La bicicleta europea

La bicicleta europea no se cae. Est¨¢ en el l¨ªmite, es cierto. Pero una vez m¨¢s, tarde y mal, un golpe de pedal le permitir¨¢ mantener un equilibrio imposible. El ¨²ltimo es la propuesta aprobada este mi¨¦rcoles por la Comisi¨®n Europea, en forma de contribuciones de solidaridad, que deber¨¢n hacer los pa¨ªses reticentes a la admisi¨®n de la cuota de refugiados que les corresponden seg¨²n el reparto establecido por la misma instituci¨®n de la UE.

Si la idea prospera, la Comisi¨®n salvar¨¢ uno de los pilares de la pol¨ªtica de asilo actualmente desbordada por el flujo enorme de solicitantes que est¨¢ llegando desde Oriente Pr¨®ximo y principalmente de Siria. El nuevo sistema tiene la virtud de que conserva lo esencial del anterior: el primer pa¨ªs que reciba a un refugiado ser¨¢ el que seguir¨¢ teniendo la obligaci¨®n de atenderle y de tramitar su solicitud. Esta era la piedra de toque del llamado Sistema de Dubl¨ªn, que se ver¨¢ reformado ahora para atender a un flujo masivo como el que est¨¢ llegando a Europa en vez de los casos m¨¢s aislados para el que estaba pensado y obligar¨¢ a los pa¨ªses a compartir las responsabilidades, para evitar que sean unos pocos los que carguen con el mayor peso.

Visto que no hay solidaridad voluntaria, la Comisi¨®n se ha decidido por la solidaridad obligatoria. El reparto no se har¨¢ en forma de cuotas inamovibles, sino de multas, 250.000 euros por refugiado rechazado, que gravar¨¢n a los pa¨ªses que no quieran aceptar las asignaciones en funci¨®n del PIB, la poblaci¨®n y el esfuerzo de acogida ya realizado. Se mantiene y reforma Dubl¨ªn, se preserva la capacidad de decisi¨®n de cada Estado miembro e incluso se lanza, oblicuamente, un mensaje hacia Reino Unido que favorece la campa?a del refer¨¦ndum para la permanencia en la UE. Tanto Londres como Dubl¨ªn y Copenhague tendr¨¢n libertad para participar o no en el reparto, atendiendo a su actual exclusi¨®n del sistema de asilo y de Schengen. ¡°El mejor de los mundos¡±, seg¨²n el Gobierno brit¨¢nico.

Las multas solidarias de Bruselas tardar¨¢n. Hay que aprobarlas primero y aplicarlas despu¨¦s. El denostado acuerdo de devoluci¨®n de refugiados con Turqu¨ªa est¨¢ ya funcionando en el cap¨ªtulo que m¨¢s interesa: el ritmo de llegada a las costas de Grecia ha ca¨ªdo bruscamente. La liberaci¨®n de visados para los turcos, una de las exigencias de Ankara, tambi¨¦n ha recibido la bendici¨®n de la Comisi¨®n. Al igual que la pr¨®rroga por seis meses de la suspensi¨®n de Schengen para Alemania, Austria, Suecia, Dinamarca y Noruega.

De la crisis de los refugiados saldr¨¢ una Europa irreconocible, o en su paisaje humano o en su jerarqu¨ªa de valores. Est¨¢n bien los golpes de pedal para mantener en pie la bicicleta, pero ninguno de ellos es una buena noticia, porque Europa todav¨ªa no ha empezado a enfrentarse con la verdad desnuda: esto no es un fen¨®meno coyuntural o de temporada, sino el principio de una ¨¦poca nueva en la que ser¨¢ creciente la presi¨®n de millones de refugiados y fugitivos de las guerras y de la pobreza, agolpados ya en nuestras puertas.