La pobreza m¨¢s invisible: miles de argentinos viven sin DNI
La falta de documentaci¨®n les impide estudiar, ir al m¨¦dico y recibir ayudas, entre otros derechos
Hay decenas de miles de personas que no existen formalmente para el Estado argentino: no tienen DNI. Sus padres nunca los registraron al nacer y la falta de documentaci¨®n les impide ejercer un sinf¨ªn de derechos: no pueden estudiar, tampoco recibir una atenci¨®n m¨¦dica regular, beneficiarse de ayudas sociales, tener un empleo en blanco ni alquilar una vivienda. Su invisibilidad acarrea una gran vulnerabilidad, de la que es dif¨ªcil salir. Con la iniciativa "Indocumentadxs Cero", que se presenta el lunes en el Congreso argentino, un grupo de ONG pretende modificar la ley para garantizar a estas personas el derecho a la identidad.
Una encuesta realizada en 2011 concluy¨® que un 1.6% de los nacimientos de chicos con menos de 17 a?os, unos 168.000, no fueron registrados en su momento. La encuesta fue coordinada por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Cat¨®lica (UCA) y el Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Pol¨ªticas P¨²blicas (Iadepp). Desde Iadepp, al frente de la iniciativa "Indocumentadxs Cero", creen que la cifra no se ha modificado sustancialmente y que existe un n¨²mero similar de personas que han alcanzado la mayor¨ªa de edad sin estar inscritas en un registro civil. Si se suman los ciudadanos extranjeros residentes en el pa¨ªs, los datos se disparan. Pero la falta de estad¨ªsticas los deja a todos en la m¨¢s absoluta oscuridad.
Anah¨ª Fern¨¢ndez, de 20 a?os, tiene tres hijos. La falta de DNI impide que les pueda dar su apellido ni beneficiarse de ayudas sociales
Anah¨ª Fern¨¢ndez tiene 20 a?os y tres hijos a los que no ha podido dar su apellido porque no tiene DNI. Sus progenitores no la inscribieron en el Registro Civil de San Isidro antes de los 40 d¨ªas de vida, como obliga la ley. Tampoco a su hermana. A?os despu¨¦s, cuando se separaron, su padre se llev¨® los pocos papeles que ten¨ªan y su madre ni siquiera pudo certificar que era su hija. La falta de identidad la oblig¨® a abandonar sus estudios al completar la primaria, ya que sin DNI no le pod¨ªan expedir el t¨ªtulo que le exig¨ªan en secundaria. Tambi¨¦n complic¨® su asistencia a los controles m¨¦dicos pedi¨¢tricos y, posteriormente, a las revisiones obst¨¦tricas cuando qued¨® embarazada por primera vez, a los 15 a?os. Al quedar excluidos de las ayudas sociales, toda la familia depende ¨²nicamente de los empleos ocasionales que consigue, en negro, el padre de familia.
"Hace diez a?os que intento tener DNI", explica la joven. En ese tiempo ha deambulado con su madre por numerosas instituciones de la provincia de Buenos Aires, donde naci¨®: registros civiles, Defensor¨ªa de la ni?ez, un m¨¦dico forense, comisar¨ªas, juzgados... El mes pasado finalmente un juez reconoci¨® su identidad, pero falta el ¨²ltimo paso: recibir el ansiado documento, que si nada lo impide, llegar¨¢ entre junio y julio.
Nora Rodr¨ªguez adopt¨® "de coraz¨®n" a siete hijos, de los que cinco no tienen DNI. Hace 11 a?os que intenta, sin ¨¦xito, que el Estado les reconozca su identidad
Cuando nace un ni?o en Argentina, el tr¨¢mi?te de su registro debe realizarse dentro de los 40 d¨ªas ante el Registro Civil pr¨®ximo al lu?gar del nacimiento. Pasados los 40 d¨ªas, la inscripci¨®n est¨¢ fuera del plazo legal y los padres pueden reali?zarla hasta los 12 a?os de edad del ni?o, con dos testigos que acrediten el v¨ªnculo, en el Registro Civil correspondiente al distrito donde se produjo el naci?miento. Una vez vencido ese plazo, es un juez el que debe autorizar esta inscripci¨®n con la intervenci¨®n de un aboga?do.
"?Hay alguien m¨¢s pobre que el que no tiene documento?", se pregunta Jorge ?lvarez, integrante de la Comisi¨®n Directiva del Iadepp. "En 2009 el Gobierno argentino simplific¨® el procedimiento para la inscripci¨®n, permitiendo a los padres empezar el tr¨¢mite de los reci¨¦n nacidos gratis en los hospitales, pero mucha gente no est¨¢ al tanto de estos cambios", explica ?lvarez. Subraya que se trata de un problema "de pobreza estructural" que afecta a personas que "viven completamente fuera del sistema, con vidas que no se rigen para nada en la econom¨ªa formal".
Ese es el caso de cinco de los siete hijos del marido fallecido de Nora Rodr¨ªguez, coordinadora de la cooperativa de reciclaje de residuos s¨®lidos Bella Flor, en el Ceamse de la localidad bonaerense de Jos¨¦ Le¨®n Su¨¢rez. Rodr¨ªguez hace 11 a?os que intenta que los hijos que adopt¨® "de coraz¨®n" obtengan un DNI. "Ser un NN (no nombre) es una desgracia. No entiendo por qu¨¦ no les pueden dar una identidad", subraya, entre insultos, al explicar que los indocumentados no pueden beneficiarse de ayudas sociales ni recibir una educaci¨®n completa que les permita tener m¨¢s oportunidades. Hu¨¦rfanos de madre desde 2002 y de padre desde 2012, los ocho hermanos corren una suerte desigual. "Los mayores, muchos est¨¢n en la droga, pero los peque?os por suerte no. Los mand¨¦ al colegio y al menos pueden leer y escribir", dice esta en¨¦rgica mujer, que abandon¨® su hogar a los ocho a?os y se ha dedicado a cirujear -rebuscar en la basura- gran parte de su vida. Ahora, cuida tambi¨¦n a los 70 empleados de la cooperativa, entre los que hay m¨¢s de una decena de indocumentados.
Iadepp, la Fundaci¨®n Microjusticia argentina y la Asociaci¨®n El Trapito reclamar¨¢n el lunes en una Mesa de Di¨¢logo en el Congreso un cambio legislativo que modifique el r¨¦gimen de inscripci¨®n para indocumentados. Paralelamente, est¨¢n en contacto con varios municipios del conurbano bonaerense, donde se concentran grandes bolsones de pobreza, para ayudar a resolver casos.
"Te sent¨ªs discriminado. No te creen si dec¨ªs que no ten¨¦s documento o te preguntan: ?no sos de ac¨¢?", asegura, con bronca, Alejandra Montiel, una joven nacida hace 21 a?os en la localidad de Ciudadela, en la periferia de Buenos Aires. A lo largo de su infancia, ir al m¨¦dico o a la escuela fueron odiseas para las que necesit¨® la ayuda de personas que hicieran la vista gorda ante la ley. Gracias a ellas, pudo ir a controles m¨¦dicos y cursar estudios secundarios, pero el futuro laboral con el que sue?a es a¨²n inalcanzable: quiere ir a la Universidad para ser maestra de educaci¨®n infantil. Actividades habituales para muchos adolescentes, como salir a bailar o ir de viaje, tambi¨¦n le est¨¢n vetadas porque requieren presentar un documento. La excepci¨®n fue el viaje de licenciados a la localidad costera de Mar del Plata, 400 kil¨®metros al sur de Buenos Aires, gracias a que un profesor la llev¨® bajo su responsabilidad.
Montiel ha trabajado en tareas de limpieza, de cuidado de ni?os y ahora est¨¢ empleada en negro en una f¨¢brica. Hace cuatro a?os que da vueltas de un lado para el otro - "he estado en m¨¢s de diez lugares diferentes", se lamenta- para conseguir su DNI. Admite que ha llorado, se ha enojado y ha estado cerca de abandonar el objetivo, pero que su novio siempre la convence para seguir adelante. "Har¨¦ una fiesta enorme cuando tenga el documento", asegura, con una sonrisa de oreja a oreja.
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