Amant¨ªsima esposa, sincronizada en valores y sentimientos con el hombre de su vida, el expresidente de Estados Unidos Ronald Reagan, su viuda?Nancy Davis Reagan falleci¨® este domingo, a los 94 a?os, v¨ªctima de una insuficiencia card¨ªaca, despu¨¦s de haber sido una de las mujeres m¨¢s influyentes del siglo XX. Su difunto marido fue un gobernante singular, hist¨®rico, y ella, una primera dama tambi¨¦n ¨²nica, atrabiliaria a veces, pero siempre presente en los despachos de la Casa Blanca, en la diplomacia, y en el devenir nacional. El matrimonio simboliz¨® una ¨¦poca y una forma de ser. Actriz de reparto de pel¨ªculas Serie B cuando Ronald constru¨ªa en Hollywood su perfil de cowboy cinematogr¨¢fico y pol¨ªtico, eran dos almas gemelas condenadas a quererse. ¡°MI vida comenz¨® con Ronnie¡±, confes¨®. Muri¨® en Los ?ngeles y su hijastro Michael la despidi¨® con el ¨²nico epitafio posible: ¡°Vuelve a lado del hombre que am¨®¡±
La pareja se conoci¨® en 1951, cuando Ronald Reagan era un actor con trazas de gal¨¢n antiguo que presid¨ªa el Sindicato de Actores, y desenfundaba en filmes del oeste de medio pelo y en los reivindicativos debates gremiales. Durante su carrera en Hollywood, ella sali¨® con muchos actores, incluyendo al tenorio Clark Gable, Robert Stack y Peter Lawford. Gable la fascin¨® pero no hubo romance, que se sepa. Contrajo matrimonio con Ronnie en 1952, y nunca se separaron porque coincid¨ªan en casi todo: en las cosas del coraz¨®n, en una visi¨®n conservadora, con variantes propias, atrevidas frecuentemente, de la existencia y de los asuntos p¨²blicos. Estuvieron treinta a?os juntos, inseparables, antes de alcanzar la presidencia en 1981. En total 52 a?os de convivencia, hasta la muerte de Reagan en el 2004, vencido por el Alzheimer, sin acordarse de que su desaf¨ªo armament¨ªstico de los a?os ochenta a la URSS signific¨® el derrumbe del boque sovi¨¦tico.
Activista en causas diversas, Nancy Reagan populariz¨® el movimiento contra las drogas Just say No, abanderando la lucha contra el uso recreativo de drogas, su primera gran iniciativa, y se involucr¨® en la campa?a para acabar con las restricciones a la investigaci¨®n sobre las c¨¦lulas madres, rompiendo con las fila republicanas contrarias a la experimentaci¨®n. El 27 de octubre de 1986, el presidente Reagan aprob¨® una ley en contra de las drogas, y estableci¨® una pena m¨ªnima obligatoria para los delitos de consumo de estupefacientes. La ley fue muy criticada y Nancy la consider¨® una victoria personal.
Vel¨® como una madre por la suerte de los veteranos en desgracia y lisiados del ej¨¦rcito norteamericano, y cuando su marido casi muere en el atentado de 1981 fue su insomne y popular enfermera y best seller en dedicaci¨®n y popularidad. El 30 de marzo de ese a?o, el presidente Reagan y miembros de su s¨¦quito fueron tiroteados cuando sal¨ªan del Washington Hilton Hotel. Nancy fue alertada y lleg¨® al Hospital de la Universidad George Washington, donde fue hospitalizado. El senador Strom Thurmond entr¨® en la habitaci¨®n del presidente, burlando al Servicio Secreto, y afirmando que era un "amigo cercano" del presidente. Nancy, indignada, lo expuls¨®.
Primera dama de?Estados Unidos entre 1981 y 1989, lo fue de California durante el mandato de su marido como gobernador, desde 1967 hasta 1975, y durante este periodo fue una exigente colaboradora de campa?a electoral. Tambi¨¦n fue en 1985 cuando convoc¨® una cumbre internacional de primera damas para hablar de las drogas y ¡°vender¡± la candidatura de su marido. Inevitablemente, dada su fuerte y arriscada personalidad, fue tambi¨¦n objeto de cr¨ªticas diversas porque su jurisdicci¨®n trascendi¨® las cuestiones sociales, y entre bambalinas, las pol¨ªticas. Alguna de sus decisiones retratan su temperamento: reemplaz¨® toda la vajilla de porcelana de la Casa Blanca, a pesar de ser sufragada por donaciones privadas.
Nancy dirigi¨® la renovaci¨®n de varias habitaciones, incluyendo las adyacentes al Despacho Oval, como la sala de conferencia de prensa. Nuevas manos de pintura, acabado de suelos, reparaci¨®n de chimeneas y reemplazo de antiguas tuber¨ªas, ventanas y cables. Gast¨® una millonada. El ruido fue mayor cuando se descubri¨® en 1988 que hab¨ªa consultado a una astr¨®loga para que ayudara en la planificaci¨®n de la agenda del presidente despu¨¦s del atentado de 1981. El jefe de gabinete, Donald Regan, rechaz¨® el m¨¦todo y entr¨® en colisi¨®n con la primera dama, enemistad que se acentu¨® durante el esc¨¢ndalo Ir¨¢n-Contra. Sobreprotectora, acus¨® a Regan de estar perjudicando al presidente. Pidi¨® su cabeza, que en esta ocasi¨®n, no le fue concedida. En sus memorias de 1988, Regan escribi¨® acerca de la astr¨®loga. Era la primera vez que se mencionaba el tema en p¨²blico. Nancy lo hizo despu¨¦s: ¡°La astrolog¨ªa era simplemente una manera de enfrentar el miedo que sent¨ª luego de que mi marido estuviera a punto de morir...¡±
Se distingui¨® por su pasi¨®n por la moda. Su vestuario contaba con trajes de dise?adores de lujo, incluyendo a James Galanos, Bill Blass, Adolfo y ?scar de la Renta. Le gustaba que la comparasen con el estilo de Jacqueline Kennedy. El costo del vestido de gala de la investidura presidencial fue de unos 10.000 d¨®lares.
Su influencia sobre las decisiones del gobernante fue determinante en su segundo mandato, seg¨²n los analistas. En 1988 se convirti¨® en la primera dama invitada a hablar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre las leyes internacionales contra el narcotr¨¢fico. Encendida anticomunista, como Ronni, apoy¨® a su esposo cuando plante¨® a Mosc¨² una escalada en el despliegue de misiles que la Uni¨®n Sovi¨¦tica no pudo emular. Entonces comenz¨® el derrumbe del bloque enemigo de Estados Unidos durante la Guerra Fr¨ªa. Su relaci¨®n con Ra¨ªsa Gorbachov no se correspond¨ªa con la relaci¨®n amistosa que fragu¨® entre sus esposos. A Nancy le resultaba dif¨ªcil conversar con Ra¨ªsa. Las dos mujeres normalmente tomaban t¨¦ y discut¨ªan las diferencias entre la URSS y los Estados Unidos, pero poco m¨¢s. Visitando EE UU por primera vez en 1987, Ra¨ªsa irrit¨® a Reagan con unas lecturas sobre la arquitectura del socialismo, lo que llev¨® a que Nancy le dijera bromeando a su marido: "?Qui¨¦n se piensa que es esa dama?".
Los Reagan se retiraron a su casa de Bel Air, en Los ?ngeles, California, en 1989. Y Nancy dedic¨® la mayor parte de su tiempo a cuidar de su marido enfermo, diagnosticado en 1994 con mal de Alzheimer. Fue una de las primeras damas m¨¢s longevas, siendo superada solamente por Bess Truman. En sus memorias escribi¨®: ¡°No creo que fuera tan mala, ni tuve tanto poder ni fui tan d¨¦bil como dec¨ªan, pero la primera dama encaja, tiene un papel ¨²nico e importante que desempe?ar en el cuidado de su marido y es natural que ella le haga saber lo que piensa. Yo siempre lo hice con Ronnie, y siempre lo har¨¦¡±.
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