¡°La izquierda es culpable del auge del populismo¡±
Icono feminista, la escritora Alice Schwarzer reflexiona sobre el islamismo y los refugiados
Es dif¨ªcil imaginar un lugar m¨¢s apropiado para celebrar esta entrevista. Alice Schwarzer (Wuppertal, 1942), hist¨®rica figura del feminismo alem¨¢n, recibe a El PA?S en la torre medieval destruida durante la II Guerra Mundial a la que en 1994 traslad¨® su inmenso archivo sobre mujeres. A?os despu¨¦s llevar¨ªa tambi¨¦n a esta construcci¨®n a orillas del Rin la redacci¨®n de Emma, la revista que fund¨® hace cuatro d¨¦cadas y que a¨²n hoy dirige. La torre reconvertida en s¨ªmbolo del poder femenino est¨¢ a solo dos kil¨®metros de la estaci¨®n central de Colonia, el lugar en el que la pasada Nochevieja una multitud de mujeres ¡ªel n¨²mero de denuncias ya ha superado las 1.000¡ª fueron agredidas por un millar de hombres, la inmensa mayor¨ªa ¨¢rabes o norteafricanos.
Los sucesos de Colonia conmocionaron a toda Alemania y sirvieron para que Schwarzer levantara la voz, una vez m¨¢s, contra la pasividad ante el islamismo. Los postulados que esta escritora y periodista defiende con ardor desde hace d¨¦cadas ¡ªcomo la lucha contra la pornograf¨ªa y la prostituci¨®n¡ª la han enfrentado con nuevas generaciones de feministas y amplios sectores de la izquierda. ¡°No quiero ser tu heredera¡±, le espet¨® Anne Wizorek, representante de los nuevos vientos feministas, en un tenso encuentro organizado por la revista Der Spiegel. Pero estas refriegas no parecen afectar demasiado a Schwarzer. Lo que a ella de verdad le interesa es propagar su mensaje.
Pregunta. Usted denuncia una ¡°falsa tolerancia¡± hacia el islamismo. Ahora, tras las agresiones de Nochevieja, acusa a pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n de haber puesto en cuesti¨®n la democracia y el Estado de derecho.
Respuesta. La plaza m¨¢s c¨¦ntrica de Colonia se convirti¨® en un lugar sin ley. Frente a los polic¨ªas, incapaces de ayudar, cientos de mujeres sufrieron agresiones sexuales. Algunas fueron incluso violadas. No creo que fuera una casualidad, sino una acci¨®n concertada. La mayor parte de ese millar de hombres fueron convocados por agitadores. Y estos tienen que ser islamistas. No hay otra conexi¨®n posible.
Algunos le restaban importancia con el argumento de que aqu¨ª tambi¨¦n hay violaciones. Por supuesto que s¨ª, ?pero nunca en mi vida hab¨ªa visto algo as¨ª! Alice Schwarzer
P.?Las autoridades no se ponen de acuerdo. El ministro de Justicia habl¨® de alg¨²n tipo de organizaci¨®n, pero la polic¨ªa de Colonia dijo que no hay pruebas.
R.?S¨ª, la polic¨ªa de esta ciudad nos sorprende una vez m¨¢s. Hoy sabemos que la mayor¨ªa de los que estaban esa noche no eran de Colonia. Y algunos ven¨ªan de B¨¦lgica y del norte de Francia, donde hay una comunidad islamista importante. No vinieron a celebrar el nuevo a?o, sino a humillar colectivamente a las mujeres y a los hombres, que no pudieron protegerlas. Tras los ¨²ltimos atentados, los islamistas usan un arma tradicional en las guerras: la violencia sexual.
P.?No se han encontrado pruebas de esa conexi¨®n islamista.
R.?La polic¨ªa declar¨® al principio que fue una noche tranquila. Despu¨¦s se vieron obligados a admitir lo que hab¨ªa pasado. Y al final dijeron que hab¨ªa refugiados entre los atacantes. Para m¨ª lo relevante no es si eran o no refugiados. En Alemania tenemos un par de centenares de islamistas, muchos nacidos aqu¨ª. Hace 30 a?os que miramos hacia otro lado. Esa es la clave. Con estas agresiones, quisieron hacer temblar la cultura de la bienvenida. Y forzar a Alemania y a toda Europa a mostrar una cara cada vez menos amigable.
P.?Las versiones edulcoradas iniciales de la polic¨ªa se han convertido en un regalo para los movimientos populistas, que ven sus tesis confirmadas. ?Teme una creciente polarizaci¨®n de la sociedad alemana?
R.?S¨ª. Hasta ahora, por nuestra historia, hab¨ªamos tenido un peque?o porcentaje de radicales de derechas. Fen¨®menos como Pegida o el partido AfD son nuevos. Pero los responsables del creciente malestar son la izquierda y los partidos establecidos, que han restado importancia al islamismo. La gente ve que algo no funciona.
P.?Parte de la izquierda y del movimiento feminista la acusan de racismo por lanzar una acusaci¨®n gen¨¦rica contra los musulmanes.
R.?Es grotesco. Intentan amedrentar para no hablar de los problemas. Durante el nacionalsocialismo se odiaba al extranjero, ahora se le ama. Para m¨ª, esas dos actitudes son las dos caras de la misma moneda.
P.?Pero crece la desconfianza hacia el islam, no solo hacia los fundamentalistas.
R.?En 1977 escrib¨ª el primer art¨ªculo en la prensa alemana contra la mutilaci¨®n genital. Entonces recib¨ª las mismas cr¨ªticas: qu¨¦ sab¨ªa una feminista blanca elitista como yo de otras tradiciones. Tuvieron que pasar 25 a?os para llegar al consenso de que aquello era un crimen. Mis cr¨ªticas no van contra la religi¨®n, sino contra un uso pol¨ªtico del islam. Y la Nochevieja de Colonia ha funcionado como un catalizador. Algunos le restaban importancia con el argumento de que aqu¨ª tambi¨¦n hay violaciones. Por supuesto que s¨ª, ?pero nunca en mi vida hab¨ªa visto algo as¨ª! De ah¨ª viene el ¨¦xito de los populistas de derechas. Es la primera vez que percibo un peligro real de racismo en Alemania.
En Alemania tenemos un par de centenares de islamistas, muchos nacidos aqu¨ª. Hace 30 a?os que miramos hacia otro lado Alice Schwarzer
P.?L¨ªderes conservadores se erigen ahora en defensores de los derechos de las mujeres. ?No ve una instrumentalizaci¨®n de los cr¨ªmenes reales o supuestos de los extranjeros para atacar la pol¨ªtica de refugiados de Angela Merkel?
R.?Puede que s¨ª, pero hace tiempo que no me interesan los motivos de la gente. Tras a?os neg¨¢ndose a hacerlo, el ministro de Justicia, socialdem¨®crata, quiere ahora endurecer las leyes sobre violaci¨®n. Es una buena noticia.
P.?Tras los sucesos de Colonia, un pol¨ªtico de la CSU dijo: ¡°Colonia cambia todo¡±. ?Lo suscribe?
R.?Hemos visto algo que cre¨ªamos que no pod¨ªa pasar en nuestras ciudades. No creo que todo cambie, pero estos sucesos s¨ª han hecho desaparecer una cierta inocencia. Pese a todo, estoy a favor de la pol¨ªtica de refugiados de Merkel. Estoy orgullosa de que se haya comportado de forma tan generosa, y creo que es bueno para Alemania.
P.??Estamos ante el fin de la famosa cultura de la bienvenida?
R.?Apoyo la llamada willkommenskultur, pese a que ese concepto tenga algo de naif. Hay que reconocer que van a llegar problemas y aplaudir al mismo tiempo a los voluntarios que ayudan. Se pueden decir las dos cosas, pero no ser ingenuos.
P.??Ha fracasado la integraci¨®n en Alemania?
R.?A medias. Hay muchos turcos totalmente integrados. Pero tambi¨¦n hay barriadas donde casi no se habla alem¨¢n. Tenemos que integrar tambi¨¦n a los que llevan a?os aqu¨ª. Ir a esos lugares, mostrar nuestros valores, dar oportunidades reales y decirle a la gente que no se deje llevar por los islamistas, aut¨¦nticos flautistas de Hamel¨ªn.
P.?Usted cree que el mayor error de Merkel ha sido subestimar ¡°de forma cr¨®nica¡± los peligros de la politizaci¨®n del islam.
R.?Toda la clase pol¨ªtica alemana ha cometido este error, no solo la canciller. ?C¨®mo puede ser que un par de centenares de j¨®venes nacidos entre nosotros vayan a la guerra de Siria, a la yihad? ?Han ca¨ªdo del cielo? Han debido pasar muchas cosas estos a?os que expliquen ese radicalismo.
P.??C¨®mo interpreta la p¨¦rdida de popularidad de Merkel por la crisis de refugiados?
R.?Nadie en la CDU prepar¨® su llegada a la canciller¨ªa, que fue fruto de las circunstancias. Incluso, tras su primera victoria electoral en 2005, trataron de boicotear durante tres semanas a su propia candidata. Como mujer y como hija de pastor protestante en la RDA, siempre ha sido alguien extra?o en la pol¨ªtica alemana y en su partido. Con la decisi¨®n de abrir los brazos a los refugiados se ha vuelto a encontrar consigo misma, como hija de un pastor con conciencia socialcristiana. Hasta septiembre, la gran mayor¨ªa de alemanes estaban orgullosos de su canciller. Me llama la atenci¨®n que en tan poco tiempo se haya pasado de una adoraci¨®n extrema a una condena absoluta. Es algo muy alem¨¢n.
P.?La presi¨®n es muy fuerte. Y, en cierto modo, Merkel ya est¨¢ cambiando su postura.
R.?No veo posible que cambie la l¨ªnea b¨¢sica de su pol¨ªtica, que ya es una cuesti¨®n definitoria de su destino. Pero tratar¨¢ de adaptarla de forma pragm¨¢tica. Ya ha empezado, como cuando dijo que la mayor¨ªa de sirios deber¨¢ volver a su pa¨ªs tras la guerra. Y tiene pocas semanas para hacer estas correcciones.
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