La Pascua de los ¨²ltimos samaritanos se ti?e de sangre
La secta, casi extinguida en Oriente Pr¨®ximo, celebra un sacrificio de corderos cada primavera
Cuando el sumo sacerdote Arbed el ben Asher concluy¨® su salmodia ceremonial en arameo y hebreo arcaico al atardecer del mi¨¦rcoles, decenas de corderos fueron degollados al un¨ªsono y centenares de samaritanos se apresuraron a tiznarse la frente con su sangre. La comunidad religiosa m¨¢s peque?a de Oriente Pr¨®ximo, que agrupa a menos de 800 personas, comenzaba as¨ª un ritual ancestral de primavera al margen de la Pascua jud¨ªa, que empieza a celebrarse en la noche del viernes, con un c¨¢lculo lunar distinto, en el mismo lugar donde creen que Abraham se dispon¨ªa a sacrificar a su hijo.
Estigmatizados por los jud¨ªos ¡ªcomo recuerda la c¨¦lebre par¨¢bola del Nuevo Testamento¡ª, pero tambi¨¦n por musulmanes y cristianos, los samaritanos estuvieron a punto de extinguirse. En 1919 apenas sumaban 150 fieles de una religi¨®n que sigue tambi¨¦n la Tor¨¢ pero solo mantiene el Pentateuco como libro sagrado. ¡°Hace cinco siglos ¨¦ramos unos tres millones. Hemos sufrido un lento holocausto desde entonces¡±, reconoc¨ªa en medio del bullicio de parrillas y espetones Avid Hused Cohen, de 79 a?os, director del Instituto de Estudios Samaritanos. La carne de las reses sacrificadas iba a ser consumida con pan ¨¢cimo despu¨¦s de la medianoche, asada con hierbas amargas sobre hogueras que ard¨ªan en pozos en un escenario de aquelarre.
Todo esto ocurr¨ªa cerca de la ciudad palestina de Nabl¨²s, en una aldea en las faldas del sagrado monte Gerizim donde los llamados ¡°guardianes de la ley", como se autodenominan, construyeron su templo hace casi 2.600 a?os, al margen del Jerusal¨¦n. Kyriat Luza era una romer¨ªa. Samaritanos vestidos de blanco ¡ªcon t¨²nicas tradicionales y cubiertos con gorros fez otomanos los ancianos, la mayor¨ªa embutidos en monos impolutos, como en un anuncio de detergente¡ª, se entremezclaban en la plaza de la aldea, vallada para la ocasi¨®n como si fuera a celebrarse una becerrada, con soldados israel¨ªes adolescentes israel¨ªes en aburrida patrulla, alumnas de instituto palestinas, cubiertas con el hiyab, pero con la minifalda por encima de los vaqueros, y una columna de turistas surcoreanos siguiendo al trote a un gu¨ªa abanderado.
¡°Esto ya no es lo que era¡±, se quejaba Ariv Menash, jefe de ventas en una multinacional de Tel Aviv, mientras remov¨ªa las brasas de uno de los pozos. ¡°Aqu¨ª muchos a¨²n tienen mentalidad ¨¢rabe¡±, gru?¨ªa otra vez en medio del sofoco de las llamas. La mitad de los samaritanos viven en Hol¨®n, al sur de la mayor ¨¢rea metropolitana israel¨ª, y el resto sigue en esta aldea del monte Gerizim rodeados por asentamientos jud¨ªos y pueblos palestinos. Hasta la primera Intifada habitaban en Nabl¨²s, pero a partir de los a?os noventa se trasladaron a Kiryat Luza para escapar de la violencia. Como minor¨ªa a punto de desaparecer, han tendido que aprender a convivir con sus distintos vecinos.
A las puertas del centro social El Buen Samaritano, envuelto en la humareda de la parrillada de cordero, el sonriente Cohen segu¨ªa ejerciendo como memoria viva de la comunidad para relatar c¨®mo intentaron salvarse de la extinci¨®n. ¡°Bajo la Administraci¨®n brit¨¢nica (1917-1948) comenzamos a abrir nuestra comunidad y a casarnos con jud¨ªas¡ hoy ir¨ªamos a buscar mujeres a Marte si las hubiera¡±, bromeaba. Ante las enfermedades hereditarias causadas por siglos de endogamia, los samaritanos han comenzado recientemente a buscar esposa en el Este de Europa.
¡°Vine a visitar a una amiga y me qued¨¦. Me cas¨¦ y ahora tengo una hija¡±, recuerda Galina Marvish, nacida cerca de Odessa (Ucrania) hace 25 a?os, mientras participa en la celebraci¨®n de la Pascua. De ojos azules y con el pelo rubio recogido en una larga coleta, dice que hay una docena de mujeres del Este viviendo ahora en Kiryat Luza. Galina, que lleg¨® al pie del monte Gerizim poco despu¨¦s de que estallara la crisis que desestabiliz¨® Ucrania no tiene dudas: ¡°Esta es ahora mi tierra y aqu¨ª seguir¨¦".
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