La CDU escenifica sus diferencias con Merkel
Presionados por las encuestas, los candidatos democristianos enmiendan la pol¨ªtica migratoria de la canciller
Un tif¨®n parece haber pasado por la sede de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU) en Maguncia. Las oficinas del partido en la capital de Renania-Palatinado est¨¢n inundadas de carteles y material promocional. ¡°25 a?os de SPD son suficientes¡±. ¡°Presidenta 2016¡±, rezan los esl¨®ganes. La cara de Julia Kl?ckner, la democristiana que aspira a conquistar este Estado, es omnipresente. Un futbol¨ªn con el lema Julja ¡ªjuego de palabras con el nombre de la l¨ªder y la palabra s¨ª en alem¨¢n¡ª parece olvidado entre un mont¨®n de cajas. Al abrir la puerta de un despacho, aparece Kl?ckner leyendo unos papeles con aire de concentraci¨®n. ¡°Ahora no le puede atender. Est¨¢ preparando el debate de esta noche¡±, explican en su equipo. A las pocas horas, la dirigente se batir¨¢ en la televisi¨®n regional con el resto de candidatos. Ser¨¢ una de las ¨²ltimas ocasiones para ara?ar unos votos que necesita desesperadamente para ganar la que quiz¨¢s sea la batalla m¨¢s re?ida y decisiva de los tres Estados alemanes que votan el domingo.
Hace unos meses, nadie dudaba de que Kl?ckner fuera a reemplazar a la socialdem¨®crata Malu Dreyer en unos comicios regionales que por primera vez en Alemania enfrentan a dos mujeres como principales contendientes. Simp¨¢tica, fotog¨¦nica, conservadora sin estridencias e incluso criada en una explotaci¨®n vin¨ªcola en una zona donde el vino es casi una religi¨®n, la democristiana lo ten¨ªa todo para acabar con el reinado del SPD e imponer su mando en la tierra que gobern¨® Helmut Kohl. Su nombre sonaba incluso como candidata a suceder a la incombustible Angela Merkel, si es que alguna vez se retira. Pero entonces lleg¨® la crisis de refugiados. Y sus expectativas de ¨¦xito empezaron a reducirse, hasta llegar al empate que ahora le atribuyen las encuestas.
La paradoja de los ¡®merkelistas¡¯ de izquierdas
El caso de Heike Simon resume buena parte de los problemas a los que se enfrenta la canciller Angela Merkel con su electorado. Hace ya cinco a?os que esta mujer contribuy¨® a fundar una organizaci¨®n de ayuda a los refugiados. Y las pasadas Navidades acogi¨® en su piso a dos j¨®venes sirios que conoci¨® por casualidad. ¡°Un d¨ªa me ense?aron el lugar en el que iban a vivir con otros 180 hombres. Yo ten¨ªa dos habitaciones libres, as¨ª que no lo dud¨¦¡±, explica en una cafeter¨ªa de Maguncia.
Votante tradicional socialdem¨®crata o verde, Simon reconoce haberse acercado a la jefa del Gobierno alem¨¢n gracias a la pol¨ªtica de mano tendida hacia los refugiados. ¡°Los democristianos de aqu¨ª han jugado la baza del miedo. Julia Kl?ckner se hizo famosa con su propuesta de prohibir el burka, cuando creo no haber visto ni uno en los m¨¢s de 20 a?os que llevo viviendo en Maguncia¡±, se?ala. ?Votar¨ªa a Merkel? ¡°A la CDU no. Pero si hubiera un Partido de Merkel, quiz¨¢s s¨ª¡±, responde con un toque de humor.
El fen¨®meno se ha extendido. En los ¨²ltimos meses es habitual o¨ªr en Alemania halagos a la gesti¨®n que la canciller ha hecho de la crisis migratoria¡ pero muchas veces proceden de votantes de izquierdas. Al mismo tiempo, amplias capas de los votantes conservadores se sienten desconcertados ante las decisiones de su l¨ªder.
Kl?ckner, una merkelista que hace unos meses ped¨ªa a los cr¨ªticos con la pol¨ªtica migratoria de la canciller que ¡°cerraran el pico¡±, empez¨® a aparecer en los medios nacionales con propuestas alternativas. Como la fijaci¨®n de topes diarios de entradas. La idea fue bautizada como Plan A2, para diferenciarse del Plan A de la canciller, y del B del b¨¢varo Horst Seehofer, que exige para este a?o un m¨¢ximo de 200.000 solicitantes de asilo. Hace tres semanas, Kl?ckner y el candidato democristiano en Baden-Wurtemberg pidieron a Merkel cambios en un documento conjunto. Y tambi¨¦n alab¨® el cierre de frontera decidido por Austria que Berl¨ªn critica.
?Han emprendido en Renania-Palatinado una tercera v¨ªa entre Merkel y Seehofer? ¡°No. Nosotros apoyamos a la canciller. Tan solo aportamos sugerencias complementarias. Alemania no puede acoger a un n¨²mero ilimitado de refugiados. As¨ª que dijimos que si la soluci¨®n europea no funciona, entonces deber¨ªamos adoptar soluciones nacionales¡±, se defiende el secretario general de la CDU regional, Patrick Schnieder. El dirigente echa mano de una cifra para negar cualquier tipo de distanciamiento con la l¨ªder: Merkel ha visitado la regi¨®n 11 veces durante la campa?a.
Pero es evidente que los tres candidatos de la CDU han endurecido su discurso sobre los refugiados por miedo a contagiarse de una crisis convertida en monotema nacional, incluso en unas elecciones regionales como estas. Y por miedo a sufrir una desbandada de votos hacia los populistas de derechas de Alternativa para Alemania. ¡°La estrategia de Kl?ckner ha sido un fracaso. Se expuso innecesariamente antes de tiempo y nadie ha entendido esa v¨ªa intermedia de no criticar a Merkel pero proponer planes alternativos¡±, se?ala el periodista Stefan Kornelius.
Bot¨ªn preciado
Pese a ser una regi¨®n de tama?o medio, Renania-Palatinado se ha convertido en el bot¨ªn m¨¢s preciado para los dos grandes partidos. Es el ¨²nico Estado en el que tanto los socialdem¨®cratas como los democristianos tienen opciones de victoria. Y, asumida la derrota que ambos sufrir¨¢n en la vecina Baden-Wurtemberg, quien se quede con el Palacio de Gobierno de Maguncia, a orillas del r¨ªo Rin, podr¨¢ decir ante los suyos que ha salvado los muebles.
Pero la crisis de refugiados ha llenado la pol¨ªtica alemana de paradojas. Una de ellas es que los actuales l¨ªderes de Renania-Palatinado y Baden-Wurtemberg ¡ªuna socialdem¨®crata y un verde¡ª han defendido con mucho m¨¢s entusiasmo la pol¨ªtica Merkel que los representantes locales de su partido. Solo as¨ª se explica que en una reciente entrevista en televisi¨®n la canciller se?alara lo que en cualquier otra ocasi¨®n parecer¨ªa obvio: que los ciudadanos que quieran apoyarla deben votar a su partido, y no a ninguno otro.
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