Los papeles de Panam¨¢ abren el debate en Marruecos sobre la inmunidad del rey
Varios medios informan sobre las propiedades de Mohamed VI y algunos periodistas critican la autocensura de sus colegas
El rey de Marruecos, Mohamed VI, aparece involucrado en los papeles de Panam¨¢ a trav¨¦s de su secretario personal, el empresario Mounir Majidi, presidente a su vez del grupo de empresas Siger, propiedad de la familia real. A trav¨¦s de sociedades afincadas en las Islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas, Majidi gestion¨® la compra del velero Al Boughaz y la de un hotel en Par¨ªs por valor de 36 millones de euros. Mientras la prensa marroqu¨ª oficialista guarda silencio sobre el asunto o intenta restarle importancia, algunos periodistas han saltado la imaginaria l¨ªnea roja que protege al rey sobre cualquier posible cr¨ªtica.
El sitio digital Le Desk denuncia en un editorial publicado este mi¨¦rcoles el ¡°silencio inc¨®modo¡± que guardan las instancias oficiales y reclama la apertura de una investigaci¨®n. ¡°Ninguna reacci¨®n oficial ha venido de los ministros de Justicia, Econom¨ªa o Finanzas o de los responsables de las administraciones involucradas¡±, reza el editorial de Le Desk. ¡°Dig¨¢moslo sin rodeos¡±, a?ade el texto, ¡°el hecho de que se cite a Mohamed VI a trav¨¦s de su secretario particular paraliza a todo el mundo. (¡) Cinco a?os despu¨¦s de la adopci¨®n de la nueva Constituci¨®n de 2011, en Marruecos el rey y su entorno permanecen intocables¡±.
La portada del diario Le Monde pod¨ªa apreciarse el martes en los principales quioscos de Rabat. All¨ª aparec¨ªa la cara de Mohamed VI bajo el t¨ªtulo ¡°El dinero escondido de los jefes de Estado¡±, junto a las del ruso Vladimir Putin y el argelino Abdelaziz Buteflika, entre otros. En un art¨ªculo titulado Mohamed VI ama las islas V¨ªrgenes, Le Monde informaba de que el rey compr¨® el velero Al Boughaz e invirti¨® en una compa?¨ªa que cotiza en la bolsa de Casablanca a trav¨¦s de una sociedad afincada en las islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas. Otra sociedad perteneciente al monarca facilit¨® la compra y renovaci¨®n de un hotel en Par¨ªs.
Esas operaciones se hicieron a trav¨¦s del bufete paname?o Mossack Fonseca y mediante el secretario particular del rey, el empresario Mounir Majidi, que es quien aparece en los documentos de Panam¨¢. Majidi fue nombrado secretario real en 2000. Y dos a?os despu¨¦s pas¨® a presidir Siger, el grupo de empresas de la familia real.
El director de Le Desk, Ali Amar, indic¨® a este diario que si en los documentos de Panam¨¢ hubiese surgido el nombre del presidente del Gobierno, Abdelil¨¢ Benkir¨¢n, del islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), todos los medios estar¨ªan critic¨¢ndolo ahora. Amar lamenta la ¡°fuerte autocensura que reina en las redacciones¡±. Y no solo en las redacciones, seg¨²n Amar: ¡°El problema es que no existe un ecosistema de debate en Marruecos. Los pol¨ªticos, incluso una amplia franja de la sociedad civil, se esconden en un mutismo alucinante cuando se trata de comentar o investigar los temas relacionados con la monarqu¨ªa. Hay una vara de medir que se aplica al rey y a su entorno y otra para el com¨²n de los mortales¡±, concluye.
¡°En 2003¡±, publicaba Le Monde el martes, ¡°una empresa domiciliada por Mossack Fonseca en las islas V¨ªrgenes, EPOS International Corp, presta 36 millones de euros a una sociedad luxemburguesa, la inmobiliaria Orion SA. El contrato precisa que el ¡®prestatario no pagar¨¢ intereses por la cuant¨ªa del pr¨¦stamo. Y a cambio el acreedor podr¨¢ utilizar el inmueble para sus fines personales (¡)¡±. El diario franc¨¦s concluye que la operaci¨®n convierte a Mohammed VI a la vez en "prestamista, prestatario y beneficiario del montaje¡±.
Hicham Naciri, abogado del secretario particular del rey, declar¨® este jueves en el sitio digital Medias 24 que el art¨ªculo de Le Monde est¨¢ hueco y no contiene ninguna revelaci¨®n. "?Puede haber algo m¨¢s natural para un jefe de Estado, cuyo patrimonio se gestiona con absoluta transparencia, que buscar una cierta discreci¨®n en la gesti¨®n de algo que pertenece a su esfera privada?", se pregunta el letrado. "En Marruecos", a?ade, "los negocios de la familia real son conocidos y transparentes, muchas de sus empresas cotizan en la bolsa de Casablanca y est¨¢n sujetas a reglas muy estrictas"
El semanario Tel Quel, el m¨¢s influyente entre los medios franc¨®fonos, public¨® este mi¨¦rcoles un reportaje donde sostiene que los papeles de Panam¨¢ est¨¢n tomando el pulso de la prensa marroqu¨ª. ¡°Sobre un tema tradicionalmente considerado como una l¨ªnea roja¡±, precisa el art¨ªculo, ¡°es preciso constatar que la prensa marroqu¨ª tan solo ha sido amordazada por su eventual autocensura y su falta de acceso a la informaci¨®n (en referencia a los papeles de Panam¨¢)¡±.
El director del diario arab¨®fono Akhbar Al Youm afirma en el citado art¨ªculo: ¡°La autocensura de ciertas publicaciones es m¨¢s conservadora que la censura de Estado¡±. Por su parte, el medio digital Le360, que dispone de excelentes v¨ªnculos con el Palacio Real, public¨® el pasado 7 de marzo un art¨ªculo titulado ¡°Los entresijos de una falsa investigaci¨®n sobre dos bienes propiedad del rey¡±. La publicaci¨®n se hac¨ªa eco de un cuestionario que hab¨ªa enviado un periodista estadounidense perteneciente al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n (ICIJ) al secretario del rey. El reportero preguntaba por las empresas domiciliadas en las islas V¨ªrgenes. Sin embargo, el periodista de Le360 estimaba que esas investigaciones eran innecesarias porque se hac¨ªan sobre ¡°informaciones p¨²blicas¡± y que el rey ¡°no necesita autorizaci¨®n antes de adquirir un bien¡±.
El diario Le Monde respond¨ªa este mi¨¦rcoles a ese art¨ªculo con otro titulado: ¡°Marruecos: el m¨¦todo de un medio pr¨®ximo a Palacio para desinflar las exclusivas molestas¡±. El articulista de Le Monde asegura que lo que trataba de hacer Le360 con su ¡°panfleto¡± es lo que en el lenguaje militar se llama ¡°fuego preventivo¡±, es decir, ¡°disparar primero ante un ataque inminente¡±.
Por ahora, el diario digital Le Desk parece bastante solo en su af¨¢n de fomentar el debate y la investigaci¨®n.
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