Brasil, el fin del espejismo
La corrupci¨®n en el poder, incentivada por el propio sistema pol¨ªtico, ha precipitado al pa¨ªs en una profunda crisis de soluci¨®n incierta
La promesa del futuro. El sue?o del orden y el progreso. La utop¨ªa de la democracia racial. Brasil lleva m¨¢s de un siglo buscando su destino en un porvenir que acaba revel¨¢ndose espejismo mientras pareciera que el pasado y sus profundas cicatrices marcan el rumbo. Una colonizaci¨®n puramente extractiva de recursos f¨ªsicos ¡ªaz¨²car, caf¨¦, caucho, diamantes, lo que demandase en cada momento el mercado internacional¡ª y humanos ¡ªla esclavitud no ser¨ªa abolida hasta 1888¡ª deja secuelas, y unas dimensiones continentales ¡ªa¨²n es debate entre los historiadores las causas que hicieron posible que el pa¨ªs se mantuviese unido ¡ªimponen unas expectativas.
Razones geogr¨¢ficas, hist¨®ricas, culturales modelaron una sociedad excepcional y, en cierta manera, bipolar. A la exuberancia de la sensualidad, la alegr¨ªa del forr¨®, la belleza de las playas y hasta hace bien poco la magia de su f¨²tbol, ¡ªla marca tur¨ªstica de Brasil¡ª, se contrapone la timidez de sus habitantes, el susurro y melancol¨ªa de la bossa nova y la desdicha de la pobreza y la desigualdad. Y en ese juego de opuestos, el ¨¦xito como naci¨®n, forjada sin la violencia de Europa o Estados Unidos, y el fracaso como Estado con instituciones d¨¦biles y una democracia a¨²n fr¨¢gil. Pa¨ªs racista sin segregaci¨®n, como dijo a este peri¨®dico uno de sus m¨¢s eminentes antrop¨®logos, Roberto Da Matta, parafraseando al escritor Jorge Amado, con una larga tradici¨®n de arrogancia y corrupci¨®n de sus ¨¦lites, educado en el respeto a la jerarqu¨ªa y en la reverencia al poder y construido sobre la exclusi¨®n, Brasil ha intentado en numerosas ocasiones a lo largo de su historia contempor¨¢nea inaugurar una era de prosperidad e integraci¨®n de la mano de presidentes que marcaron una ¨¦poca, a¨²n vivos en el recuerdo y en sus obras, desde la demagogia populista de Get¨²lio Vargas, que dej¨® el poder antes de lo expulsaran peg¨¢ndose un tiro en su despacho, hasta la Brasilia de Juscelino Kubitschek pasando por la imprudencia izquierdista de Jo?o Goulart, ¡ªderrocado por el golpe militar de 1964¡ª, hasta la racionalidad de Fernando Henrique Cardoso o la inspiraci¨®n de Lula da Silva.
Con la llegada al poder de Lula, el obrero metal¨²rgico que perdi¨® un dedo siendo adolescente en la f¨¢brica, el emigrante pobre en S?o Paulo, el ni?o que vendi¨® frutas por las calles, el hombre que hablaba de f¨²tbol y beb¨ªa cacha?a, el pol¨ªtico que representaba a dos de cada tres brasile?os, parec¨ªa que esta vez s¨ª, que esta vez Brasil iba a convertirse en la potencia que el destino hab¨ªa burlado tantas veces. Hace tan solo seis a?os, con un crecimiento econ¨®mico del 7,5%, con un pa¨ªs sede del Mundial de F¨²tbol y de los Juegos Ol¨ªmpicos, no hab¨ªa probablemente figura mundial, salvo Obama, tan popular en el planeta.
Aquella oportunidad parece haberse evaporado. La corrupci¨®n en el poder, incentivada por el propio sistema pol¨ªtico, la ausencia de reformas y la permanencia de disfunciones estructurales, la p¨¦rdida de conexi¨®n con la calle y la tr¨¢gica incapacidad para satisfacer unas demandas sociales en crecimiento exponencial, junto con causas ex¨®genas relacionadas con la econom¨ªa global, han precipitado a Brasil en una profunda crisis de soluci¨®n incierta. Vuelve el centroderecha al poder, vuelve el PMDB, el partido que nunca se fue de Estados y municipios, vuelve el ajuste con mano dura. O Pais, como les gusta decir a los brasile?os, necesitaba un purgante, pero visto el espect¨¢culo dado por la clase pol¨ªtica con la forma de sacar a Dilma Rousseff de la presidencia resulta una inc¨®gnita saber si la democracia brasile?a saldr¨¢ fortalecida o no de este trance. Ojal¨¢ que el pasado no vuelva esta vez a atropellar el futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Crisis pol¨ªticas
- Dilma Rousseff
- C¨¢mara Diputados Brasil
- Proceso destituci¨®n
- Presidente Brasil
- Destituciones pol¨ªticas
- Congreso Nacional Brasil
- Presidencia Brasil
- Actividad legislativa
- Brasil
- Conflictos pol¨ªticos
- Gobierno Brasil
- Parlamento
- Sudam¨¦rica
- Latinoam¨¦rica
- Gobierno
- Am¨¦rica
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Impeachment Dilma Rousseff
- Partido de los Trabajadores
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica
- Edici¨®n Am¨¦rica