Una historia distinta: c¨®mo fabricar un delito federal con un caso de tortura en el Estado de M¨¦xico
Polic¨ªas estatales presentaron informes que incriminaban a presuntas v¨ªctimas de tortura en delitos de armas o drogas. Tras estar presos, la justicia los absolvi¨®
EL PA?S public¨® este martes un reportaje sobre las historias de Azael Ben¨ªtez, Sacramento Aguilar y Leonel Hern¨¢ndez, vecinos de Tejupilco y Tlatlaya, en el Estado de M¨¦xico. Los tres denunciaban torturas por parte de elementos del Ej¨¦rcito y la Marina en 2013. Los hab¨ªan agarrado, contaban, para tratar de sacarles informaci¨®n del c¨¢rtel de La Familia Michoacana, que act¨²a en la zona. Dec¨ªan, adem¨¢s, que marinos y militares les hab¨ªan armado delitos relacionados con posesi¨®n de drogas o armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. A continuaci¨®n, el relato de c¨®mo la polic¨ªa del Estado de M¨¦xico ayud¨® a marinos y militares, seg¨²n los testimonios, a armar los casos en su contra.?
1. Cuarenta cartuchos y un fusil
El 6 de noviembre de 2013, cinco agentes de la Secretar¨ªa de Seguridad Ciudadana del Estado de M¨¦xico llegaron a la sede de la fiscal¨ªa federal en Toluca. Tra¨ªan consigo a tres detenidos, presuntos integrantes de la organizaci¨®n delictiva La Familia Michoacana. En su informe a la autoridad federal, explicaron que ese mismo d¨ªa, a media ma?ana, patrullaban por los alrededores de Tejupilco cuando vieron, en una brecha, detenidos, tres veh¨ªculos: una camioneta negra y dos autos, uno blanco y otro rojo. Entonces, sigue el informe, se acercaron y vieron a tres hombres, uno en cada veh¨ªculo. La patrulla de la polic¨ªa estatal llego junto a ellos y cuando los agentes bajaron, dos de los tres hombres descendieron ¡°intempestivamente¡±. Uno de ellos, Azael Ben¨ªtez, sali¨® corriendo, cargando un arma larga. Uno de los agentes, C¨¦sar Vel¨¢zquez, sali¨® detr¨¢s, le dio alcance y le dijo que le entregara el arma. Azael cedi¨®. El agente le dijo entonces que le iba a revisar, Azael accedi¨® de nuevo y el agente le encontr¨® 40 cartuchos del calibre 7,62 en un bolsillo.
Entre tanto, el otro hombre, Reynaldo Puebla, ech¨® a correr hacia el lado contrario. La agente Dalila L¨®pez le sigui¨®, d¨¢ndole alcance a los cinco metros. Reynaldo llevaba una mochila negra y la agente L¨®pez exigi¨® inspeccionarla. En su interior hall¨®, seg¨²n el informe, una granada de fragmentaci¨®n y 3.846 pesos en monedas y billetes de 20 y 50 pesos.
El agente al mando, Omar Bernal, pidi¨® al tercer hombre, que se hab¨ªa quedado dentro del veh¨ªculo, que descendiera. Cuando lo hizo, el agente le revis¨® sin encontrarle nada. Luego entr¨® al carro. En la guantera, Bernal encontr¨® otra granada de fragmentaci¨®n. El tercer hombre se llamaba Oliver L¨®pez.
Los agentes interrogaron a los tres hombres sobre las armas que portaban. Ellos contestaron que eran para defenderse. Azael dijo que Reynaldo y Oliver eran sus ¡°sicarios¡±. A?adieron que el dinero era del cobro de piso que hab¨ªan pagado unos comerciantes de Tejupilco. Azael explic¨® que era todos integrantes de La Familia Michoacana y que su jefe, a cargo de la plaza en Tejupilco, se llamaba Kelvin. Sugiri¨® a los agentes que le llamaran para que se arreglaran las cosas.
Los agentes, claro, se negaron, les detuvieron y llevaron a Toluca. Como el delito que hab¨ªan infringido, portaci¨®n de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, atentaba contra una ley federal, les presentaron ante la fiscal¨ªa federal.
¡°Eso fue lo que contaron¡±, dec¨ªa meses m¨¢s tarde Azael, sentado en un banco del penal de Santiaguito, en Almoloya der Juarez, en el Estado de M¨¦xico. Era un s¨¢bado a finales de 2014. Azael peleaba entonces por salir de prisi¨®n. Condenado en primera instancia a seis a?os, guardaba esperanza en la apelaci¨®n. ?l contaba una historia distinta. Como explicaba ayer EL PA?S, Azael dec¨ªa que la Marina, y no la polic¨ªa estatal, lo hab¨ªa detenido en su cantera y no en un camino de tierra, lejos de all¨ª; que hab¨ªa sido el 5 de febrero, no el 6; que se lo hab¨ªan llevado al recinto ferial de Tejupilco y all¨ª lo hab¨ªan torturado, exigiendo informaci¨®n sobre el crimen organizado.
¡°Cuando acab¨® todo vinieron y me entregaron aqu¨ª en Toluca¡±, cuenta. En el parte m¨¦dico, el doctor de la fiscal¨ªa observ¨® que Azael presentaba un hematoma en el cr¨¢neo, otro en los labios y varios moretones y rascones por todo el cuerpo.
En su apelaci¨®n, Azael cont¨® con el testimonio de seis familiares y trabajadores de la cantera, que narraron que el 5 de febrero de 2013, a eso de las cinco de la tarde, camionetas de la Marina llegaron a la mina, acompa?adas de patrullas de la polic¨ªa estatal. Azael no recuerda que hubiera patrullas de la estatal, pero los dem¨¢s testigos s¨ª y en todo caso, dice, pudo no haberlas visto. Y en todo caso, a?ade, fue el d¨ªa 5, no el 6.
La defensa de Azael pidi¨® adem¨¢s un peritaje que comparara la concentraci¨®n de hierro en el pasillo del recinto ferial de Tejupilco y en el ba?o de hombres, con las manchas de la playera que llevaba aquel d¨ªa. All¨ª, entre el pasillo y el ba?o, fue donde dice Azael que le torturaron. Y coincid¨ªa. Las manchas rojizas en la camiseta coincid¨ªan con el polvo del piso y el ba?o del recinto.
2. Nueve kilos de marihuana
En el caso de Sacramento, la historia era parecida. El 5 de junio de 2013, tres elementos de la Secretar¨ªa de Seguridad Ciudadana hab¨ªan llegado con ¨¦l a la sede de la fiscal¨ªa federal en Toluca. En su informe, los agentes contaban que ese mismo d¨ªa, a eso de la una de la tarde, le hab¨ªan encontrado a bordo de un carro robado cerca de Tejupilco. Que dentro del carro, bajo el asiento, hab¨ªan dado con 30 gramos de metanfetamina y luego, en la cajuela, con nueve kilos de marihuana.
Sacramento, un hombre fornido, de hablar pausado y elocuente, contaba en prisi¨®n una historia distinta. Como publicaba ayer EL PA?S, Sacramento dec¨ªa que le hab¨ªan agarrado el 4 de junio, no el 5, que hab¨ªan sido marinos, no polic¨ªas estatales, que lo hab¨ªan torturado, exigiendo informaci¨®n sobre La Familia Michoacana.
Condenado por un delito contra la salud, Sacramento apel¨® aportando de prueba testimonios de vecinos y se?alando inconsistencias en el relato de los agentes estatales. En sus reportes e informes a diferentes instancias ¨Ca la fiscal¨ªa, a sus superiores¨C, los agentes confund¨ªan la hora de detenci¨®n de Sacramento. Unos dec¨ªan que hab¨ªa sido a las 9, otros a la 1 de la tarde y en otro documento incluso apuntaban que se hab¨ªa producido cuando ya hab¨ªan llegado a Toluca. Y eso, dec¨ªa Sacramento, era imposible: seg¨²n su versi¨®n, los agentes lo hab¨ªan detenido en Tejupilco, a m¨¢s de 100 kil¨®metros de Toluca, cuando? "todo el? mundo sabe que" cuesta dos horas llegar de un sitio a otro.
Otro punto importante en su apelaci¨®n ten¨ªa que ver con el servicio de gr¨²a. En su informe a la fiscal¨ªa, los agentes dec¨ªan que hab¨ªan llamado a una gr¨²a para que se hiciera cargo del carro que llevaba Sacramento, un carro robado. Seg¨²n los agentes, la gr¨²a lleg¨® a Tejupilco, sali¨® para Toluca con el carro y lo dej¨® en las instalaciones de la fiscal¨ªa en la capital mexiquense. Y sin embargo, los trabajadores del servicio de Gr¨²a dijeron en su parte que hab¨ªan recogido el carro en la sede de la fiscal¨ªa en Toluca.
Y luego estaba el relato del propio Sacramento. Cuando acabaron con la tortura, dice, los marinos se lo llevaron a su base en Luvianos, cerca de Tejupilco. All¨ª, de madrugada, dice Sacramento, lleg¨® al menos una patrulla de la polic¨ªa estatal. Lo recogieron, salieron hacia Toluca y a media ma?ana lo presentaron ante la fiscal¨ªa con las drogas, el carro robado y su informe.
3. La denuncia en Tejupilco
Leonel Hern¨¢ndez lleg¨® a la prisi¨®n de Santiaguito en noviembre de 2013. Como contaba ayer EL PA?S, Leonel, un profesor retirado, con bigote y cierto aire despistado, denunciaba torturas de militares, despu¨¦s de que le pararan en un ret¨¦n a pocos kil¨®metros de su casa, en Nuevo Copaltepec, municipio de Tlatlaya, el 8 de noviembre de 2013.
En sucesivas entrevistas en el penal de Santiaguito, Leonel detall¨® que despu¨¦s de las torturas le llevaron a la base de operaciones del 102 Batall¨®n de Infanter¨ªa, sito en el poblado cercano de San Antonio del Rosario. Por aquellos d¨ªas, finales de 2014, ya se sab¨ªa que soldados de ese batall¨®n estaban involucrados en las presuntas ejecuciones del caso Tlatlaya. Apenas unas decenas de kil¨®metros separan la bodega donde murieron los 22 de Tlatlaya del lugar en que agarraron a Leonel.
Le retuvieron durante horas en el cuartel y al d¨ªa siguiente, una patrulla de la estatal lleg¨® a por ¨¦l. ¡°Ellos¡±, dice, ¡°me entregaron al ministerio p¨²blico¡±. Ellos son ocho agentes de la polic¨ªa estatal. En su informe a la delegaci¨®n mexiquense de la fiscal¨ªa federal, dicen que el 9 de noviembre patrullaban por la carretera que comunica Toluca con Tejupilco; que a la altura de La Cumbre, cerca de Temascaltepec, vieron un coche color vino en una brecha que sal¨ªa del camino principal; que pararon. Un hombre, Leonel, baj¨® del veh¨ªculo y trat¨® de escapar. Los agentes le dieron alcance r¨¢pidamente, le registraron y luego acudieron al veh¨ªculo. Al interior encontraron un fusil M16 y cuatro cargadores. Leonel dice que es todo mentira.
Adem¨¢s de los testimonios de vecinos y amigos que afirman que lo vieron el 8 de noviembre en el ret¨¦n del Ej¨¦rcito, Leonel present¨® pruebas que, dice, le exculpan. Igual que en el caso de Sacramento, los agentes dicen, por ejemplo, que llamaron al servicio de gr¨²a para que llegara y recogiera el coche color vino. Y sin embargo en el parte de la gr¨²a, sus trabajadores marcaron como lugar de recogida la sede de la fiscal¨ªa federal en Toluca, no La Cumbre, a decenas de kil¨®metros de all¨ª.
Adem¨¢s, aquel 8 de noviembre, por la tarde, cuenta Leonel, su hija Nelly, alertada por los vecinos que le hab¨ªan visto por la ma?ana con los militares, acudi¨® a la sede regional de la fiscal¨ªa en Tejupilco a denunciar la desaparici¨®n de su pap¨¢. Desde que los soldados se lo hab¨ªan llevado aquella ma?ana, nadie lo hab¨ªa vuelto a ver. Nelly firm¨® en el libro de registro de la fiscal¨ªa, documento que forma parte del expediente.
¡°Eso prueba¡±, dice Leonel, ¡°que los polic¨ªas nunca me agarraron donde dicen y que fueron los militares el d¨ªa anterior¡±.
En el expediente de su caso figura igualmente el peritaje que encarg¨® la familia de Leonel sobre las armas que supuestamente le hab¨ªan encontrado. En las conclusiones, el perito afirm¨® que no hab¨ªa huellas de Leonel en el fusil ni los cartuchos.
En 2015, Azael y Sacramento ganaron su libertad. En apelaci¨®n, la juez determin¨® que no hab¨ªa pruebas suficientes para condenarles y les absolvi¨®. Leonel sigue preso en Santiaguito, pese a las evidencias con que cuenta a su favor.
4. Ambriz, Neme y las BOM
Los casos de Azael, Leonel y Sacramento coinciden con el gran despliegue de la Marina en el Estado de M¨¦xico en 2012 y 2013. En ese tiempo, el responsable de la seguridad del Estado de M¨¦xico, Salvador Neme Sastre, elabor¨® una lista de delincuentes a capturar lo antes posible, los 20 capos de La Familia Michoacana que actuaban en el estado.
El 18 de agosto de 2015, Neme Sastre, un hombre de ojos claros, pelo canoso, engominado y mirada penetrante, me cit¨® en el restaurante Il giornale, en una plaza comercial de Santa Fe, a la salida de la Ciudad de M¨¦xico, en direcci¨®n a Toluca. Neme Sastre hab¨ªa llegado al Gobierno del Estado de M¨¦xico de la mano de Enrique Pe?a Nieto, cuando este todav¨ªa gobernaba la entidad. Neme pertenece a una vieja familia priista de Tabasco, cercana al presidente. Su padre fue hace a?os presidente del Senado y su hermano funge actualmente de director general de la empresa p¨²blica que construye y administra las carreteras en M¨¦xico, Capufe. Pe?a Nieto incluso acudi¨® al bautizo del sobrino de Salvador Neme en 2008.
Cuando a¨²n era gobernador del Estado de M¨¦xico, Pe?a Nieto nombr¨® a Neme segundo al mando de la fiscal¨ªa estatal. Luego, en 2012, el actual gobernador, Eruviel ?vila, le nombr¨® secretario de Seguridad Ciudadana.
¡°Capturamos a todos los 20 menos a El Pez. Capturamos a El Pony, La Vibora, El Fara¨®n. A todos. En esa ¨¦poca yo traje a la Marina a trabajar con nosotros. Donde m¨¢s trabajaban era al sur del estado¡±. Neme dijo que tres marinos lideraron en sus d¨ªas en la secretar¨ªa ¡°la investigaci¨®n policial en el estado¡±. Los tres ten¨ªan a su cargo 250 agentes de la estatal.
Neme lleg¨® a la Seguridad Ciudadna en noviembre de 2011. Ese a?o, la corporaci¨®n practic¨® 556 detenciones por delitos contra la salud (drogas) y 80 por ¡°portaci¨®n de armas prohibidas¡±. En 2012, su primer a?o completo en la secretar¨ªa, los n¨²meros se dispararon: 3.667 detenciones por delitos contra la salud y 231 por portaci¨®n de armas prohibidas. En 2013, los n¨²meros ascendieron a 5.833 y 315, tendencia que se acentu¨® en 2014. EL PA?S obtuvo estos datos por medio de una solicitud de informaci¨®n al Gobierno estatal.
La presencia del Ej¨¦rcito y la Marina en el estado creci¨® igualmente esos a?os. El Gobierno del Estado de M¨¦xico hab¨ªa introducido el concepto de Bases de Operaciones Mixtas, compuestas por elementos estatales y federales, entre ellos marinos y soldados. Si en noviembre de 2011 hab¨ªa seis, en febrero de 2013 hab¨ªan aumentado a 21 en todo el estado, adem¨¢s de los batallones exclusivos de Marina y Ej¨¦rcito.
Neme tambi¨¦n dijo que reforz¨® una de las patas de la secretar¨ªa, la Direcci¨®n de Combate al Robo de Veh¨ªculos como ¡°contrapeso a Rogelio¡±. Se refer¨ªa a Rogelio Cort¨¦s, titular de otra de las patas de la instituci¨®n, la m¨¢s poderosa, la Direcci¨®n General de Seguridad P¨²blica. Para ello se trajo a Federico Ambriz Vilchez de la Polic¨ªa Federal, lo puso al frente de combate al robo de veh¨ªculos y le encarg¨® que ¡°vigilaran de cerca a la Direcci¨®n de Seguridad P¨²blica¡±.
Un alto funcionario de la polic¨ªa estatal, buen conocedor del cuerpo y concretamente de la direcci¨®n general de combate al robo de veh¨ªculos, explicaba a mediados del a?o pasado que cuando Eruviel ?vila lleg¨® al cargo a finales de 2011, se encontr¨® un problema en la Secretar¨ªa de Seguridad Ciudadana. Por un lado, cuenta, estaba Rogelio Cort¨¦s, veterano de la instituci¨®n, al que todos conocen como Cronos. ¡°Cortes¡±, cuenta el funcionario, que pide que su nombre no aparezca en este reportaje por seguridad, ¡°era y es el hombre m¨¢s poderoso de la polic¨ªa estatal. Seguridad P¨²blica cuenta con m¨¢s recursos que todas las otras direcciones, en personal y en veh¨ªculos. Es un mafioso, un extorsionador¡±.
Con el objetivo de restarle poder a Cronos y agarrar a los capos de La Familia, Neme, Ambriz y la Marina se hicieron cargo de la investigaci¨®n en el estado.
El alto funcionario cuenta que Ambriz Vilchez, el director de combate al robo de veh¨ªculos, ten¨ªa muy mala fama. Cuando Neme Sastre dimiti¨® de la secretar¨ªa? a finales de 2013, pensando que dar¨ªa el salto al Gobierno federal como su hermano, de la mano de Pe?a Nieto, su sucesora, Roc¨ªo Alonso, se quit¨® de encima a Vilchez lo antes posible. Contactada por medio de terceros, Alonso declin¨® hacer comentarios al respecto.
¡°En el tiempo que estuvo¡±, explica la fuente, ¡°Ambriz Vilchez y su amigo Teobaldo Vald¨¦s, titular de la Direcci¨®n General de Inteligencia e Investigaci¨®n para la Prevenci¨®n, menos poderosa que combate al robo, hicieron de las suyas al sur del estado. Y fueron all¨ª porque Cort¨¦s manejaba el norte del estado¡±. Tejupilco y Tlatlaya, los pueblos donde agarraron a Leonel, Sacramento y Azael, est¨¢n al sur del estado.
?Los marinos que trajo Neme actuaron coludidos con polic¨ªas estatales para agarrar delincuentes, sin importar que lo fueran o no? ?Armaron casos para hinchar la estad¨ªstica? ?Acaso no era muy pobre la estad¨ªstica de la estatal antes de que llegara Neme?
?Qu¨¦ pas¨®?
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