Cuba-Disney y la izquierda alcahueta
La hipocres¨ªa ha anulado su capacidad cr¨ªtica
Cuba ahora es el Disney de la far¨¢ndula fashion. La lista de famosos que van a la isla a hacer turismo cuasi arqueol¨®gico aumenta d¨ªa a d¨ªa. Las momias Stones, la efigie Lagerfeld y la inevitable voluptuosa Kardashian han hecho su peregrinaje habanero. Desde Miami llega el crucero aclamado por locales entusiastas. Los gringos, como el esperado Mr. Marshall de la pel¨ªcula de Garc¨ªa Berlanga, se pasean por el malec¨®n y disfrutan los mojitos. Descubren fascinados un parque tem¨¢tico poblado de vetustos sedans americanos, la Habana vieja con sus joyas arquitect¨®nicas restauradas y sus ruinas, y una poblaci¨®n hambrienta de cambio. Todo esto bajo la aclamaci¨®n admirativa de medios occidentales fascinados por una supuesta ¡°apertura¡± en la Perla del Caribe.
Vale la pena hacer un ejercicio de imaginaci¨®n hist¨®rica para mostrar la inconsistencia de los pol¨ªticos progres y periodistas entusiastas. Pensemos, por ejemplo, que unos rockeros m¨ªticos, un dise?ador de modas y un ejemplar de la beautiful people hubieran decidido visitar Chile en tiempos de Pinochet para celebrar la apertura econ¨®mica que implement¨® el dictador de la mano de sus tecn¨®cratas neoliberales. No es dif¨ªcil suponer la reacci¨®n, plenamente justificada, de intelectuales y pol¨ªticos de izquierda: ¡°?qu¨¦ barbaridad el endoso al sanguinario dictador!¡±; ¡°debemos rechazar esta maniobra propagand¨ªstica del imperialismo yanqui¡±; ¡°ya basta de manipulaci¨®n para conquistar las fr¨¢giles mentes de nuestros pueblos, pobres v¨ªctimas de la industria cultural¡±; ¡°hagamos un boicot a la m¨²sica, ropa y fotos porno de estos agentes del imperialismo¡±. As¨ª podr¨ªamos seguir con variaciones de las mismas manifestaciones de indignaci¨®n.
Sin embargo, cuando esto sucede en la Cuba controlada por la dictadura mon¨¢rquica de los Castro, todo es risa y fiesta. ?Qu¨¦ carajo importa que contin¨²e la represi¨®n contra los disidentes pol¨ªticos? ?A qui¨¦n le interesa que la maquinaria de propaganda del r¨¦gimen siga vomitando sus consignas huecas mientras se limita la libertad de expresi¨®n? ?A qui¨¦n le preocupa los refugiados que escapan de la isla hacia Estados Unidos (v¨ªa Costa Rica, por ejemplo), antes que Obama, o el que le suceda, elimine el privilegio de la ley de ¡°ajuste cubano¡±? ?Qui¨¦n denuncia a la nomenclatura militar que controla las empresas del Estado, cobra las coimas y prepara el terreno de una apertura econ¨®mica tipo capitalismo salvaje?
La hipocres¨ªa de una izquierda alcahueta ha anulado su capacidad cr¨ªtica. No es capaz de digerir que en su seno tambi¨¦n hay mucha corrupci¨®n (que lo diga Lula), que con la excusa de la liberaci¨®n de los pueblos proclama discursos de odio antisemitas (que lo digan algunos laboristas ingleses), que con la coartada de la lucha contra las injusticias y la desigualdad monta una nueva clase de c¨ªnicos privilegiados (que lo digan los ¡°bolichicos¡± del chavismo).
Carlos Rangel, escritor venezolano prematuramente desaparecido y despreciado por esa izquierda, hizo en los a?os setenta el retrato de esa miseria intelectual que idealiza el mito del ¡°buen revolucionario¡±. Los mitos no son solamente recursos simb¨®licos. Son instrumentos para legitimar intereses y negociados, como los que hoy se cocinan en la Cuba-Disney.
* Isaac Nah¨®n Serfaty es profesor en la Universidad de Ottawa (Canad¨¢).
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