El ¡®Brexit¡¯ empu?a el acero brit¨¢nico
El incierto futuro de Port Talbot, la mayor f¨¢brica de metal de Reino Unido, calienta el debate sobre la permanencia en la UE
Anthony Hopkins, Richard Burton y Michael Sheen, entre grandes flores amarillas, reciben al visitante al salir de la estaci¨®n de tren, convertidos en involuntarios voceros de la decadencia de Port Talbot. Un psicod¨¦lico grafiti con los rostros de los tres actores, vecinos ilustres del lugar, adorna la fachada del viejo cine Plaza, un majestuoso edificio abandonado. Una triste met¨¢fora de este pueblo del sur de Gales, que espera estos d¨ªas que alguna fuerza, desde alg¨²n despacho de Londres o Bombay, desv¨ªe el tiro de gracia que dispar¨® hace una semana la multinacional india Tata al anunciar su voluntad de abandonar el ruinoso negocio de acero que lo sustenta desde hace cien a?os. ¡°Si se van, el pueblo se muere. Es as¨ª de sencillo¡±, explica Neill Grimshaw, alba?il jubilado que pasea esta ma?ana por los fr¨ªos pasillos del centro comercial brutalista.
Supermercados de gama baja, bazares de todo a una libra, tiendas de beneficencia. Si el comercio de un lugar dice algo de sus vecinos, en Port Talbot no est¨¢n para lujos. Un inesperado centro de rayos uva ofrece un minuto de bronceado a 70 peniques, justo antes de adentrarse en las 50 sombras de gris que dibujan las hileras infinitas de casuchas proletarias. Por encima de ellas se levantan las colinas cuyo verde ha sido apagado por el humo del acero. Todo en Port Talbot se debe al acero. Y la decadencia del pueblo ha ido pareja a la de la industria que la sustenta.
La de Port Talbot es la mayor f¨¢brica de acero de Reino Unido y pierde cerca de un mill¨®n de libras cada d¨ªa. Un reflejo de la tormenta perfecta que acecha al sector en toda Europa: demanda decreciente, exceso de oferta, costes elevados y el dumping del acero subsidiado de China que, ante la frenada en el consumo dom¨¦stico, ha duplicado sus exportaciones a Europa desde 2013.
En Port Talbot est¨¢n en juego 5.000 empleos directos y otros muchos indirectos. Pero hay mucho m¨¢s. El debate que subyace es qu¨¦ pa¨ªs quiere ser Reino Unido. Port Talbot pone a prueba el modelo econ¨®mico del Gobierno de Cameron y sus prioridades en pol¨ªtica internacional. Y tambi¨¦n su relaci¨®n con Europa. Porque el debate sobre el Brexit, al menos por unos d¨ªas, se ha trasladado a este pueblo. Y ha convertido su destino en argumento-cachiporra de uno y otro bandos de la campa?a para el refer¨¦ndum del 23 de junio.
El peso del acero
La ra¨ªces de la crisis del acero en Reino Unido son profundas. A principios de los a?os 70 del siglo pasado, la industria brit¨¢nica empleaba a 325.000 personas; el a?o pasado, a 30.000. Hace 40 a?os Reino Unido produc¨ªa 29 millones de toneladas de acero. Hoy produce apenas 12 millones de toneladas y consume 11, el 60% de los cuales es importado. El sector supone solo el 0,1% de la econom¨ªa brit¨¢nica y su peso se ha visto reducido a lo largo de los ¨²ltimos 25 a?os. Pero, seg¨²n sus defensores, el acero apuntala la base industrial del pa¨ªs. En t¨¦rminos de producci¨®n, desde el comienzo de este siglo Reino Unido ha estado siempre a la cola de otros grandes pa¨ªses europeos, como Alemania, Francia, Italia y Espa?a. Estos, seg¨²n reconoci¨® un estudio del Parlamento brit¨¢nico el pasado mes de diciembre, han protegido mejor a sus sectores del acero.
¡°Es desesperadamente triste que dentro de la UE no podemos controlar nuestras industrias¡±, se apresur¨® a se?alar Nigel Farage, l¨ªder del partido antieuropeo UKIP, tras conocer las intenciones de Tata. ¡°El Gobierno est¨¢ completamente impotente a la hora de detener el dumping chino del mercado del acero¡±. Boris Johnson, alcalde de Londres, se sum¨® al lamento en su columna semanal en el Daily Telegraph.
La campa?a del Brexit ha encontrado un fil¨®n en las comunidades del acero. Esgrimen tres argumentos: Bruselas no ha hecho lo suficiente para prevenir el dumping chino; sus estrictas reglas de competencia impiden ayudar a las industrias en crisis, y la exigente legislaci¨®n medioambiental encarece los precios de la energ¨ªa penalizando la competitividad.
Pero la lectura no es tan sencilla, como record¨® Stephen Kinnock, el diputado laborista que representa a la regi¨®n en Westminster. ¡°La realidad es que la Comisi¨®n Europea lleva a?os tratando de combatir la crisis del acero¡±, explica, ¡°pero se ha visto sistem¨¢ticamente paralizada por un Gobierno brit¨¢nico que ha luchado con u?as y dientes para minar esos esfuerzos¡±.
Reino Unido vot¨® en Europa contra la imposici¨®n de tarifas m¨¢s altas al acero chino. Y tambi¨¦n lucha por que se reconozca al gigante asi¨¢tico como una econom¨ªa de mercado en la OMT, a pesar de que su industria del acero es propiedad del Estado en un 70%.
El Gobierno de Cameron ha dejado muy clara su prioridad estrat¨¦gica de ser el principal socio de China en Occidente. Quiere yuanes para grandes proyectos de infraestructura que no pueden ser financiados por un Estado limitado por los dogmas pol¨ªticos de no endeudarse y no subir impuestos. Puestos a elegir entre Port Talbot y Hinckley Point, la gran central nuclear brit¨¢nica con capital chino, pocos dudan que el Gobierno se decantar¨ªa por la segunda. Al fin y al cabo, tampoco hay muchos votos tories que perder en esta regi¨®n obrera del sur de Gales.
La realidad es que m¨¢s de la mitad de las exportaciones de acero de Reino Unido son a la Uni¨®n Europea, por lo que una salida del club no parece que mejorar¨ªa las perspectivas del sector. Resulta tambi¨¦n que el ministro de Industria, Sajid Javid, ha celebrado en el pasado los bajos precios del acero porque beneficiaban a la industria brit¨¢nica. El Gobierno, que enarbol¨® en los ¨²ltimos presupuestos la bandera de que Reino Unido es un pa¨ªs de fabricantes, ha hecho poco por corregir una crisis que se ve¨ªa venir desde hace meses. El desenlace, de hecho, le pill¨® a Javid de viaje en Australia y no en India, a pesar de que ha admitido que conoc¨ªa los planes de Tata desde hac¨ªa semanas.
Allan Jones, de 75 a?os, vivi¨® los a?os de esplendor de Port Talbot. Entr¨® como aprendiz de soldador en la f¨¢brica de acero en 1956. Diez a?os despu¨¦s emigr¨® a Australia y cuando volvi¨®, jubilado, su pueblo era ya otra cosa. ¡°El acero que se hace aqu¨ª es excelente, y podr¨ªa ser m¨¢s competitivo si el Gobierno lo cuidara¡±, opina. ¡°Creo que pa¨ªses como Francia o Alemania cuidan m¨¢s de su industria. No s¨¦ si salir de la UE ser¨ªa bueno o no para Port Talbot. No s¨¦ qu¨¦ votar¨¦, hay d¨ªas que creo que optar¨¦ por salir de la UE. Pero es sobre todo por todos esos malditos inmigrantes. No hay trabajo para todos¡±.
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