Brasil a los ojos de Tim Burton
El pa¨ªs de la pol¨ªtica es artificial, pero el verdadero sigue vivo, a veces sangrando, humillado o airado y hasta adormecido
A un pa¨ªs y sus gentes se les puede observar con miradas diferentes. Todas ser¨¢n subjetivas, como las del coraz¨®n.
La del cineasta Tim Burton sobre Brasil, pa¨ªs que ha visitado los ¨²ltimos d¨ªas, es emblem¨¢tica porque con cuatro pinceladas, como otras tantas instant¨¢neas, ha fotografiado lo mejor de los brasile?os: su empat¨ªa, su creatividad, su capacidad de expresi¨®n y su manera peculiar de expresi¨®n art¨ªstica.
El autor de Batman est¨¢ acostumbrado a observar las tinieblas desde joven, cuando ya le¨ªa a Edgar Allan Poe, quien buceaba en el terror, provocador e innovador hasta la irreverencia. Al aterrizar en R¨ªo pod¨ªa haber colocado el foco de sus c¨¢maras en el lado m¨¢s sombr¨ªo de la Ciudad Maravillosa: la crueldad de su violencia, el exterminio policial de los marginados, la suciedad de su bah¨ªa, la epidemia del virus del Zika, la corrupci¨®n de sus pol¨ªticos.
No fue eso lo que llam¨® su atenci¨®n sino esa innegable empat¨ªa que saben despertar los brasile?os; su capacidad innata de expresarse y de comunicar, que hace que nadie se sienta solo en este pa¨ªs, la fuerza de su arte popular ("Se respira por todos los lados¡±, dijo Burton) y la vistosidad de su capacidad creativa.
El cineasta estadounidense, con su sensibilidad art¨ªstica, vio todo eso de los brasile?os. No sabemos qu¨¦ habr¨ªa visto a trav¨¦s de sus lentes si hubiese colocado el foco sobre la pol¨ªtica, seguramente el lugar m¨¢s sombr¨ªo y peligroso de este pa¨ªs y de este momento.
Mirando a lo que hoy se mueve en el planeta de los pol¨ªticos, seguramente Burton no habr¨ªa captado en sus ojos esa empat¨ªa de los brasile?os. Menos a¨²n la creatividad, ya que ellos presentan, en este momento, una grave ausencia de ideas y genialidad; ni hubiera visto atisbos de arte, a no ser los de la corrupci¨®n y el aprovechamiento personal.
Brasil no goza hoy de buena prensa en el mundo. Me consta que eso le duele a la gente de a pie, quiz¨¢s porque perciben que es injusto ya que, como ha venido a decir, seguramente sin pretenderlo, Tim Burton, los trapicheos que afectan hasta a los m¨¢s famosos y populares no representan al verdadero Brasil.
El pa¨ªs que le gusta al mundo es ese que dibuja el cineasta con sus pinceladas de artista.
Es el Brasil de sus ra¨ªces, el que se fue engendrando con la mezcla de culturas todas ellas ricas de humanidad y creatividad.
El otro Brasil, el de la pol¨ªtica, es el artificial, el que viene y va, mientras que el verdadero sigue vivo, a veces sangrando, humillado o airado y hasta adormecido. Pero real.
El Brasil de mentiras, el artificial, es el incapaz de expresar empat¨ªa y creatividad, sino m¨¢s bien rechazo y disgusto, a veces tristeza.
Es el Brasil est¨¦ril. Por desgracia el que m¨¢s se empe?a en aparecer y el que puede acabar enga?ando al mundo. No es el real, es el de las m¨¢scaras.
El Brasil aut¨¦ntico, el que se impuso a la mirada de Burton, es m¨¢s invisible, pero corre en las venas de la gente.
Es ese el que acabar¨¢ imponi¨¦ndose por la fuerza que entra?a.
Es el Brasil que siempre despert¨® la simpat¨ªa mundo afuera, hoy mortificado y adulterado por el Brasil de la pol¨ªtica que desencanta y hiere.
Brasil, mientras, sigue a la espera de una nueva epifan¨ªa.
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