Bruselas estrecha el cerco fiscal a las multinacionales tras el ¡®caso Panam¨¢¡¯
Impondr¨¢ a las grandes empresas controles similares a los que ahora solo tiene la banca
Hace ya un lustro la OCDE anunci¨® el fin de la era del secreto bancario, Europa inici¨® una cruzada por la transparencia fiscal y el entonces presidente franc¨¦s Nicolas Sarzozy declar¨® ¡°el fin de los para¨ªsos fiscales¡±. A pesar de las resonantes declaraciones de los ¨²ltimos tiempos, los expertos creen que el balance de ese activismo pol¨ªtico es deprimente. Bruselas lanzar¨¢ su en¨¦sima ofensiva esta semana, a rebufo del esc¨¢ndalo de Panam¨¢: la Comisi¨®n Europea planea obligar a las multinacionales a desvelar toda su informaci¨®n fiscal. Impondr¨¢ a las grandes empresas controles similares a los que ahora solo tiene la banca.
Los para¨ªsos fiscales son engranajes b¨¢sicos del capitalismo financiero. Utilizados por ricos y poderosos de todo el mundo y combatidos con escaso ¨¦xito desde hace a?os, est¨¢n situados en el mism¨ªsimo centro de la crisis europea, que en algunos pa¨ªses ha acabado convertida en una crisis fiscal. Los hay a escasos kil¨®metros de la UE (en el Canal de la Mancha, por ejemplo); algunos analistas denuncian que incluso dentro, en pa¨ªses que acreditan pr¨¢cticas fiscales que est¨¢n al filo de lo permitido: Irlanda, Holanda, B¨¦lgica, Austria y Luxemburgo. Los 11 millones de datos filtrados por el Consorcio Internacional de Periodistas revelan que 12 jefes de Estado y de Gobierno y m¨¢s de 200 pol¨ªticos usaban el despacho de Mossack Fonseca en Panam¨¢, con innumerables conexiones al m¨¢s alto nivel en Europa. Y han activado una oleada de indignaci¨®n ciudadana con consecuencias pol¨ªticas: un nuevo arre¨®n legislativo en Bruselas que esta vez, aseguran los l¨ªderes europeos, no quedar¨¢ en agua de borrajas.
La Uni¨®n dispara en varias direcciones, a pesar de que los asuntos fiscales son muy espinosos: se trata de una competencia nacional y el m¨¢s m¨ªnimo paso encuentra siempre formidables resistencias. Bruselas asegura que en seis meses tendr¨¢ una lista de jurisdicciones no cooperativas (eufemismo de para¨ªsos fiscales, a su vez eufemismo de esas lavander¨ªas de dinero sucio o que no quiere pagar impuestos) y estar¨¢ en condiciones de imponer sanciones. La Comisi¨®n tiene en marcha varias iniciativas m¨¢s al hilo del esc¨¢ndalo LuxLeaks, que hace un a?o largo descubri¨® miles de pactos de multinacionales con Luxemburgo por los que evitan pagar impuestos en otros Estados y acaban pagando menos del 1% en el peque?o ducado que ha dirigido el jefe de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, durante dos d¨¦cadas.
El borrador de la ¨²ltima propuesta, que se dar¨¢ a conocer el martes, obliga a las multinacionales a proporcionar informaci¨®n pa¨ªs por pa¨ªs de sus beneficios y d¨®nde pagan impuestos; incluso de cu¨¢nta gente emplean en cada lugar, para identificar las denominadas ¡°empresas buz¨®n¡±, tapaderas que permiten pagar al fisco all¨¢ donde sea menos oneroso. El refuerzo de los controles ser¨¢ para empresas con ingresos de m¨¢s de 750 millones de euros; con esa cifra se controlar¨ªan ¡°aproximadamente el 90% de los beneficios¡±, seg¨²n el proyecto. Bruselas apunta que las multinacionales ¡°tendr¨¢n obligaciones de transparencia fiscal similares a las que ahora existen para los bancos¡±. Las fuentes consultadas admiten que la fuerte presencia de entidades financieras europeas en los papeles de Panam¨¢ ¡ªtres entidades espa?olas, Santander, BBVA y Banco Sabadell, por ejemplo¡ª quita mucha fuerza a ese argumento.
El plan est¨¢ en l¨ªnea con el G-20 y se une a otras medidas adoptadas por la UE desde 2014: la obligaci¨®n de dar a conocer los acuerdos de cada pa¨ªs con multinacionales (tax rulings) y los pactos con terceros pa¨ªses, el intercambio de informaci¨®n fiscal autom¨¢tica, y las investigaciones de Competencia contra los acuerdos en Luxemburgo, Holanda e Irlanda con empresas como Starbucks, Amazon, Apple y Fiat.
Aun as¨ª, Transparencia Internacional ha criticado con dureza el plan: aduce que las multinacionales solo deben proporcionar informaci¨®n sobre su actividad en la UE; los datos de fuera de la Uni¨®n no se desagregan pa¨ªs por pa¨ªs, con lo que el ejercicio queda descafeinado. Varios grupos de la Euroc¨¢mara, como los Verdes, subrayan que el list¨®n (ingresos de 750 millones) pone la lupa sobre apenas un millar de compa?¨ªas, cuando la evidencia muestra que el fraude lo protagonizan a menudo firmas m¨¢s peque?as. Y rechazan que la informaci¨®n no sea accesible para el p¨²blico, sino solo para la Hacienda de cada pa¨ªs.
?Hipocres¨ªa?
El comisario Pierre Moscovici calific¨® de ¡°inmorales¡± las pr¨¢cticas de Panam¨¢. El responsable del plan, el comisario Jonathan Hill, dijo que esa norma dificultar¨¢ la acci¨®n de los para¨ªsos fiscales. Jeroen Dijsselbloem, jefe del Eurogrupo, pidi¨® una reacci¨®n pol¨ªtica a la UE. Antes de llegar a Bruselas, Moscovici fue ministro en Francia, que no tiene a Panam¨¢ en su lista de para¨ªsos; Hill fue propuesto por el Gobierno de David Cameron, en el disparadero por sus lazos en una offshore paname?a; la Holanda de Dijsselbloem ni siquiera tiene lista de para¨ªsos fiscales. El joven ministro socialdem¨®crata no ha modificado una sola de las leyes por las que otros socios acusan a Holanda de competencia fiscal desleal. Pero esa es otra historia. O no.
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