La exigencia de una mejor democracia golpea a la izquierda latinoamericana
La derrota de Morales marca el final de la era dorada de la izquierda de Sudam¨¦rica
La derrota en el refer¨¦ndum boliviano de Evo Morales, a quien muchos ve¨ªan como el ¨²ltimo mohicano de la izquierda bolivariana, marca un cambio de ciclo evidente en Latinoam¨¦rica que arranc¨® con la victoria de Mauricio Macri en Argentina. Despu¨¦s de a?os de gran crecimiento e inclusi¨®n social, la crisis econ¨®mica y una sociedad latinoamericana nueva, con generaciones exigentes que reclaman m¨¢s y mejor democracia y no toleran la corrupci¨®n ni el poder absoluto, se est¨¢n llevando por delante uno a uno a casi todos los Gobiernos.
Argentina vivi¨® el inicio del eje bolivariano, la cumbre de Mar del Plata en 2005, que marc¨® una d¨¦cada de alejamiento de EE UU y de pol¨ªticas contrarias a la ortodoxia econ¨®mica. El pa¨ªs austral tambi¨¦n marc¨® el final, con la derrota el pasado noviembre del kirchnerismo despu¨¦s de 12 a?os en el poder. Solo tres semanas despu¨¦s llegaron las elecciones en Venezuela, que implicaron el principio del fin del chavismo en el poder al lograr la oposici¨®n dos tercios del Parlamento. Ahora Bolivia tambi¨¦n dice no a la continuidad de Morales despu¨¦s de 2019. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, tambi¨¦n con problemas, ha anunciado que no buscar¨¢ la reelecci¨®n en 2017. Brasil vive en crisis permanente. Y en pocas semanas, en abril, Per¨² se encamina a rematar el giro con la salida de escena de Ollanta Humala y el probable regreso de un Fujimori al poder.
Algo parece evidente: en Latinoam¨¦rica hay corrientes de fondo. En los noventa triunf¨® el liberalismo. El arranque del siglo XXI lleg¨® con un enorme grito antineoliberal. ?Ahora hay un giro a la derecha? Nadie parece apuntarse a esa tesis. Los datos indican m¨¢s bien que los ciudadanos latinoamericanos, sobre todo las nuevas generaciones, despu¨¦s de lograr una mayor inclusi¨®n social y un aumento de la clase media, quieren m¨¢s, se han vuelto muy cr¨ªticos con el poder. Reconocen los logros de sus Gobiernos pero no se conforman.
Morales, por ejemplo, tiene buena valoraci¨®n, podr¨ªa ganar unas elecciones, pero cuando esta semana se pregunt¨® a la ciudadan¨ªa si quer¨ªa permitirle una reelecci¨®n lo rechaz¨® con el 51,3%. Quieren un cambio. En Argentina sucedi¨® algo parecido. Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner ten¨ªa una alta valoraci¨®n, pero cuando quiso cambiar la Constituci¨®n para poder seguir perdi¨® en 2013 unas elecciones intermedias planteadas casi como un plebiscito.
Contra la corrupci¨®n
En todos los pa¨ªses hay una l¨ªnea com¨²n: las protestas reclaman mayor transparencia, lucha contra la corrupci¨®n y un recambio generacional. Bolivia ha sido el pa¨ªs con mayor crecimiento econ¨®mico del eje bolivariano. Sin embargo, como le ha pasado a sus correligionarios, ante el enfriamiento de la econom¨ªa y la aparici¨®n de casos de corrupci¨®n, ha optado por defenderse recurriendo a un discurso del que los ciudadanos, parecen ya cansados: una conspiraci¨®n orquestada por EE UU.
El fin de la d¨¦cada dorada de las materias primas tambi¨¦n tiene mucho que ver en este cambio de ciclo. Las econom¨ªas latinoamericanas crecieron, entre 2003 y 2012, por encima del 4%, seg¨²n datos de la CEPAL. Desde los sesenta, la regi¨®n no registr¨® un periodo tan intenso. Sin embargo, las previsiones del Fondo Monetario Internacional se?alan que la econom¨ªa latinoamericana acabar¨¢ 2016 con una recesi¨®n del 0,3%.
La ca¨ªda de las materias primas es la principal causa. Entre 2011 y 2015, el desplome de los precios de los metales y de la energ¨ªa (petr¨®leo, gas y carb¨®n) fue de casi un 50%, seg¨²n la CEPAL. Solo en 2015, los productos energ¨¦ticos cayeron un 24%.
Estos a?os de bonanza y Gobiernos de izquierda han cambiado muchas cosas en el continente. Durante la d¨¦cada dorada, entre 2002 y 2012, los niveles de pobreza bajaron del 44% al 29%, mientras que los de la pobreza extrema disminuyeron del 19,5% al 11,5%, con un aumento considerable de las clases medias. Tambi¨¦n hubo un notable incremento del gasto p¨²blico. Y eso implic¨® inclusi¨®n social. Una muestra: entre 1999 y 2011, seg¨²n la Unesco, el nivel de escolarizaci¨®n inicial pas¨® del 55% al 75%. Sin embargo, los ciudadanos no se conforman. Quieren m¨¢s y mejor. Y todo indica que casi ning¨²n Gobierno quedar¨¢ en pie ante esta ola.
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