Obama promete 450 millones para apoyar la paz en Colombia en 2017

El Gobierno de Estados Unidos seguir¨¢ apoyando econ¨®micamente a Colombia en el desarrollo del posconflicto. El presidente Barack Obama anunci¨® este jueves, en una ceremonia en la Casa Blanca junto con Juan Manuel Santos, su decisi¨®n de incrementar la ayuda anual que desde hace tres lustros Washington da a Bogot¨¢ en el marco del Plan Colombia. Seg¨²n explic¨®, presentar¨¢ un paquete inicial de 450 millones de d¨®lares (m¨¢s de 400 millones de euros), que deber¨¢ ir incluido en el presupuesto de 2017 que tiene que entregar la semana que viene al Congreso. El compromiso monetario deber¨ªa ser a largo plazo, pero su continuaci¨®n depender¨¢ del pr¨®ximo inquilino de la Casa Blanca.

"Un pa¨ªs que estuvo al borde del colapso est¨¢ ahora al borde de la paz" y Estados Unidos quiere seguir siendo socio de Colombia en este nuevo tiempo de paz, dijo Obama, que revel¨® que el nuevo paquete de ayuda se llamar¨¢ "Paz Colombia".

Santos por su parte sostuvo que el Plan Colombia del que este jueves se celebr¨® su 15 aniversario fue un ¡°aporte fundamental¡± para poder llegar a la inminente firma de un acuerdo de paz con las FARCen Cuba, pa¨ªs al que ¡ªigual que Obama¡ª agradeci¨® su ayuda. Unas ¡°gracias¡± que extendi¨® sobre todo a su anfitri¨®n y aliado en nombre de todo su pa¨ªs.

El dinero ir¨¢ destinado a asuntos de seguridad, reparaci¨®n de la v¨ªctimas y consolidaci¨®n de los sistemas de justicia

¡°En nombre de millones de colombianos que est¨¢n aprendiendo a vivir sin miedo, gracias. Pero, sobre todo, en nombre de las nuevas generaciones a lo largo y ancho de nuestro territorio; de esos ni?os y ni?as que hoy pueden ver el futuro con m¨¢s confianza, gracias, muchas gracias¡±, dijo.

El anuncio del programa ¡°Paz Colombia¡± fue realizado en una ceremonia en la Sala Este de la Casa Blanca ante m¨¢s de 200 invitados. Asistieron altos funcionarios colombianos y estadounidenses de todos los gobiernos implicados en el Plan Colombia, aunque de los expresidentes invitados solo acudi¨® Andr¨¦s Pastrana. Tambi¨¦n asistieron los directivos de los principales centros de pensamiento estadounidenses con programas en Am¨¦rica Latina y de ONG como Jos¨¦ Miguel Vivanco, de Human Rights Watch (HRW). Entre los asistentes destacaban asimismo figuras como Ingrid Betancourt, la excandidata presidencial colombiana que estuvo presa de las FARC durante m¨¢s de seis a?os, o estrellas como el piloto de NASCAR Juan Pablo Montoya y el actor colombiano-puertorrique?o John Leguizamo.

Del dinero que Obama solicitar¨¢ al Congreso, 390 millones de d¨®lares estar¨¢n registrados como ¡°asistencia extranjera bilateral¡±. El resto, hasta completar algo m¨¢s de 450 millones, tendr¨¢ como destino ¡°programas en curso que contribuir¨ªan con los objetivos de Paz Colombia¡±, dijo la Casa Blanca.? ¡°Paz Colombia¡± distribuir¨¢ los fondos bas¨¢ndose en tres ¡°pilares¡±. Por un lado, el dinero ayudar¨¢ a la ¡°consolidaci¨®n y expansi¨®n¡± de los avances en seguridad y lucha antidrogas, as¨ª como la ¡°reintegraci¨®n de las FARC a la sociedad¡±. Tambi¨¦n se buscar¨¢ expandir la presencia del Estado y las instituciones, sobre todo en zonas previas de conflicto y, finalmente, se promover¨¢n la ¡°justicia y otros servicios esenciales para las v¨ªctimas del conflicto¡±.

Adem¨¢s, Estados Unidos se unir¨¢ a Noruega para lanzar una Iniciativa Global de Desactivaci¨®n de Minas. El objetivo es que Colombia pueda cumplir su compromiso de estar libre de minas para 2021. El monto previsto por Washington en este proyecto es de 33 millones de d¨®lares.

Ni la decisi¨®n de aumentar los fondos es una sorpresa, ni el monto es extraordinario. De hecho, no hay una diferencia tan abismal con los 310 millones aprobados ya para este a?o. Se trata, sobre todo, de un gesto. De demostrar con la cartera y no solo con palabras el respaldo de Estados Unidos a su gran aliado en la regi¨®n en un momento clave para el futuro de Colombia.

Apenas quedan 50 d¨ªas para que se cumpla la fecha l¨ªmite que el Gobierno y las FARC se dieron en septiembre para alcanzar un acuerdo final despu¨¦s de tres a?os de negociaciones en La Habana. El 23 de marzo podr¨ªa suponer el fin de una guerra de m¨¢s de 50 a?os, que ha dejado casi ocho millones de v¨ªctimas. No obstante, a¨²n queda por concretar las zonas de concentraci¨®n de los guerrilleros y las condiciones de la dejaci¨®n de armas de estos. De hecho, Santos ya abri¨® la puerta el mi¨¦rcoles a que la fecha de la firma se pudiese extender, sin que esta peligrase. Las autoridades colombianas est¨¢n trabajando en ver c¨®mo explicar¨ªan a la sociedad una extensi¨®n de la negociaci¨®n sin que esto suponga un coste pol¨ªtico. El apoyo p¨²blico al proceso se ha ido erosionando con el paso del tiempo.

La visita a Washington le ha servido a Santos para recabar tambi¨¦n apoyo pol¨ªtico, tanto o m¨¢s necesario que el econ¨®mico. Pese a que desde el inicio Estados Unidos ha respaldado la iniciativa, la prolongaci¨®n de las negociaciones y el reciente acuerdo de justicia han suscitado ciertos recelos que el presidente colombiano quiere aplacar. Las cr¨ªticas de la organizaci¨®n Human Rights Watch (HRW), de gran calado entre los dem¨®cratas, no sentaron nada bien al Gobierno de Santos.

En los dos d¨ªas de visita que lleva ¡ªque completar¨¢ este viernes con m¨¢s encuentros de alto nivel regional y local¡ª Santos no ha perdido ni un minuto. Ha celebrado varias reuniones con congresistas y senadores de ambos partidos que le han permitido explicarles personalmente el acuerdo de paz que busca con las FARC. Sobre todo entre los republicanos hay grandes reticencias ante este pacto. Les incomoda especialmente la idea de que un jefe guerrillero, Sim¨®n Trinidad, encarcelado en Estados Unidos pueda salir libre, como reclama la guerrilla para llegar a un acuerdo final. Tambi¨¦n genera rechazo la idea de sacar a las FARC de la lista terrorista norteamericana.

Las reuniones en Washington han sido una oportunidad, como se?al¨® Santos tras su primera ronda de encuentros del mi¨¦rcoles, para ¡°aclarar muchas dudas y mucha informaci¨®n equivocada sobre lo que se ha negociado en el proceso de paz¡±. Santos tambi¨¦n hizo esta labor de aclaraci¨®n con empresarios y hasta con representantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos, de las que quiso saber qu¨¦ temas del proceso de paz m¨¢s les preocupaba, seg¨²n explic¨® a este diario uno de los participantes, que habl¨® bajo condici¨®n de anonimato.

Tras el fracaso del proceso de paz en El Cagu¨¢n, a finales de 1998, Colombia ten¨ªa todos los ingredientes para convertirse en un Estado fallido. El cartel de Cali a¨²n segu¨ªa en pie y las FARC gozaban de su mayor apogeo con casi 25.000 miembros. Cerca de 3.000 personas eran secuestradas al a?o y la tasa de homicidios era una de las m¨¢s altas del mundo.

Aunque el Plan Colombia cambi¨® la estrategia de la guerra contra las FARC y permiti¨® debilitar considerablemente a la guerrilla, los resultados en la lucha contra el narcotr¨¢fico son cuestionables. Los cultivos de coca y la producci¨®n potencial de coca¨ªna aumentaron en 2014 y pasaron de 48.000 a 69.000 hect¨¢reas, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). En materia de defensa de los derechos humanos, las dudas son tambi¨¦n may¨²sculas. Los ¡®falsos positivos¡¯, la participaci¨®n de militares en el asesinato de civiles haci¨¦ndolos pasar por guerrilleros, es el caso m¨¢s ilustrativo.