Una puerta que nadie quiere abrir
Ni siquiera quienes patrocinan el ¡®Brexit¡¯ pretenden tomar el camino indicado por el Tratado de Lisboa para separarse de la UE
Hasta el 1 de enero de 2009, cuando entr¨® en vigor el Tratado de Lisboa, la UE no ten¨ªa puerta de salida. Si un Estado miembro quer¨ªa abandonarla, nada hab¨ªa en los tratados que lo permitiera y que se?alara adem¨¢s c¨®mo hab¨ªa que hacerlo. Con los altos vuelos que tom¨® la Convenci¨®n Europea entre 2001 y 2003, con el encargo de redactar una Constituci¨®n, se estableci¨® un camino aparentemente claro para salir de la Uni¨®n: es el actual art¨ªculo 50 del Tratado de Lisboa, que fue el art¨ªculo I-60 de aquel texto constitucional no nato, debido a los resultados negativos de los plebiscitos convocados en 2005 en Francia y Holanda.
A nadie puede extra?ar que Reino Unido sea el primer pa¨ªs que se interesa por esta puerta de salida todav¨ªa por estrenar. Londres ha sido siempre el socio reticente, que desde que ingres¨® en 1973 ha intentado limitar el alcance de la Uni¨®n hasta convertirla en una mera zona de libre comercio como era la EFTA, la asociaci¨®n europea fundada en 1960 como alternativa al Tratado de Roma. Salir de la UE es una idea tan popular que incluso ha servido para organizar un partido, el UKIP (United Kingdom Independence Party). Pero lo gracioso del caso es que, una vez construida la puerta, se est¨¢ viendo que es escasa la convicci¨®n para utilizarla por parte de quienes m¨¢s despotrican del club al que pertenecen: quieren irse, pero sin utilizar el art¨ªculo 50.
A pesar de su euroescepticismo, el primero que no estaba convencido es el primer ministro conservador, David Cameron, que ha venido flirteando con la idea de darse de baja y ha hecho bandera electoral y pol¨ªtica de un refer¨¦ndum para que se le pregunte al pueblo brit¨¢nico si quiere abandonar el proyecto europeo. Lo demuestra que haya pedido y obtenido de los otros 27 socios que se le acomode una f¨®rmula particular, a medio camino dentro y fuera, para que Reino Unido pueda sentirse c¨®modo sin necesidad de tomar la puerta.
Pero tampoco tienen mucha intenci¨®n de tomarla quienes est¨¢n en campa?a a favor de abandonar la Uni¨®n, con el alcalde de la capital, Boris Johnson, a la cabeza. Si Cameron quiere comer en casa con todos pero dormir fuera, como los mediopensionistas, Johnson, su amigo y condisc¨ªpulo en Eton, exige el divorcio de Europa, pero sin abandonar de momento el apartamento para poder seguir as¨ª disfrutando de todas las propiedades de la familia, desde la nevera hasta el coche.
Esta es la actitud que exhibe la campa?a del no y lo que con mucha probabilidad har¨¢ el Gobierno de Londres si vence esta opci¨®n en el refer¨¦ndum del 23 de junio, aunque entonces sea con Johnson en vez de con Cameron. En vez de notificar al Consejo Europeo la intenci¨®n de Reino Unido de abandonar la UE, tal como contempla el art¨ªculo 50 del Tratado redactado para tal ocasi¨®n, los partidarios del Brexit tienen la intenci¨®n de abrir al d¨ªa siguiente una negociaci¨®n con Bruselas en la que se discuta de nuevo el futuro estatus brit¨¢nico, pero en ning¨²n caso se ponga en marcha el mecanismo de salida y sobre todo los plazos establecidos en el Tratado.
Hay que entrar en los detalles del art¨ªculo 50 para entender por qu¨¦ la puerta de salida no gusta a los euroesc¨¦pticos. Quien la tome y comunique al Consejo Europeo su intenci¨®n de abandonar la Uni¨®n se encontrar¨¢ de entrada con que pierde el derecho de voto en la negociaci¨®n bilateral que se establece entre el solicitante y el conjunto de los otros 27 socios que se quedan y que no puede participar ya en los debates internos de la UE. La independencia es lo m¨¢s parecido a un tiro en el pie.
Quien dice no quiere decir a veces s¨ª, aunque solo sea para un poco m¨¢s tarde y en mejores condiciones
La decisi¨®n necesita la mayor¨ªa cualificada del Consejo y la aprobaci¨®n por mayor¨ªa del Parlamento, pero si no se llega al acuerdo sobre las condiciones de salida y sobre el nuevo estatuto de Reino Unido, a los dos a?os entra en acci¨®n una cl¨¢usula guillotina que deja autom¨¢ticamente sin efecto los tratados en aquel pa¨ªs. Es la expulsi¨®n sin condiciones. Aunque cabe una pr¨®rroga indefinida del plazo, solo se obtiene por unanimidad de los 27 socios, una condici¨®n que limita el margen de maniobra de Londres.
La negociaci¨®n entre Londres y Bruselas no es solo sobre la salida de la UE, sino sobre el futuro estatuto de Reino Unido, cuesti¨®n de enorme complicaci¨®n y sin una ¨²nica respuesta, seg¨²n la autorizada opini¨®n de Jean-Claude Piris, el jurista en jefe durante a?os de la UE, que ha detectado al menos siete modelos: 1. Noruega (mercado ¨²nico sin pesca ni agricultura y sin derecho de voto); 2. Suiza (mercado ¨²nico sin servicios, sin derecho de voto y constante negociaci¨®n bilateral); 3. regreso a la EFTA; 4. Turqu¨ªa (uni¨®n aduanera, sin voto ni siquiera en cuestiones tarifarias); 5. acuerdo bilateral de libre comercio con la UE; 6. mera relaci¨®n dentro de la OMC (Organizaci¨®n Mundial de Comercio), con la p¨¦rdida de los 60 tratados de libre comercio firmados por la UE, y 7. acuerdo ad hoc quiz¨¢s en la l¨ªnea de lo que ya ha obtenido Cameron.
El plazo ¨²til tambi¨¦n deber¨ªa servir para negociar con los pa¨ªses terceros que tienen tratados comerciales con la UE que rigen en Reino Unido. Adem¨¢s, es probable que un triunfo del Brexit recupere la reivindicaci¨®n independentista escocesa: habr¨¢ que negociar a la vez el nuevo refer¨¦ndum y luego la separaci¨®n e ingreso de Escocia en la UE si vence la secesi¨®n. Mucho trabajo e incertidumbre a raudales, no para dos a?os sino para diez al menos, seg¨²n los expertos brit¨¢nicos en negociaciones internacionales.
Los ap¨®stoles del no, a la vista est¨¢, dif¨ªcilmente tomar¨¢n la puerta del art¨ªculo 50 si las urnas les dan la oportunidad, sino que querr¨¢n negociar una f¨®rmula especial como la de Cameron, que precisamente solo entrar¨¢ en vigor con el s¨ª y no tendr¨¢ efecto alguno en caso contrario. Son las paradojas de la vida: quien dice no quiere decir a veces s¨ª, aunque solo sea para un poco m¨¢s tarde y en mejores condiciones, y quien dice s¨ª es porque le han buscado un acomodo que le permite sentirse como si hubiera dicho no. Europa no tendr¨¢ m¨¢s remedio que seguir carg¨¢ndose de paciencia.
La marcha de Reino Unido significa negociar la secesi¨®n de la UE as¨ª como un nuevo estatus para Londres
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