªctimas mortales. Sin embargo, los m¨¢rtires a¨²n no gozan de un reconocimiento p¨²blico en forma de memorial. Seg¨²n denuncia el diario Nawaat, el Gobierno central y algunos donantes internacionales se comprometieron a desembolsar cerca de 200.000 euros para renovar la plaza central, que deber¨ªa ser coronada por un monumento. Sin embargo, el ¡°jard¨ªn de los m¨¢rtires¡± no es m¨¢s que un descampado con restos de basura, vallas dobladas, y monta?as de arena.
¡°Ninguno de los proyectos de desarrollo que nos prometieron durante los ¨²ltimos cinco a?os se ha llevado a cabo. Esta regi¨®n contin¨²a a la cola del desarrollo del pa¨ªs. Tan solo recibimos un 0,16% de las inversiones p¨²blicas¡±, se queja Suad Tlili, responsable del Foro Tunecino para los Derechos Econ¨®micos y Sociales. ¡°Desde la independencia, los l¨ªderes pol¨ªticos, la mayor¨ªa originarios de la zona costera, no han invertido en el centro del pa¨ªs¡±, agrega.
En la sede del gobierno, un grupo de j¨®venes se arremolina alrededor de un corresponsal extranjero reci¨¦n llegado. Sus historias son muy parecidas. Al iniciar la conversaci¨®n, sacan de sus bolsillos una hoja de papel arrugada que conservan como un tesoro. ¡°Hace m¨¢s de dos a?os que consegu¨ª trabajo en el gobierno. Mira la fecha! Sin embargo, a¨²n no me lo han dado. Ahora se hace los suecos¡±, grita en un correcto italiano Abai Badredin, un muchacho de ojos saltones y gruesas cejas. A su lado, Akry, una mujer de 35 a?os ataviada con el hiyab, espera desde hace 14 un empleo en el ministerio de Sanidad. Tambi¨¦n ella cuenta con su hoja sellada.
Al difunto Yahyaoui, considerado aqu¨ª un m¨¢rtir, las autoridades tambi¨¦n le hab¨ªan prometido un puesto de trabajo de forma inminente. ¡°Su nombre y los de otros cuatro chicos desaparecieron de las listas de empleados en favor de otros enchufados¡±, comenta indignado Badredin, que vio c¨®mo mor¨ªa electrocutado en la primera protestas. La frustraci¨®n de largos a?os en paro se transforma en ira al comprobar que los pocos empleos disponibles se distribuyen a trav¨¦s del nepotismo. ¡°La administraci¨®n del Gobierno act¨²a como una mafia. Cuando hay una vacante colocan a sus familiares. Cay¨® Ben Al¨ª, pero el sistema corrupto que cre¨® contin¨²a vigente¡±, espeta.
En un mensaje televisado a la naci¨®n, el presidente Beji Ca?t Essebsi, pidi¨® el viernes paciencia a la ciudadan¨ªa y no present¨® ninguna nueva propuesta. Con un d¨¦ficit de un 5% del PIB y un crecimiento an¨¦mico del 1% en 2015, su margen de maniobra es limitado, sobre todo si pretende cumplir los dictados de austeridad del FMI. ¡°A diferencia del 2011, no pedimos la ca¨ªda del Gobierno. Solo queremos trabajos¡±, insiste Shauki Khadran, un f¨ªsico en paro, mientras sostiene un cartel que reza ¡°¡°La llave de la libertad = el trabajo¡±. Los concentrados aseguran que mantendr¨¢n su protesta pac¨ªfica hasta que el Gobierno garantice empleo a buena parte de ellos. Sin embargo, el futuro de esta ola de movilizaciones ya no se decidir¨¢ solo en la asamblea de Kasserine, y la ¨²ltima noche la tensi¨®n s¨ª se dispar¨® en otras localidades. En total, la polic¨ªa arrest¨® a 123 personas por violaciones del toque de queda.
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