El PT brasile?o se resigna a pasar a una oposici¨®n traum¨¢tica
Algunos miembros del partido aseguran que es necesario que vuelva a conectarse con la calle
Han sido descabalgados del poder en el que llevaban 13 a?os de forma traum¨¢tica, de un d¨ªa para otro. Los miembros y militantes del Partido de los Trabajadores (PT) del Brasil, la formaci¨®n de Lula y Dilma Rousseff, la ¨²nica con estructura de partido y capacidad de movilizaci¨®n en Brasil, pasa a la oposici¨®n, con Rousseff apartada de la presidencia. Noqueado, aprendiendo a digerir sus errores, el gran partido de la izquierda brasile?a a¨²n piensa cu¨¢l debe ser la estrategia a seguir para tratar de reconquistar el Gobierno: a corto plazo, para devolv¨¦rselo a Rousseff en 180 d¨ªas. O a medio, tratando de entreg¨¢rselo de nuevo a Lula en las elecciones de 2018.
?El viernes, un d¨ªa despu¨¦s de la votaci¨®n del Senado a favor del impeachment, un adepto al presidente interino Michel Temer, contraviniendo una orden expresa suya, descolg¨® de la pared un retrato oficial de la suspendida Dilma Rousseff de una de las dependencias gubernamentales de Brasilia. Al darle la vuelta para guardarlo encontr¨® pegada con celof¨¢n en la parte de atr¨¢s una hoja con un mensaje apresurado: ¡°Conspiradores y golpistas: la historia no os absolver¨¢¡±. La an¨¦cdota puede servir de met¨¢fora del actual PT: escondido, hundido, desacreditado y derrotado, pero con capacidad de sorpresa y de reacci¨®n.
Y el proceso de impeachment, a pesar de todo, ha servido de detonante, seg¨²n explica el senador petista Humberto Costa: ¡°Hace ocho meses, nadie hubiera dado un duro por nosotros desde el punto de vista electoral. Pero lo que ha pasado ha vuelto a concienciar a mucha gente. Y a movilizarla. Si conseguimos aglutinarnos todos, los militantes, los simpatizantes y los movimientos sociales de base, podemos remontar¡±.
El PT, que naci¨® de la mano de Lula en las grandes huelgas de las f¨¢bricas de las ciudades de los alrededores de Sao Paulo a principios de los a?os 80, fue, al principio, una organizaci¨®n pegada a la calle, reivindicativa, soldada a los movimientos sociales que buscan viviendas o tierras.
Tras trece a?os de Gobierno (dos mandatos de Lula y uno y medio de Rousseff), seg¨²n Costa, el partido perdi¨® no s¨®lo popularidad, sino tambi¨¦n el contacto con las bases, se desconect¨® de la sociedad brasile?a y, adem¨¢s, no se atrevi¨® a llevar a cabo la gran reforma pol¨ªtica necesaria para acabar con vicios heredados (un Parlamento de treinta partidos, por ejemplo) que convierten cada iniciativa pol¨ªtica en una mara?a de alianzas e intereses.
Y perdi¨® la calle: las mayores manifestaciones de la historia democr¨¢tica de Brasil se han celebrado en los ¨²ltimos meses contra Rousseff. Costa lo admite, pero precisa: ¡°Eran contra Rousseff pero no a favor de Temer. Temer no tiene popularidad tampoco¡±.
Es cierto. En una reciente encuesta reproducida por O Globo el jueves, el actual presidente interino de Brasil presenta un escu¨¢lido 1% de apoyo caso que quisiera presentarse a las elecciones de 2018, cosa que, de cualquier manera, ¨¦l ha anunciado que no har¨¢.
Para deponer definitivamente a Rousseff es preciso que dos tercios del Senado (54 de 81) voten en una nueva sesi¨®n, que se celebrar¨¢ en octubre. En la celebrada el jueves votaron contra la presidenta 55. As¨ª que todo est¨¢ muy justo. Todo es muy probable. ¡°Depender¨¢ de la marcha de la econom¨ªa, de la marcha del Gobierno Temer y de lo que pase en la calle¡±, explica Costa.
Ya hay voces en el PT que proponen que si en esa decisiva votaci¨®n Rousseff es depuesta, el partido debe pedir elecciones anticipadas. Tambi¨¦n en este caso ser¨¢ necesario que exista una movilizaci¨®n callejera. De ah¨ª que, seg¨²n muchos especialistas, el PT necesite recobrar su algo perdida identidad de formaci¨®n a la contra, echado a las manifestaciones.?
Y si todo falla, queda Lula, el viejo l¨ªder del partido, de 73 a?os, m¨¢s cansado y m¨¢s desacreditado que nunca debido a los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que le salpican y el pol¨¦mico intento de nombrarle ministro para que escapara de la justicia escondi¨¦ndose en el cargo. A pesar de todo, sigue siendo, seg¨²n varias encuestas, el pol¨ªtico m¨¢s popular del pa¨ªs, el que m¨¢s votos se llevar¨ªa en caso de que las elecciones se celebrasen hoy. Esto da cuenta del arraigo popular de su partido y de su carisma y su propia proyecci¨®n.
Tambi¨¦n es verdad que Lula genera, por el contrario, m¨¢s rechazo que casi ning¨²n otro personaje pol¨ªtico brasile?o, seg¨²n esas mismas encuestas, cosa que, en una elecci¨®n a dos vueltas, le complicar¨ªa la victoria. Y que las acusaciones que penden sobre ¨¦l por parte del juez S¨¦rgio Moro pueden llevarle a la c¨¢rcel, o a otros interrogatorios en comisar¨ªas repercutidos internacionalmente por todas televisiones del mundo, como ya ocurri¨® en marzo, con lo que su nueva carrera electoral se acabar¨ªa en seco.
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