La glaciaci¨®n isl¨¢mica. Mapa de Oriente Medio (1)
(Este texto, que voy a dar en este blog en varias entregas, ha sido publicado anteriormente en la revista La Maleta de Portbou, correspondiente a los meses de marzo-abril de 2016).
Cinco a?os despu¨¦s de las revueltas democr¨¢ticas de 2011 que derribaron cuatro dictadores ¨CT¨²nez, Egipto, Libia y Yemen-- y sembraron el desconcierto y la inseguridad entre los aut¨®cratas, el mundo ¨¢rabe est¨¢ evolucionando hacia un mapa geopol¨ªtico ca¨®tico e irreconocible, en el que se disputan la hegemon¨ªa varias potencias regionales en busca de una nuevo equilibrio, proliferan los estados fallidos y cuarteados en guerras sectarias e intervienen militarmente las viejas potencias coloniales ¨CFrancia y Reino Unido-- y las antiguas potencias de la guerra fr¨ªa, una de forma reticente ¨Clos Estados Unidos de Barack Obama¡ª y la otra de forma agresiva, en busca de la recuperaci¨®n de su perdida influencia ¨Cla Federaci¨®n Rusa de Vladimir Putin.
Aquella primavera, con la excepci¨®n del peque?o T¨²nez, termin¨® apenas despu¨¦s de empezar. Enseguida lleg¨® el invierno, primero islamista y luego golpista, tal como ejemplifica la evoluci¨®n del pa¨ªs ¨¢rabe central que es Egipto, donde los militares se hallan de nuevo en el poder despu¨¦s de un breve interregno de gobierno democr¨¢tico. Faltaba todav¨ªa por llegar al punto de congelaci¨®n de las esperanzas con la aparici¨®n del califato terrorista, el autodenominado Estado Isl¨¢mico (EI), ¨²ltima consecuencia de este movimiento tect¨®nico, que se ha instalado entre Siria e Irak con tent¨¢culos de acci¨®n violenta en todo el mundo, desde Estados Unidos y Europa hasta ?frica central e Indonesia.
Una nueva generaci¨®n de j¨®venes, muchos de ellos occidentalizados y tecnol¨®gicos, fue la que protagoniz¨® las revueltas de 2011 con la pretensi¨®n de instalar la democracia en pa¨ªses que jam¨¢s la hab¨ªan conocido hasta ahora. Pero en los casos singulares en que se abrieron transiciones democr¨¢ticas ¨CT¨²nez y Egipto, fundamentalmente¡ª los partidos islamistas tradicionales no tardaron en hacerse con la direcci¨®n del movimiento primero y luego en alcanzar el poder en las urnas y gobernar. Con ellos regresaron dos componentes esenciales de la tradici¨®n revolucionaria ¨¢rabe, el antisionismo y el antiamericanismo, que se hab¨ªan ausentado moment¨¢neamente en la primera fase de las revueltas.
De fracaso en fracaso, quedaba solo un paso por dar: del laicismo al islamismo y luego del islamismo al yihadismo. Los peores prejuicios sobre la compatibilidad del islam con la democracia y las libertades pol¨ªticas quedaban de nuevo confirmados. No era otro el reproche de los militares egipcios y de los pr¨ªncipes saud¨ªes a sus aliados de Washington: si no quieres que el islamismo pol¨ªtico llegue al poder no hagas elecciones, si no quieres doblegarte a las amenazas del terrorismo yihadista no abras la mano a las libertades pol¨ªticas.
La glaciaci¨®n isl¨¢mica va m¨¢s all¨¢ del mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n y afecta directamente a la estabilidad de Europa e incluso al proyecto europeo en su conjunto. La llegada en 2015 de m¨¢s de un mill¨®n de refugiados, al menos la mitad originarios de Siria, ha cuarteado los pilares del sistema de asilo europeo y las pol¨ªticas de inmigraci¨®n. Sumada a los ataques terroristas del EI en Francia, han enervado el miedo al extranjero y espec¨ªficamente a los musulmanes y propulsado movimientos xen¨®fobos como Pegida (Patriotas contra la islamizaci¨®n de Europa) y partidos de extrema derecha, que est¨¢n entrando en los gobiernos, obteniendo mayor¨ªas en ayuntamientos y parlamentos o acerc¨¢ndose peligrosamente a la presidencia de los pa¨ªses como ya ha sucedido en Polonia y puede suceder en Francia con Marine Le Pen.
Afecta directamente a las pol¨ªticas europeas. Los acuerdos de Schengen de libre circulaci¨®n dentro de las fronteras se hallan en cuesti¨®n y en muchos casos suspendidos. Las vallas fronterizas y los controles de pasaportes vuelven a estar al orden del d¨ªa. Alemania est¨¢ intentando distribuir los refugiados por un sistema de cuotas entre cada uno de los pa¨ªses, pero se encuentra con una enorme hostilidad, sobre todo por parte de los pa¨ªses ex comunistas. Hace tambi¨¦n gestos de amistad hacia Turqu¨ªa, con ayudas financieras incluidas, para que este pa¨ªs retenga los flujos de refugiados que llegan a su territorio desde Siria. M¨¢s que nunca queda en evidencia la imposibilidad de tratar crisis globales desde los Estados nacionales o, alternativamente, desde una UE sin uni¨®n pol¨ªtica ni pol¨ªtica exterior y de seguridad.
La crisis siria tambi¨¦n afecta a las pol¨ªticas nacionales, s¨²bitamente endurecidas hasta extremos que no se hab¨ªan visto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El parlamento dan¨¦s discute la expropiaci¨®n de los bienes de los refugiados que lleguen a su pa¨ªs, bajo la explicaci¨®n de que deben pagarse sus gastos, pero a fin de disuadirles de escojan Dinamarca como punto de llegada. Y la Francia socialista de Fran?ois Hollande pretende crear dos clases de ciudadanos a la hora de castigar el terrorismo: los franceses de segunda generaci¨®n, con padres inmigrantes, que pueden ser despose¨ªdos de la ciudadan¨ªa y los de pura cepa, a los que no se les puede quitar. Y no tan solo en Europa: el debate sobre la inmigraci¨®n entre los candidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos marca el nivel de aceptabilidad al que han llegado las ideas extremistas en occidente, como demuestra la popularidad del magnate neoyorquino Donald Trump y de sus ideas de expulsiones masivas de hispanos o de prohibici¨®n de entrada a los musulmanes.
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