La dura reforma laboral de Hollande ahonda la divisi¨®n en la izquierda
El proyecto del Gobierno deja en papel mojado la sagrada ley de las 35 horas semanales
La reforma laboral en Francia, exigida durante a?os por Bruselas o Berl¨ªn, est¨¢ lanzada y ya ha originado un terremoto pol¨ªtico y sindical antes de ser presentada oficialmente el 9 de marzo. El proyecto fulmina de facto principios sagrados de la izquierda, como el horario laboral legal de 35 horas semanales. Y admite los despidos colectivos, con indemnizaciones rebajadas, por dificultades econ¨®micas de las empresas. El ala izquierda del gubernamental partido socialista la rechaza frontalmente y los grandes sindicatos anuncian movilizaciones.
Tras cinco derrotas electorales consecutivas en los dos ¨²ltimos a?os ¨Cde las europeas a las regionales pasando por las municipales o las departamentales- y a solo 14 meses de las presidenciales, la ya dividida izquierda francesa afronta otra brutal batalla interna a cuenta de esa dura reforma laboral. Est¨¢ ¡°inspirada¡± en la actual norma espa?ola del Gobierno de Mariano Rajoy, como admite el primer ministro, Manuel Valls.
La reforma solo ha sido saludada por la derecha y por la patronal francesa Medef , que considera que ¡°va en el buen camino¡±. Algunos de sus dirigentes se han sorprendido de que un Gobierno socialista plantee medidas que ni el conservador Nicolas Sarkozy se atrevi¨® a poner en marcha en la anterior legislatura. Es el caso de esos despidos colectivos que el proyecto de ley contempla por ¡°descensos en pedidos o cifra de negocios¡±, ¡°cambios tecnol¨®gicos¡± o ¡°reorganizaciones para mantener la competitividad¡±.
Los acuerdos adoptados en cada empresa se convierten en la norma para fijar horarios o sueldos
Aunque no suprime la ley de 35 horas, el Gobierno da amplias posibilidades a las empresas para saltarse el l¨ªmite por reestructuraciones, apertura de nuevos mercados o ¡°causas excepcionales¡±. O para bajadas salariales generalizadas para conquistar nuevos mercados. Las indemnizaciones por despido injustificado se concretan m¨¢s para evitar interpretaciones judiciales. Las m¨¢ximas pasan de 27 a 15 meses para trabajadores con m¨¢s de 20 a?os de antig¨¹edad.
Como norma general, los acuerdos adoptados en el seno de las empresas, entre los propietarios y los representantes de los trabajadores, estar¨¢n por encima de los pactos sectoriales o incluso de los contratos individuales. ¡°La primac¨ªa del acuerdo de empresa respecto al tiempo de trabajo pasa a ser el principio de derecho com¨²n¡±, dice el proyecto, que deja as¨ª menos protegidos a los empleados de peque?as empresas.
La izquierda radical se ha levantado en armas. Y especialmente el ala cr¨ªtica de los socialistas, que acusa de nuevo al Ejecutivo de hacer continuos regalos a los empresarios. En un manifiesto suscrito por 18 personalidades, entre ellas diez parlamentarios socialistas, los firmantes aseguran que la propuesta no es ¡°ni verdadera reforma ni social¡± y que provoca ¡°no solo decepci¨®n, sino tambi¨¦n c¨®lera¡±.
Los socialistas cr¨ªticos dirigen sus dardos especialmente contra el primer ministro, Manuel Valls, al que consideran responsable de la ¡°deriva socioliberal¡± del Ejecutivo que, auguran, les lleva a una derrota sin paliativos en las presidenciales del a?o que viene. Le acusan, adem¨¢s, de haber elaborado el amplio y detallado proyecto ¨Cm¨¢s de 100 p¨¢ginas- casi en su totalidad aunque lo presente como suyo la titular de Trabajo, Myriam El Khomri, que acept¨® la cartera en septiembre pasado con 37 a?os.
Horarios y despidos
35 horas. Ahora se pueden superar por acuerdo en cada empresa para mantener el empleo. Con la reforma, podr¨¢ hacerse en caso de reestructuraci¨®n, apertura de nuevos mercados o causas excepcionales.
Despidos. Podr¨¢n producirse por descenso de pedidos, deterioro de cifra de negocios, cambios tecnol¨®gicos o reorganizaciones
Indemnizaci¨®n. Registran una rebaja general. De cuatro a tres meses de salario si la antig¨¹edad es inferior a 2 a?os. De 27 a 15 si supera los 20 a?os.
Horas extra. Podr¨¢n pagarse por debajo del acuerdo sectorial si empresa y comit¨¦ sindical lo aceptan. Tambi¨¦n podr¨¢n pactarse bajadas salariales. Los sindicatos minoritarios podr¨¢n convocar referendos en las empresas contra acuerdos de los mayoritarios.
Para los sindicatos, es ¡°una vuelta al siglo XIX¡±, en palabras del l¨ªder de la mayoritaria CGT (Confederaci¨®n General del Trabajo), Philippe Martinez. Por vez primera en muchos a?os, las cinco organizaciones m¨¢s importantes se han puesto de acuerdo para exigir cambios radicales en el proyecto y preparar movilizaciones para el mes que viene.
Entre los cr¨ªticos, destaca de nuevo la alcaldesa de Lille, Martine Aubry, autora de la ley de 35 horas siendo ministra de Trabajo en 1998. Sus tesis contrarias a la reforma laboral ya han sido apoyadas por medio mill¨®n de ciudadanos en otro manifiesto de la izquierda radical. Aubry y varios de sus seguidores anunciaron este domingo que desean abandonar los ¨®rganos de direcci¨®n del Partido Socialista.
Para Valls, son otros, sus cr¨ªticos, los que est¨¢n ¡°anclados en el siglo XIX¡±, mientras que ¨¦l o Emmanuel Macron, el titular de Econom¨ªa tambi¨¦n tachado de ¡°liberal¡±, viven en este siglo porque saben, dice, que ¡°la econom¨ªa y el progreso social van de la mano¡±. La reforma laboral, a?ade, est¨¢ inspirada ¡°en lo que funciona en otros pa¨ªses, como Alemania, Suiza o Espa?a¡±.
El Gobierno argumenta que, ante el estancamiento de la econom¨ªa, la reforma mejorar¨¢ la competitividad de las empresas y disminuir¨¢ el desempleo, que alcanza el 10,5%. En una apuesta por la flexiseguridad nacida en Centroeuropa hace dos d¨¦cadas, el presidente Fran?ois Hollande afirma que la reforma flexibilizar¨¢ la contrataci¨®n y reforzar¨¢ la seguridad de los empleados. El jefe del Estado gasta as¨ª una de sus ¨²ltimas municiones para volver a ser candidato, una opci¨®n que ¨¦l mismo ha condicionado a la creaci¨®n de empleo.
Los expertos no lo ven claro. Philippe Martin, del Centro de Derecho Laboral Comparado, comenta a este peri¨®dico que esta ¡°revolucionaria ley¡± que sustituir la ley y los acuerdos sectoriales por una ¡°democracia industrial¡± (los pactos en las empresas) es una f¨®rmula ¡°populista¡±. ¡°Parece transmitirse al ciudadano que, a partir de ahora, la ley ya no le proteger¨¢ y que los asalariados son ya suficientemente fuertes, inteligentes y l¨²cidos como para decidir por s¨ª mismos, en cada empresa, si aceptan trabajar m¨¢s sin ganar m¨¢s¡±.
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