Kafka es brasile?o
Los incriminados y condenados pretenden darle la vuelta a la tortilla
En Brasil est¨¢ en curso una dura batalla dentro del proceso de Lava Jato, entre la justicia que est¨¢ colocando en el banquillo de los acusados de corrupci¨®n a pol¨ªticos y empresarios de enjundia y el poder que esos personajes tuvieron y siguen teniendo.
Los incriminados y condenados pretenden darle la vuelta a la tortilla convirtiendo a los jueces en acusados por haber osado tanto.
En esa batalla, la sociedad sigue hoy al lado de los jueces, ya que la mayor¨ªa de los brasile?os coloca, por primera vez, el tema de la corrupci¨®n a la cabeza de sus preocupaciones.
?Y ma?ana? ?Conseguir¨¢ la justicia hacer entender a la gente de a pie que no deben existir dos pesos y dos medidas a la hora de juzgar y condenar? ?O el poder acabar¨¢ convenci¨¦ndola que los jueces y promotores est¨¢n abusando de sus prerrogativas a las que hay que ponerle cortapisas legales?
?No ser¨ªa mejor, dicen abogados y pol¨ªticos, que, por ejemplo, esos grandes empresarios, acusados de haber secuestrado millones de las arcas p¨²blicas, vuelvan a estar libres ¡°para seguir creando empleo¡±? ?No ser¨ªa mejor que los periodistas en vez de ayudar a la justicia en sus investigaciones y divulgaci¨®n de la corrupci¨®n, se dediquen a cosas m¨¢s amenas y divertidas, que levanten el ¨¢nimo y la alegr¨ªa de la gente?
Ello me ha llevado a recordar el cuento El artista del hambre del escritor jud¨ªo, Kafka, el fustigador del poder de la burocracia.
?Qu¨¦ quiso indicar Kafka con la historia del ayunador del circo y con el simbolismo de la jaula en la que le substituy¨® una ¡°bella y poderosa pantera¡± para alegr¨ªa del gran p¨²blico?
Si es dif¨ªcil siempre agotar las intenciones de los escritores que han dejado huella en la literatura mundial, m¨¢s a¨²n lo es con Kafka, que dio origen al t¨¦rmino ¡°kafkiano¡± para definir las situaciones incre¨ªbles del poder y de la burocracia.
En general, los artistas suelen decir que los otros encuentran en sus obras significados que ellos no hab¨ªan pensado. Me ocurri¨® presenciarlo una vez con el cineasta y maestro de cineastas Federico Fellini. Comentando un periodista en Roma su film Y la nave va, el cineasta abri¨® sus ojos brillantes de adolescente travieso y exclam¨®: ¡°!Qu¨¦ maravilla! ?Todo eso est¨¢ en mi pel¨ªcula? Nunca lo hubiese imaginado¡±.
Y sin embargo, esa es la fuerza del arte y de la literatura con may¨²scula.
El personaje que Kafka escogi¨® para su enigm¨¢tico cuento, parece banal. Se trata adem¨¢s de un personaje que, en su tiempo, como ¨¦l declara, ya hab¨ªa perdido inter¨¦s en el gran p¨²blico.
Los ayunadores dejaban de comer durante 40 d¨ªas y 40 noches, encerrados en una jaula como espect¨¢culo visible para grandes y peque?os. ?Por qu¨¦ quiso el escritor desempolvar a los ayunadores?
Kafka no se limita a contar la historia de un simple ayunador sino que introduce en ¨¦l, algunos elementos, que es dif¨ªcil, conociendo la relaci¨®n cr¨ªtica del autor con el poder, no interpretar tambi¨¦n en clave pol¨ªtica y social.
El ayunador del cuento de Kafka no constituye un simple entretenimiento usado en el pasado para divertir al p¨²blico, ya que posee una caracter¨ªstica curiosa: le gustaba ayunar. No com¨ªa, pero tampoco sent¨ªa hambre: ¡°S¨®lo ¨¦l sab¨ªa, s¨®lo ¨¦l y ning¨²n otro, qu¨¦ f¨¢cil cosa era el ayuno. La cosa m¨¢s f¨¢cil del mundo¡±.
?Podr¨ªa ser la figura del ayunador que no ten¨ªa hambre una par¨¢bola de qui¨¦n prefiere la austeridad de vida al despilfarro? ?No podr¨ªa ser una contra-met¨¢fora del corrupto que lo que desea es amontonar, devorar lo que no es suyo?
Cuando la gente se cansa del ayunador los due?os del circo lo sacan de la jaula ?A qui¨¦n coloca Kafka en su lugar?: a una bella y fuerte pantera negra cuya vista ofrec¨ªa placer a los visitantes ya que la ¡°hermosa pieza se revolcaba y daba saltos¡±. Y a?ade Kafka ir¨®nico: ¡°Nada le faltaba. Ni siquiera parec¨ªa a?orar la libertad¡±.
La gente, olvidada del ayunador que no sent¨ªa ansias de comer ni poseer y no por ello era infeliz, prefiri¨® el espect¨¢culo de la pantera poderosa que ni se da cuenta que est¨¢ encerrada en una jaula sin libertad.
El miedo de hoy, en Brasil, es que la opini¨®n p¨²blica que en esa lucha de la justicia contra los corruptos que no demuestran miedo ni a la c¨¢rcel, y el forcejeo del poder para que salgan ilesos, pueda desencantarse de los honestos que no encuentran gusto en robar y enriquecerse.
La aparente belleza de la pantera satisfecha, aunque enjaulada, que podr¨ªa simbolizar al poder sin escr¨²pulos, puede acabar atrayendo la atenci¨®n de quienes, en una especie de s¨ªndrome de Estocolmo, prefieren seguir votando al poderoso corrupto que al simplemente honrado.
El fallecido novelista brasile?o Jo?o Ubaldo alert¨® en uno de sus art¨ªculos acerca de la dificultad de los brasile?os de manifestarse contra la corrupci¨®n. Con su iron¨ªa sin amargura, el novelista escribi¨® que el sue?o de muchos era ¡°tener un pol¨ªtico corrupto en familia¡±, que le resolviera todos los problemas.
La s¨¢tira de Kafka y la iron¨ªa de Ubaldo son dos elementos para tener en cuenta a la hora de que los ciudadanos acudan a las urnas, donde acaban perpetr¨¢ndose, muchas veces, resultados verdaderamente kafkianos.
En Brasil y m¨¢s all¨¢.
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