La actuaci¨®n de los ultras en Bruselas agrieta la unidad por los atentados
El principal partido del pa¨ªs, la N-VA, rechaza suscribir un comunicado conjunto de condena
Sin tiempo a¨²n para digerir los atentados contra el coraz¨®n de la capital europea, Bruselas se top¨® el domingo con la frustraci¨®n de ver c¨®mo un grupo de ultras acaparaba la atenci¨®n de una concentraci¨®n convocada precisamente contra el miedo al terrorismo. El choque entre la polic¨ªa y los hooligans ha agrietado la unidad observada hasta ahora en el fragmentado mapa pol¨ªtico belga y amenaza con dar alas a los discursos radicales que vinculan terrorismo e inmigraci¨®n en Europa.
El d¨ªa de los atentados, los partidos pol¨ªticos belgas trasladaron una imagen de unidad frente a la barbarie. Cuando la barbarie lleg¨® en forma de extremistas que irrump¨ªan en una concentraci¨®n pac¨ªfica para plantar cara al terrorismo, la unidad se resquebraj¨®. La N-VA, formaci¨®n m¨¢s votada del pa¨ªs, con un 33% de los sufragios en Flandes ¡ªen B¨¦lgica no hay partidos nacionales¡ª evit¨® ayer suscribir un comunicado conjunto que emitieron el resto de formaciones flamencas. El texto simplemente condenaba la acci¨®n de los radicales. ¡°Tomamos distancias, en los t¨¦rminos m¨¢s claramente posibles, de una peque?a minor¨ªa llena de odio que trata de minar la solidaridad y la serenidad¡±, ratificaron los l¨ªderes de los cuatro principales partidos flamencos, salvo los nacionalistas de la N-VA.
El peso de este partido en el Gobierno federal (el principal, aunque el primer ministro sea un liberal franc¨®fono) y el discurso de mano dura que ha exhibido respecto a la inmigraci¨®n genera inquietudes. Siegfried Bracke, presidente del Parlamento federal y uno de los responsables de la formaci¨®n flamenca, lo justifica as¨ª: ¡°Era innecesario hacer un comunicado conjunto. Porque eso es darles m¨¢s importancia de la que tienen¡±. Bracke niega que esa actitud encierre complacencia con los alborotadores.
Las explicaciones no aplacan al resto de partidos. El alcalde de Bruselas, el socialista Yvan Mayeur, presente en la concentraci¨®n del domingo, deplor¨® ayer la actuaci¨®n del ministro del Interior por no frenar la marcha de los ultras. ¡°Ya no conf¨ªo m¨¢s en el ministro Jan Jambon¡±, zanj¨® el alcalde.
Al igual que ocurre con las leyes antiterroristas, que a¨²n hoy no permiten realizar registros policiales en domicilios durante la noche, la normativa belga sobre manifestaciones p¨²blicas revela que el pa¨ªs nunca ha temido por su seguridad. Al contrario de lo que ocurre en Espa?a, donde los manifestantes comunican sus intenciones a las autoridades con un m¨ªnimo de 10 de antelaci¨®n y un procedimiento detallado, en B¨¦lgica ese tr¨¢mite es m¨¢s laxo. Quienes pretenden convocar un acto p¨²blico deben informar a los poderes p¨²blicos, sin aguardar a su aprobaci¨®n. Si las autoridades consideran el acto arriesgado, lo suspenden.
Alas al populismo
Pero es un paso que les cuesta dar. Incluso en el acto convocado el domingo para desafiar el miedo, las autoridades desaconsejaron ¡ªno prohibieron¡ª que se celebrara por el temor de no poder garantizar la seguridad. El resultado fue una escasa afluencia de manifestantes, que se vieron casi igualados en n¨²mero por los extremistas. Esa imagen de radicales espetando al resto de ciudadanos ¡°estamos en nuestra casa¡± amenaza con movilizar a la ultraderecha y a los partidos populistas europeos en la defensa del v¨ªnculo entre inmigraci¨®n y terrorismo.
A¨²n as¨ª, cuesta entender que la polic¨ªa conociera el prop¨®sito de estos ultras ¡ªincluso que los escoltara en tren desde el municipio de Vilvoorde hasta la Bolsa de Bruselas, donde transcurr¨ªa la manifestaci¨®n¡ª sin frenarlos. ¡°Se sab¨ªa que iban all¨ª, pero no se intu¨ªa su comportamiento; fue una sorpresa¡±, alega el presidente del Parlamento belga.
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