El temblor m¨¢s duro de Nepal
Anuradha Koirala lucha contra la trata de personas, crimen que ha crecido tras el terremoto que se registr¨® hace un a?o
Anuradha Koirala vive con una peque?a maleta siempre preparada por si tiene que salir corriendo. As¨ª desde hace un a?o, cuando la tierra tembl¨® en Nepal. El 25 de abril de 2015 un terremoto de magnitud 7,8 sacudi¨® el pa¨ªs. Murieron 9.000 personas, los heridos y las p¨¦rdidas materiales fueron innumerables y las secuelas -m¨¢s all¨¢ de las constantes r¨¦plicas que siguen atemorizando a parte de la poblaci¨®n- duran y, por desgracia, todav¨ªa permanecer¨¢n.
A luchar contra una de esas secuelas, Koirala (Okhaldhunga, Nepal, 1949) dedica su vida. El tr¨¢fico de personas era y es el principal problema de Nepal y las situaciones de emergencia lo acrecienta por el aumento de la vulnerabilidad. Los datos de Ayuda en Acci¨®n deber¨ªan hacer temblar a toda la tierra: entre 30 y 40 ni?as y mujeres al d¨ªa caen en manos de las redes de trata. Cuando, en 1990, se pas¨® de una monarqu¨ªa absoluta a una parlamentaria se comenz¨® a hablar de la trata, "pero en Katmand¨², en hoteles de la capital, cuando el 80% de la poblaci¨®n de Nepal es rural", expone Koirala. Ella fund¨® Maiti Nepal en 1993 para combatir este problema que se cebaba en mujeres y ni?as de las zonas rurales, ya que son consideradas ciudadanas de segunda categor¨ªa. Lo que se empeora cuando se quedan hu¨¦rfanas o viudas, como ocurre tras una cat¨¢strofe como la del se¨ªsmo del pasado a?o.
Koirala es una mujer peque?a, podr¨ªa parecer fr¨¢gil, pero su semblante serio le otorga cierta fortaleza. Su discurso se va embraveciendo a la vez que su rostro se va dulcificando y deja escapar alguna sonrisa. Trabaja por un tema muy serio, as¨ª lo vive y lo demuestra. Fue maestra durante 20 a?os y se daba cuenta de que nadie hablaba sobre los derechos de las mujeres, ni se conoc¨ªa el crimen que es el tr¨¢fico de personas, sobre todo de car¨¢cter sexual ¨Cse comercia con la virginidad-, pero tambi¨¦n, por matrimonios pactados, para la explotaci¨®n laboral, para el tr¨¢fico de ¨®rganos... Usa la palabra crimen para denominarlo cada vez que puede. Se juega con la vulnerabilidad de las mujeres en una sociedad tan patriarcal, con la poca importancia que se le da a la educaci¨®n. Los traficantes mienten a las familias prometi¨¦ndoles un futuro mejor y se las llevan enga?adas. Ella quiere dar a conocer esta situaci¨®n, sensibilizar al resto del mundo -"no es solo dinero, es tambi¨¦n sentimiento"-. Por eso participa en la campa?a S¨¢calos del Mercado en la que colaboran Maiti Nepal y Ayuda en Acci¨®n.
En 2010 consigui¨® el premio CNN Heroes, se lo entreg¨® una emocionada Demi Moore que le agradeci¨® su labor. Ahora est¨¢ en Europa. Cuando se le pregunta por su esperanza en este continente que est¨¢ teniendo un p¨¦simo comportamiento en el trato a las personas que llegan a sus fronteras huyendo de la guerra y de situaciones de tremenda penuria, Koirala vuelve a hacer referencia a la figura de la mujer: "Siempre en primera fila, llevando a sus espaldas a ni?os y hogares".
"Imagine que cada una de esas v¨ªctimas son sus hijas. Es imposible no luchar por ellas"
La asociaci¨®n Maiti Nepal es experta en fronteras. Koirala explica que tienen 12 puntos de vigilancia -casas de tr¨¢nsito- en los casi dos mil kil¨®metros de frontera entre Nepal e India. Una zona de libre circulaci¨®n entre los dos pa¨ªses que facilita el tr¨¢fico entre el primero que es pa¨ªs de origen y el segundo, de destino. En ellos, las mujeres que han superado este estigma vigilan. Ellas saben mejor que nadie c¨®mo funcionan estas mafias y las pueden detectar. Las secuelas, tanto f¨ªsicas como psicol¨®gicas, son costosas de tratar, tienen que volver a sentirse seguras, tanto mentalmente como en el lugar en el que habiten. Koirala, adem¨¢s de tratamiento m¨¦dico -reparti¨® antirretrovilares antes que el Gobierno-, les proporciona hogares, educaci¨®n y preparaci¨®n profesional, herramientas fundamentales para conseguirlo. Luego, muchas se convierten en activistas. Las que no trabajan en las fronteras, se van a zonas rurales a concienciar e informar a la poblaci¨®n. "El hecho de salir, recobrar una vida y un trabajo les da seguridad y las convierte en hero¨ªnas", se?ala Koirala que lleva a?os repitiendo un argumento: invita a todo el mundo a que por un momento cierre los ojos y se imagine que cada una de esas v¨ªctimas son sus hijas. "Es imposible no luchar por ellas". Hay quien dice de ella que es como la madre Teresa, pero de Nepal. Comenta que se le queda muy grande: "No puedo ser comparada, pero s¨ª intento hacer lo que ella hizo".
Extiende la palma de su mano para explicar c¨®mo es su pa¨ªs, conocido fundamentalmente por albergar el Himalaya y ocho de las monta?as m¨¢s altas del mundo, entre ellas el Everest. Ese es el dorso, los nudillos funcionan como la cordillera y a la vez -como en todos los pa¨ªses- hay otra cara, la palma de la mano. Si de todo el dinero que los alpinistas se gastan en esa parte del pa¨ªs que les acerca al cielo, una m¨ªnima parte la dedicaran a luchar contra la trata, Nepal no tendr¨ªa ese otro punto tan cerca del infierno.
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