La perestroika del desierto
Cuesta creer que se haya agrietado el pacto fundacional entre guerreros y religiosos en Arabia Saud¨ª
Una cierta perestroika ha empezado s¨²bitamente en Arabia Saud¨ª, cuando menos se esperaba y por parte de quien menos se esperaba. La polic¨ªa religiosa, puntillosa y vigilante ante los comportamientos religiosos desviados de los ciudadanos, y especialmente de las mujeres, ha sido despose¨ªda por el Gobierno de sus poderes para perseguir, detener y castigar directamente a los infractores de la ley isl¨¢mica, a la vez que se le ha recomendado que act¨²e ¡°con amabilidad y gentileza¡± cada vez que tropiece con un comportamiento sospechoso.
Los designios de Riad se cuentan entre los m¨¢s opacos y secretos del mundo, tan dif¨ªciles de interpretar como eran los del Kremlin en la era sovi¨¦tica. No es f¨¢cil comprender el significado de esta medida, que convertir¨¢ al temido cuerpo de polic¨ªa religiosa en algo m¨¢s inofensivo que los bobbies de Londres, dedicados a dar buenos consejos y a ayudar a las viejecitas a pasar los sem¨¢foros en vez de amedrentar e incluso castigar a la poblaci¨®n.
Cuesta creer en un reblandecimiento del actual poder saud¨ª, en manos del joven pr¨ªncipe Mohamed bin Salman, n¨²mero tres en la jerarqu¨ªa e hijo del rey Salman, que ha dado suficientes pruebas de radicalizaci¨®n b¨¦lica y de la proverbial dureza saud¨ª en el mantenimiento del orden p¨²blico y la aplicaci¨®n de castigos medievales, incluida la pena de muerte con sable, que en 2015, con 157 ejecuciones, alcanz¨® la mayor cifra en 20 a?os.
Tambi¨¦n cuesta creer que haya empezado a agrietarse el pacto fundacional, en el que se aliaron, ya en el primer Estado saud¨ª (entre 1744 y 1818), la casta guerrera de los Saud con el clan religioso wahabita. El m¨¦todo saud¨ª para resolver los conflictos sol¨ªa ser una adecuada proporci¨®n de represi¨®n brutal y de compra de voluntades, con reparto compensatorio de subsidios a los disidentes y a la casta religiosa encargada de vigilarlos. En esta ocasi¨®n, en cambio, la medida consiste en quitar competencias y por tanto poderes a los religiosos, de ah¨ª que haya levantado una aut¨¦ntica oleada de euforia en las redes sociales.
El nuevo poder, instalado tras la muerte de Abdal¨¢ en enero de 2015, est¨¢ aplicando con tanta energ¨ªa como sigilo un programa de reformas y recortes sociales destinado a afrontar la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo. No son pocas las dificultades en un pa¨ªs de poblaci¨®n creciente y joven, acostumbrado a los subsidios y con gastos de defensa en aumento, debido sobre todo a la peculiar guerra fr¨ªa que mantiene con Ir¨¢n y a sus expresiones calientes en las guerras de Siria y de Yemen.
La neutralizaci¨®n de la polic¨ªa religiosa es un gesto de apaciguamiento hacia quienes les acusan por su colusi¨®n con el terrorismo de Al Qaeda y del Estado Isl¨¢mico. Ambos beben de id¨¦nticas fuentes rigoristas wahabitas, tienen formas muy similares de impartir su justicia isl¨¢mica y ostentan id¨¦ntico desprecio destructivo hacia el patrimonio arqueol¨®gico. El escritor argelino Kamel Daoud ha calificado a Arabia Saud¨ª como ¡°un Daesh o Estado Isl¨¢mico que ha triunfado¡±. (The New York Times, 20 de noviembre de 2015).
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