Monterrey, ¨²ltimo cap¨ªtulo de una historia de horror
Las c¨¢rceles sufren problemas de hacinamiento, corrupci¨®n y atenci¨®n m¨¦dica, entre otros
El mot¨ªn en el penal de Monterrey es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de violencia en las c¨¢rceles del pa¨ªs. En los ¨²ltimos a?os, centros de toda la rep¨²blica han sido escenario de peleas y disputas que algunas veces han terminado con v¨ªctimas mortales. La de Topo Chico es sin embargo la mayor masacre carcelaria de la historia de M¨¦xico.
En el c¨¢rcel de Apodaca, tambi¨¦n en Nuevo Le¨®n, 44 reos murieron durante una reyerta en 2012 y 30 aprovecharon para fugarse, entre ellos dos l¨ªderes del cartel de Los Zetas.
En julio de 2011, 17 presos murieron en el Centro de Reinserci¨®n Social de Ciudad Ju¨¢rez. El motivo nunca se aclar¨®, aunque las autoridades apuntaron primero a un ajuste de cuentas entre bandas rivales, y luego a un intento de fuga, sofocado a tiempo.
Meses m¨¢s tarde, en diciembre de 2012, un grupo de presos del ¨¢rea de alta peligrosidad se amotinaron en el penal de G¨®mez Palacios en Durango, al norte del pa¨ªs. Nueve guardias murieron despu¨¦s de ser torturados. Al menos 14 reos perdieron igualmente la vida. D¨ªas despu¨¦s del mot¨ªn trascendi¨® que los reos dispon¨ªan de llaves de todo el penal antes de hacerse con el control. Tambi¨¦n en 2012, 31 reos perdieron la vida tras una pelea en el penal de Altamira, en Tamaulipas, en la frontera este de M¨¦xico con Estados Unidos.
En abril de 2013, internos del penal de La Pila, en el estado de San Luis Potos¨ª, al norte de la capital, protagonizaron un enfrentamiento que acab¨® de 13 de ellos. Los medios locales publicaron entonces que se trat¨® de una caza de zetas, reos que supuestamente simpatizaban con este grupo delictivo. En este caso apareci¨® incluso un video en que pod¨ªa observarse parte de la reyerta.
En septiembre de 2008, 22 presos murieron en la penitenciaria La Mesa, en Tijuana, en la frontera n Estados Unidos.
La situaci¨®n de los centros penales en M¨¦xico no es ideal ni mucho menos, menos la de sus internos. El a?o pasado, el relator especial de Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos sobre los derechos de las personas privadas de libertad, James Cavallaro, elabor¨® un cat¨¢logo de las fallas del sistema penal mexicano. Cavallaro se?al¨® que las c¨¢rceles sufr¨ªan problemas de hacinamiento, corrupci¨®n, atenci¨®n m¨¦dica insuficiente o falta de oportunidades de reinserci¨®n. En su visita al pa¨ªs, entre el 22 y el 24 de septiembre del a?o pasado, visit¨® varios centros y constat¨® por ejemplo que el reclusorio Oriente, en la Ciudad de M¨¦xico, con capacidad para 5.604 internos, alojaba en aquel momento a 12.883, es decir, una sobrepoblaci¨®n de m¨¢s del 100%. El relator visit¨® otro penal de la capital, el centro femenino de Santa Martha Acatitla. All¨ª pudo hablar con una mujer que llevaba recluida tres meses en una celda de castigo.
Tambi¨¦n por entonces, la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos divulg¨® su informe sobre la situaci¨®n carcelaria en el pa¨ªs. La visitadora general de la entidad, Ruth Villanueva, inform¨® de que M¨¦xico tiene una sobrepoblaci¨®n carcelaria del 25%, situaci¨®n que apenas ha cambiado en los ¨²ltimos diez a?os. De los 388 centros penitenciarios que hay en M¨¦xico, 28 presentaban una sobrepoblaci¨®n de m¨¢s del 40%, y 20 m¨¢s del 20%. Villanueva inform¨® adem¨¢s de que la cuarta parte de los 254.000 prisioneros carece de un espacio ¨®ptimo para vivir y que al menos 76 centros viven bajo un r¨¦gimen de autogobierno, es decir, que son los propios presos quienes se administran.
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