A la espera del ¡®milagro¡¯ de marzo
Que este domingo Brasil siga siendo el pa¨ªs privilegiado que nunca sufri¨® una guerra civil entre hermanos
Marzo es el mes dedicado al dios mitol¨®gico de la guerra. El milagro de este marzo brasile?o ser¨ªa conseguir que se desarrolle, sin violencia, la anunciada manifestaci¨®n nacional de protesta contra el Gobierno del d¨ªa 13.
Una manifestaci¨®n que deber¨ªa convertirse en una fiesta de la ciudadan¨ªa para que los ni?os recuerden cuando sean adultos que la paz no se impone ni regala, se conquista.
Cuando yo ten¨ªa cinco a?os, en plena guerra civil espa?ola (que cost¨® un mill¨®n de muertos) mi madre cerraba los postigos de la casa que daban a la carretera para que no viera las ejecuciones sumarias de los rojos o de los blancos.
Viv¨ª en dictadura hasta mis 40 a?os. No sab¨ªa lo que era votar, y menos en libertad. Ya periodista, mis art¨ªculos pasaban por un censor del Gobierno que a veces se alojaba dentro del peri¨®dico.
Quiz¨¢s por eso, desear¨ªa para los brasile?os, ese milagro de marzo para que este pa¨ªs no vuelva a sufrir sobresaltos autoritarios. Y para que siga manteniendo su libertad de informarse y de expresarse. Todos los dictadores odian los medios de comunicaci¨®n.
Los brasile?os tardaron en convertirse en indignados del poder corrupto, pero cuando lo hicieron, como en las ¨²ltimas manifestaciones de protesta del a?o pasado, ofrecieron siempre ejemplo de democracia, sin que la violencia rozara las manifestaciones en las que ofrec¨ªan a la polic¨ªa flores en vez de puntapi¨¦s.
Desde entonces, la multiplicaci¨®n de los r¨ªos de la corrupci¨®n pol¨ªtica y administrativa y la entrada abrupta de Lula da Silva en la operaci¨®n anticorrupci¨®n Lava Jato hicieron que la temperatura social se exacerbase.
Hoy existe incertidumbre y preocupaci¨®n de que la manifestaci¨®n del domingo pueda enturbiarse con violencia entre grupos a favor o contra el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, o de Lula y del Partido de los Trabajadores (PT).
Mi miedo es lo que los psic¨®logos llaman ¡°la profec¨ªa autocumplida¡±. Esa profec¨ªa anticipada de que la manifestaci¨®n ser¨¢ manchada por la violencia. Lo han alertado hasta los militares que hoy, felizmente, se mueven en democracia.
?C¨®mo quebrar esa profec¨ªa? Protestando con gestos creativos, pero sin sangre. Exigiendo un pa¨ªs menos corrupto, con pol¨ªticos m¨¢s dignos, pero sin odios. Una protesta a la que puedan participar sin peligro ni?os y mayores, juntos.
Preparen pancartas y flores como ¨²nicas armas.
Es verdad que no existen manifestaciones inocentes. Toda protesta pol¨ªtica o social es un gesto de rebeld¨ªa. Pero, a lo largo de la historia, hubo siempre quien consigui¨® quebrar los clich¨¦s para apostar por lo imposible: defender las libertades y las propias ideas sin rendirse a la violencia
Nos lo recuerdan todos aquellos que lucharon y murieron en el mundo apostando por la paz como la mejor arma contra la tiran¨ªa. Como Gandhi, en India, a favor de los parias, Martin Luther King, en Estados Unidos, en su cruzada por la igualdad de blancos y negros, o Nelson Mandela en Sud¨¢frica, combatiendo con el perd¨®n la violencia del apartheid.
Como lo hicieron los j¨®venes universitarios pacifistas en China, desafiando sin armas los tanques de guerra contra los que arrojaban flores. O los revolucionarios del mayo franc¨¦s que proclamaban ¡°Sed realistas, pedid lo imposible¡±. Lo imposible era la protesta sin violencia.
Hay un refr¨¢n que dice: ¡°Quien siembra vientos recoge tempestades¡±. Mejor no provocar la fiera del odio o del nosotros contra ellos. La responsabilidad es siempre de quien atiza el fuego.
Hoy somos mejores que ayer. Pocos se enorgullecen ya con las guerras. Padres y madres de familia ya no se sienten, como anta?o, felices de ver a sus hijos ganar medallas en las batallas.
Que el domingo Brasil sea solo Brasil, ese pa¨ªs que tuvo la suerte de no haber sufrido nunca una guerra civil entre hermanos.
Yo la viv¨ª y sufr¨ª. S¨¦ lo que duele y como sus sombras me persiguieron siempre.
?Feliz protesta brasile?a del marzo guerrero, sin violencias ni venganzas!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Lula da Silva
- Crisis pol¨ªticas
- Dilma Rousseff
- Caso Petrobras
- Blanqueo dinero
- Financiaci¨®n ilegal
- Presidente Brasil
- Sobornos
- Corrupci¨®n pol¨ªtica
- Presidencia Brasil
- Corrupci¨®n
- Polic¨ªa
- Gobierno Brasil
- Brasil
- Conflictos pol¨ªticos
- Fuerzas seguridad
- Gobierno
- Sudam¨¦rica
- Latinoam¨¦rica
- Am¨¦rica
- Administraci¨®n Estado
- Empresas
- Partido de los Trabajadores
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica
- Edici¨®n Am¨¦rica