Paisaje despu¨¦s de la batalla
El secretario de Educaci¨®n muestra el avance de la reforma educativa con la visita a una escuela de Oaxaca, epicentro de las protestas sindicales
En la Escuela Primaria Emiliano Zapata, de Miahuatl¨¢n (Oaxaca), la mejor sombra la dan los eucaliptos. Son altos, un poco ralos, pero lo suficientemente robustos para ofrecer cierta frescura. A sus pies, se arremolinaba este lunes un grupo de padres. Entre ellos hab¨ªa un campesino, dos vendedoras de tacos y un mec¨¢nico. Eran, sin saberlo, testigos de un paisaje despu¨¦s de la batalla.
Entre curiosos y expectantes, esperaban una visita que en muchos otros lugares no pasar¨ªa de protocolaria, pero que en Oaxaca, en el coraz¨®n del M¨¦xico pobre, adquiri¨® una significaci¨®n especial. Era la llegada del secretario de Educaci¨®n, Aurelio Nu?o. Su aparici¨®n habr¨ªa sido pr¨¢cticamente imposible hace unos meses, cuando el sistema educativo de Oaxaca ard¨ªa por los cuatro costados.
En el centro de aquel incendio se situ¨® la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educaci¨®n (CNTE), el sindicato radical que durante d¨¦cadas manej¨® a su antojo al sector en Oaxaca y otros estados del sur. Largamente amparado por el PRI, alcanz¨® a tener bajo su control el Instituto Estatal de Educaci¨®n P¨²blica, desde donde decid¨ªa los puestos docentes y controlaba los pagos.
La irrupci¨®n de la reforma de Enrique Pe?a Nieto, posiblemente la m¨¢s importante del mandato, resquebraj¨® este equilibrio. Las nuevas leyes impusieron el concurso obligatorio para acceder a una plaza, abrieron la puerta a opositores de otros estados y establecieron la evaluaci¨®n del profesorado y su expulsi¨®n en caso de no someterse a las pruebas. Las medidas desataron una fulminante respuesta sindical. Decenas de miles de maestros se movilizaron en el sur de M¨¦xico contra las normas. Los enfrentamientos se sucedieron. Hubo aeropuertos y carreteras cortadas; oficinas electorales quemadas. El pulso lleg¨® al punto de que el Gobierno suspendi¨® temporalmente la reforma para que pudiesen celebrarse elecciones en junio. Luego, devolvi¨® el golpe. Apoyado por el Ej¨¦rcito y el gobernador de Oaxaca, Gabino Cu¨¦, en julio pasado el Ejecutivo quit¨® al sindicato el mando sobre el instituto estatal. Desde entonces, aunque con intensas aristas, la coordinadora no ha dejado de retroceder y el secretario de Educaci¨®n de ganar terreno. Su viaje sorpresa a la escuela Emiliano Zapata, acompa?ado por Cu¨¦, fue una demostraci¨®n de ese nuevo equilibrio. Incluso el punto de quiebra.
¡°Mire, la reforma estar¨¢ bien, pero a nosotros lo que nos importa es que haya agua potable y que los ni?os puedan jugar a la sombra¡±, dec¨ªa Ignacio Hern¨¢ndez, campesino y abuelo de un alumno. ¡°Y que asfalten los alrededores de la escuela, porque cuando llueve se llena de lodo, y cuando sopla el viento, no hay quien respire¡±, apostill¨® Luc¨ªa, vendedora de tacos.
La visita de Nu?o a la escuela de Oaxaca fue un viaje a lo concreto. Le explicaron que el centro carece de enganche con la red de agua potable, que la cisterna est¨¢ rota y que la fosa s¨¦ptica rebosa. Le mostraron barracones de paredes de hojalata, y aulas con mesas rotas. ¡°Muchos d¨ªas esto huele muy mal y no podemos ni lavarnos¡±, explicaba Imeldo, de 11 a?os, cuyo sue?o es convertirse en doctor.
El secretario, en mangas de camisa, atend¨ªa las peticiones, les pon¨ªa orden ¨C¡°hay que priorizar¡±- y promet¨ªa regresar despu¨¦s de las obras. Se le ve¨ªa c¨®modo entre los padres y alumnos. A su favor contaba con un plan de inversiones de 50.000 millones de pesos (2.800 millones d¨®lares) a gastar en tres a?os, de los que un 4% va dirigido a Oaxaca y, concretamente, dos millones de pesos (110.000 d¨®lares) a la escuela Emiliano Zapata. ¡°No pretendo ser un secretario de escritorio, quiero estar en las escuelas y conocer los problemas¡±, explic¨® ante los profesores, padres y alumnos el delf¨ªn de Pe?a Nieto, cada vez mejor valorado en las encuestas y cuyo pulso con los sindicatos ha ampliado su perfil presidenciable. ¡°Es la reforma m¨¢s importante del mandato y de ella depende el crecimiento del pa¨ªs. Supone un cambio sist¨¦mico¡±, afirm¨®.
El momento cumbre de la visita fue la reuni¨®n con los profesores, muchos de ellos miembros del sindicato. Un aula con sillas blancas, en c¨ªrculo, sirvi¨® de escenario. En tono pausado, pero con tensi¨®n de fondo, los docentes pidieron al secretario que dialogase con la coordinadora y retirase las evaluaciones docentes. Nu?o, did¨¢ctico y con dominio de la escena, intent¨® espantar los fantasmas sobre las pruebas, aunque se mostr¨® firme en el punto clave: ¡°Queremos el di¨¢logo, pero no para nulificar la reforma¡±. Soltada el ancla, las intervenciones desembocaron en la situaci¨®n de las comunidades: ¡°En muchas, los ni?os no piensan en la escuela, piensan en comer¡±, sentenci¨® el ¨²nico profesor que dej¨® de lado la cuesti¨®n sindical. Nadie pareci¨® negarlo. Luego, con tranquilidad, prosigui¨® la visita. Al acabar, el viento se alz¨® y un torbellino de polvo inund¨® la escuela. Los padres se dispersaron dejando atr¨¢s los eucaliptos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.