?Mundial de f¨²tbol? No, la votaci¨®n del impeachment

Verde y amarillo. Estos son los colores que se ve¨ªan este domingo al entrar en el restaurante Spot, en el acomodado barrio de Bela Vista, en la ciudad de S?o Paulo. All¨ª, a escasos pasos de la avenida Paulista, la principal v¨ªa de la ciudad, los ciudadanos favorables a la destituci¨®n de la presidenta Dilma Rousseff (PT) se re¨²nen para comer con familiares y amigos mientras arranca la transmisi¨®n de la votaci¨®n en la C¨¢mara de los Diputados. "Tenemos esta gran pantalla para d¨ªas especiales, como el d¨ªa de los Oscar, el Mundial de F¨²tbol... Y por supuesto que para hoy, el d¨ªa de la votaci¨®n", explica Sergio Kallil, uno de los socios de este tradicional restaurante, que lleva 22 a?os abierto.

Se trata de un tradicional sitio de la clase media-alta de S?o Paulo, donde la mayor¨ªa de los que all¨ª est¨¢n lucen ropas y relojes car¨ªsimos y pagan, de media, unos 40 d¨®lares por un almuerzo completo (plato principal, bebida y postre). Mientras disfrutan una copa, esperan ansiosos para que la C¨¢mara apruebe la destituci¨®n de la presidenta. "Creo que van a aprobar el impeachment, pero habr¨¢ sorpresas. Cada voto ser¨¢ un penalti", opina Fabio Silveira, de 36 a?os. Para este administrador de empresas, la presidenta ha perdido la capacidad de dialogar y se encuentra aislada. "Ya no puede gobernar y debe irse. Es como un director de una empresa que tiene que ser sustituido", a?ade. Para ¨¦l, el vicepresidente Michel Temer (PMDB) es un "gran conocedor" de la Constituci¨®n que puede dialogar con el Congreso.

En una mesa cercana, las amigas Susana, Corina y Sabrina coinciden en que la destituci¨®n "tiene que ser solo el primer paso para "echar a todos". "Temer y Cunha [el pol¨¦mico presidente de la C¨¢mara] tambi¨¦n tienen que dejar sus puestos. Hoy es solo el comienzo de algo mayor", opina Susana, de 52 a?os. Sin trabajo y reci¨¦n separada de su marido, esta int¨¦rprete en conferencias internacionales viajar¨¢ a Alemania en junio sin billete de vuelta para empezar de nuevo. "Soy aut¨®noma y tengo propuestas de trabajo. Es triste porque quiero a mi pa¨ªs, pero aqu¨ª ya no hay nada".

Los tres hijos de su amiga Corina, de 49 a?os, ya abandonaron Brasil para vivir en Suiza y Espa?a. "Tenemos que dejar claro que basta ya de corrupci¨®n. Creo que hemos plantado una semilla para un Brasil nuevo, serio y limpio, en el que sus gobernantes piensen en el pa¨ªs y no en si mismos", opina.

El empresario Ricardo, de 61 a?os, explica que la corrupci¨®n siempre ha existido. "Pero al menos antes ten¨ªan competencia. Ahora ni eso. Hay 10 millones de parados, y la mayor¨ªa con hijos. Es muy triste". Su amigo Wu Shih Ping, que naci¨® en China y lleg¨® a Brasil cuando ten¨ªa solo tres a?os, a?ade: "En Islandia, el primer-ministro dimiti¨® por los papeles de Panam¨¢. David Cameron tuvo que dar explicaciones. Aqu¨ª, nada. Ni siquiera piden disculpas. Urge una reeducaci¨®n moral", dice este jubilado, de 71 a?os.