¡°Nos enfrentamos a lo in¨¦dito, y no tenemos experiencia¡±
El primer ministro belga se sincera un mes despu¨¦s de los atentados de Bruselas
Poco m¨¢s de un mes despu¨¦s de los atentados de Bruselas, el primer ministro belga Charles Michel (Namur, 1975) anunci¨® una serie de medidas: una reforma de las indemnizaciones de las v¨ªctimas y m¨¢s medidas de apoyo a los sectores econ¨®micos en apuros. Tras la gesti¨®n de la crisis, ha llegado el momento de preparar lo que viene despu¨¦s.
Pregunta. En materia de seguridad, ?su gran desaf¨ªo es luchar contra la radicalizaci¨®n y evitar que otros j¨®venes caigan en ella?
Respuesta. Es verdad. Es un trabajo extremadamente dif¨ªcil y vital. Vital porque cuestiona directamente nuestros valores fundamentales: la democracia, el Estado de derecho, la libertad de expresi¨®n y la libertad de prensa. No se trata solo del cobarde asesinato de hombres y mujeres, sino tambi¨¦n de la voluntad de atacar a un modelo democr¨¢tico. Se trata de las luces contra el oscurantismo. El mi¨¦rcoles reun¨ª a los representantes de los cultos reconocidos y de la acci¨®n laica, y reafirmamos nuestros compromisos: la ley de los hombres prevalece sobre la ley de Dios; la ley divina debe contextualizarse. Debemos trabajar con la comunidad musulmana para construir un islam de Europa y de B¨¦lgica. Con Koen Geens, propongo crear un consejo de los l¨ªderes religiosos y de la acci¨®n laica para institucionalizar este di¨¢logo. Este tambi¨¦n es un trabajo largo y arduo. Una vez m¨¢s, no hay una soluci¨®n m¨¢gica, sino una serie de elementos que pueden contribuir a lograr que el fanatismo o el radicalismo retrocedan. Los l¨ªderes religiosos tambi¨¦n deben movilizarse. Y est¨¢n movilizados.
P. Eso no bastar¨¢.
R. Tenemos que impulsar, en todos los ¨¢mbitos, desde los barrios hasta el pa¨ªs, un proyecto movilizador que ayude a esos j¨®venes cuando se vean tentados a elegir esta trayectoria mortal. Es cierto que solo lo lograremos si existe una movilizaci¨®n muy intensa, en primer lugar en lo que se refiere a los valores fundamentales. Esos valores no son negociables. La palabra clave es el respeto.
P. ?No deben las autoridades reafirmar a¨²n m¨¢s este proyecto movilizador?
R. No quiero convocar otra asamblea general m¨¢s, que podr¨ªa convertirse en la en¨¦sima gran reuni¨®n solemne siendo muy generoso, en la que algunos intelectuales, a veces desconectados de la realidad, piensan que porque han hecho una declaraci¨®n negociando cada coma han salvado a unos j¨®venes de esta trayectoria. Hay que actuar en lo concreto, sobre el terreno, y movilizando medios.
P. Sin una gran reuni¨®n solemne, ?c¨®mo se puede garantizar que todos los actores institucionales act¨²en de forma cohesionada?
R. Existen formas. El comit¨¦ de concertaci¨®n tiene que ser un espacio para impulsar y para asegurarse de que se hace el trabajo; se pueden utilizar conferencias interministeriales para movilizar la buena voluntad y los medios. Lo que necesitamos realmente es un talante decidido y sereno.
P. ?No deber¨ªa comunicar m¨¢s para tranquilizar y aglutinar a los ciudadanos?
R. No creo que haya estado ausente. Pero, estas ¨²ltimas semanas, me ha parecido, a veces, que he sido m¨¢s un gestor de crisis que un primer ministro. Era inevitable: mi responsabilidad, inmediatamente despu¨¦s de los atentados, era garantizar la seguridad a corto plazo. Era dif¨ªcil. Nos enfrentamos a lo in¨¦dito, y no tenemos experiencia. Desde hace una semana, hemos recuperado la capacidad de planificar a medio y largo plazo. Se abre una nueva p¨¢gina: tenemos que preparar lo que viene a continuaci¨®n.
P. Bruselas paga el pato. ?C¨®mo va a ayudarla?
R. Vamos a hacer todo lo posible para volver r¨¢pidamente a la normalidad. Eso quiere decir que el aeropuerto y el metro est¨¦n plenamente operativos lo m¨¢s r¨¢pido posible, prestando atenci¨®n a la seguridad.
P. ?Qu¨¦ medidas se est¨¢n estudiando para el aeropuerto?
R. Hemos decidido contratar a 200 polic¨ªas m¨¢s para los aeropuertos, adem¨¢s de los 35 que se contrataron antes de los atentados. Tambi¨¦n quiero que podamos elaborar, con todos los actores del aeropuerto, un plan de seguridad a corto, medio y largo plazo. Eso supondr¨¢ unas inversiones. Me gustar¨ªa, especialmente, que se estudiase la posibilidad de invertir en esc¨¢neres para controlar a los veh¨ªculos desde que entren en el per¨ªmetro del aeropuerto. Eso se hace con los camiones en la aduana, y algunos aeropuertos disponen de ellos. Por cierto, lamento las pol¨¦micas sobre la seguridad. Algunos han creado de manera injusta una percepci¨®n que no se corresponde con la realidad: el Consejo Internacional de Aeropuertos ha publicado un informe muy tranquilizador sobre el aeropuerto de Bruselas.
P. ?Se refiere a la oposici¨®n, a Laurent Ledoux?
R. No me refiero a nadie en concreto. Simplemente digo que, cuando se tienen responsabilidades en un Gobierno o en un Parlamento, o como alto funcionario, hay que tener cuidado con las consecuencias de las palabras que se dicen. Pido a todo el mundo que d¨¦ muestras de mesura y que piense antes de decir cosas que perjudican en gran medida a nuestra capacidad econ¨®mica. Por el contrario, hay que estar juntos y unidos. Es el mensaje que he enviado al ministro-presidente de Bruselas y al que ha contestado de forma muy, muy positiva.
P. ?Cu¨¢ndo volver¨¢ a la normalidad el metro de Bruselas?
R. Estamos trabajando en ello, y sabemos bien que es importante. Tenemos que ver c¨®mo podemos desplegar medios adicionales para permitir un funcionamiento normal.
P. La imagen de Bruselas ha quedado da?ada. ?C¨®mo se puede reparar?
R. Vamos a reparar la imagen del pa¨ªs con resultados. En todos los ¨¢mbitos: la econom¨ªa, la cohesi¨®n social, la seguridad. Es el papel de los diferentes Gobiernos. Adem¨¢s, nos hace falta una estrategia de comunicaci¨®n para mejorar la imagen del pa¨ªs, la imagen econ¨®mica, cultural. Estamos en el mundo de las redes sociales y de la internacionalizaci¨®n, y tenemos que usar todos los instrumentos de comunicaci¨®n disponibles, como puede hacerlo una empresa. He creado en la Canciller¨ªa un grupo de trabajo al que le he pedido una estrategia de comunicaci¨®n a escala internacional, con propuestas a corto, medio y largo plazo. Quiero abrir este grupo de trabajo a las entidades federadas para ver qu¨¦ instrumentos y medios podemos movilizar, juntos, para mejorar la imagen del pa¨ªs.
P.??Tiene ya ideas concretas?
R. Sobre todo, tenemos que tener presencia en los acontecimientos internacionales y tenemos que utilizar nuestra red diplom¨¢tica, cosa que ya estamos haciendo. Habr¨¢ que emitir anuncios en la radio o en la televisi¨®n, especialmente en los aviones y en los grandes medios de comunicaci¨®n internacionales, para destacar los puntos fuertes del pa¨ªs y para tratar de cambiar algunos estereotipos. Es un trabajo largo y dif¨ªcil. Hab¨ªa decidido iniciar una gira ¡ªten¨ªa que viajar a China la semana de los atentados¡ª pero tengo que adaptar mi agenda, y quiero realizar una serie de visitas al extranjero en los pr¨®ximos meses. El recibimiento de personalidades extranjeras en Bruselas tambi¨¦n es un elemento muy importante.
P. Una parte de la prensa internacional se muestra extremadamente cr¨ªtica con la ciudadan¨ªa belga...
R. Con dos ruedas de prensa o tres notas informativas no se cambiar¨¢ la opini¨®n de algunos, que parece inalterable. Es un ataque que, en gran parte, es muy, muy injusto. En todos los pa¨ªses que han sufrido dramas terroristas ha habido comisiones parlamentarias y, cada vez, se ha comprobado que hab¨ªa que aprender algunas lecciones y aportar mejoras. Incluso en pa¨ªses que tienen una capacidad tecnol¨®gica y financiera que no se puede comparar con la nuestra.
P. ?No deber¨ªa Europa ayudar a su capital?
R. El reto de Europa no es prestar una ayuda concreta a Bruselas o a otra capital. Es una lucha com¨²n y europea. Pero Europa es demasiado lenta a la hora de decidir: 10 a?os para el PNR [Registro de Nombres de Pasajeros], es escandaloso.
Sobre pol¨ªtica interior
P. ?Qu¨¦ mensaje enviar¨ªa al pa¨ªs?
R. Lo conseguiremos cerrando filas. Por tanto, lanzo un llamamiento: veamos, juntos, c¨®mo podemos reforzarnos mutuamente.
P. Eso depende de la buena voluntad. Le corresponde a usted fomentarla.
R. S¨¦ que mi cargo me obliga a ello. M¨¢s que nunca. Lo sent¨ª con mucha intensidad, a veces incluso emocionalmente, en las horas posteriores a los atentados. S¨¦ que tengo una responsabilidad personal muy importante. Estoy totalmente decidido a dedicar toda mi energ¨ªa para tratar de aglutinar en torno a m¨ª un proyecto com¨²n. Pero no hay una varita m¨¢gica. Ser¨¢ un trabajo largo y duro.
P. ?Cree que podr¨¢n aunarse las energ¨ªas?
R. En mis contactos con los ministros-presidentes, veo que todos conocen bien la importancia de lo que est¨¢ en juego. No estamos en un debate pol¨ªtico cl¨¢sico como los que conocemos en B¨¦lgica desde hace 20 a?os. Nos enfrentamos a algo de otra naturaleza, porque la seguridad es la primera de las libertades, y porque no quiero un proyecto en el que nuestros ciudadanos vivan con el miedo en el cuerpo. Tenemos que volver a una vida normal. Estar a la altura tambi¨¦n es ver la crisis que sufrimos en el plano econ¨®mico y el da?o social que eso va a causar; ver c¨®mo podemos atajar esta crisis lo m¨¢s r¨¢pido posible y salir del bache. Tenemos recursos para ello. Tenemos empresarios y trabajadores que est¨¢n movilizados, y unos l¨ªderes econ¨®micos y sociales que tienen ese esp¨ªritu y ese sentido de la responsabilidad.
P. ?Va a trabajar entonces con los ministros-presidentes?
R. Tenemos que cerrar filas m¨¢s que nunca. Eso no quiere decir que ya no tenga que haber debates en los parlamentos, ni conversaciones entre los diferentes gobiernos. He hablado de las medidas de apoyo a la econom¨ªa con el ministro-presidente de Bruselas. Y, en cuanto a la estrategia de imagen, tengo intenci¨®n de realizar propuestas a las Regiones.
P. ?Se queja a veces de la ¡°lasa?a¡± institucional belga o bruselense?
R. Objetivamente, no ha sido el elemento m¨¢s dif¨ªcil de gestionar estas ¨²ltimas semanas. Es verdad que tenemos un sistema institucional complejo, y no quiero minimizar, ni relativizar. Pero lo fundamental ahora es preguntarse c¨®mo se puede conseguir que el sistema funcione mejor y c¨®mo se puede mejorar la coordinaci¨®n para que los medios se destinen a lo esencial. En B¨¦lgica y en Europa.
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