?Qui¨¦n es C¨¦sar Acu?a? El Zelig peruano
Valioso para ser narrado por un novelista, tratado por un sicoanalista, pero no para ser votado para presidente
Una de las pel¨ªculas que m¨¢s me impact¨® en mi juventud fue Zelig (1983) de Woody Allen, la historia de un hombre que pod¨ªa cambiar de aspecto f¨ªsico seg¨²n la imagen de su interlocutor: un rabino con barbas, un negro y gordo trompetista de jazz, un taciturno profesor universitario, un iracundo y ario nazi. Esta incre¨ªble y camale¨®nica adaptaci¨®n al entorno reflejaba la extrema inseguridad del protagonista que buscaba desesperadamente la aceptaci¨®n social de su medio ambiente.
Esta reacci¨®n simbi¨®tica es tratada por una sicoanalista, la cual logra progresos hasta el punto de la ¡°cura¡± total. Sin embargo, cuando el paciente se comporta como es, sin imitar a nadie, sin depender de la imagen de los dem¨¢s, entonces cae en una profunda depresi¨®n, en la medida que extra?aba su forma de vida anterior. Finalmente, se da cuenta que su aut¨¦ntica manera de ser, era ser ¡°no aut¨¦ntico¡±, y vuelve a reproducirse en la figura de los otros.
Si revisamos la vida del candidato presidencial peruano C¨¦sar Acu?a, e incluso de su entorno institucional m¨¢s directo (la Universidad C¨¦sar Vallejo y su partido Alianza para el Progreso), nos encontramos con un Zelig peruano. Todos sus trabajos acad¨¦micos han sido copiados, cuatro tesis y un libro (y muy probablemente no por ¨¦l mismo sino por un tercero asalariado), la imagen de su universidad tomada de un boceto de Picasso sin autorizaci¨®n (denunciada por la propia nieta del pintor), lo mismo con el logo de la misma, o con el nombre de su partido pol¨ªtico. Asimismo, es falsa la direcci¨®n de su domicilio en San Juan de Lurigancho, aunque luego haya impostado una residencia con mobiliario nuevo que en este momento nadie usa. ?Cu¨¢ntos otros rasgos de su vida personal, social y econ¨®mica tambi¨¦n ser¨¢n falsos? Si hubiera sido descubierto in fraganti en alg¨²n otro pa¨ªs con un s¨®lido sistema de justicia, el juez no s¨®lo hubiera penalizado sus actos, sino adem¨¢s lo hubiera obligado a un tratamiento siqui¨¢trico.
Cuando C¨¦sar Acu?a dice que en uno de los debates presidenciales a fines del 2015 que ¡°s¨®lo le falta ser Presidente de la Rep¨²blica¡± se dispone a ense?arnos una parte de s¨ª mismo, por la cual aspira a despertar nuestra simpat¨ªa: una persona de or¨ªgenes humildes que ha logrado esforzadamente desarrollar una carrera acad¨¦mica corroborada por importantes universidades peruanas y del extranjero, y que a su vez la ha trasladado a una exitosa trayectoria de negocios a trav¨¦s de un gran consorcio de universidades privadas.
No obstante, inesperadamente el tel¨®n del teatro se desgarra y se observan los camerinos, los interiores donde los artistas se cambian de vestuarios y rostros sin maquillaje. El teatro se ha ampliado, se ha incorporado al mismo una nueva dimensi¨®n. La obra continua. Cada falsificaci¨®n de Acu?a, cada plagio, cada copia no autorizada, cada mentira, permite a la audiencia electoral ver otra parte de la personalidad del candidato, y que nos genera un desorbitado inter¨¦s y desata nuestra imaginaci¨®n: ?a qui¨¦nes contrat¨® para hacer las tesis?, ?cu¨¢nto les pago?, ?c¨®mo logr¨® enga?ar a las universidades?, ?a cu¨¢nto asciende su fortuna?, ?qu¨¦ otros intereses econ¨®micos se esconden tras la fachada de sus universidades? C¨¦sar Acu?a se vuelve un objeto insaciable de especulaciones y por ende ocupa las primeras planas de todos los medios.
Este desnudamiento, si bien puede mostrarnos la intimidad de un Cesar Acu?a plagiario, mentiroso, c¨ªnico, y todos los adjetivos que la ca¨ªda en desgracia de alguien provoca en sus semejantes, y m¨¢s si es un pol¨ªtico; pero es el ¨²nico candidato que vemos realmente c¨®mo es, c¨®mo si lo observ¨¢ramos en el ba?o afeit¨¢ndose, haciendo muecas frente al espejo, cantando, pensando en voz alta. ?Cu¨¢nto de todo ello se traduce en una reafirmaci¨®n de identificaci¨®n o de rechazo previamente existente?, ?Cu¨¢ntos cambian su opini¨®n luego de esta ruptura del tel¨®n?, ?depender¨¢n los cambios en las preferencias electorales de la condici¨®n socio-econ¨®mica del observador?
Parad¨®jicamente, mientras m¨¢s conocemos a C¨¦sar Acu?a, m¨¢s lo desconocemos. Ser plagiador es una dimensi¨®n de su personalidad, como lo es cualquier otro defecto que ¨¦l o nosotros podamos tener. Sin embargo, ?Qu¨¦ ocurri¨® en su infancia o adolescencia que desat¨® su ambici¨®n de llegar a ostentar los m¨¢s altos grados acad¨¦micos y ser llamado ¡°doctor¡±?; ?C¨®mo y cu¨¢ndo se percat¨® de que sus capacidades no le permitir¨ªan alcanzar esas ambiciones?; ?C¨®mo se adapt¨® a la din¨¢mica universitaria y se dio cuenta que pod¨ªa burlar todas sus reglas? Un Zelig peruano valioso para ser narrado por un novelista, tratado por un sicoanalista, estudiado por un soci¨®logo, pero no para ser votado para Presidente de la Rep¨²blica.
Jes¨²s Tovar es Profesor Investigador en la Universidad Aut¨®noma del Estado de M¨¦xico
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