La victoria del ¡®Yes, we Khan¡¯
El nuevo alcalde de Londres, al que se quiere ver como un Obama brit¨¢nico, ofrece al colectivo musulm¨¢n un modelo de ¨¦xito y aleja los estigmas
La llamada a la oraci¨®n resuena por las animadas calles comerciales. Las chicas salen riendo del gimnasio Hayaa, solo para mujeres. Se disuelven los corrillos de estudiantes a las puertas de la escuela isl¨¢mica Ebrahim. Un joven, que reparte folletos sobre conferencias teol¨®gicas, regala al paseante curioso un Cor¨¢n en ingl¨¦s. ¡°L¨¦alo, aqu¨ª encontrar¨¢ todo lo que quiera saber sobre nosotros¡±, le dice. Es mediod¨ªa del viernes y bullen de actividad los alrededores de la mezquita del Este de Londres, que da servicio a la mayor comunidad musulmana de Reino Unido.
Junto a la puerta principal, los hombres en chilaba se agachan ante las pilas de peri¨®dicos y recogen su ejemplar del Bangla Sanglap. En portada, junto a enormes letras bengal¨ªes, dos fotograf¨ªas de los antit¨¦ticos hombres del momento: Sadiq Khan y Donald Trump.
En su primera semana en el cargo, Khan, el primer alcalde musulm¨¢n de una gran capital occidental, arropado por 1,3 millones de votos, el mayor mandato personal en la historia de Reino Unido, se ha hecho merecedor de un levantamiento particular del veto que el candidato republicano a la Casa Blanca propuso imponer a los musulmanes que deseen entrar en Estados Unidos.
¡°No quiero su excepci¨®n¡±, le vino a responder el nuevo alcalde de Londres. ¡°La ignorante visi¨®n del islam de Donald Trump nos hace menos seguros, contribuye a alienar a los musulmanes y juega a favor de los extremistas. Trump y quienes le rodean creen que los valores liberales occidentales son incompatibles con el islam mayoritario. Londres ha demostrado que se equivocan¡±, declar¨®.
La esperanza contra el miedo. La unidad contra la divisi¨®n. Los mensajes que la elecci¨®n de Sadiq Khan lanza al mundo occidental son poderosos, m¨¢s si cabe cuando coinciden en el tiempo con populismos xen¨®fobos como el del propio Trump o, en Europa, el del Frente Nacional de Le Pen o el del UKIP de Farage.
Durante a?os los analistas se han preguntado si alg¨²n d¨ªa Reino Unido tendr¨ªa su momento Obama. La historia de este hijo de un conductor de autob¨²s y una costurera podr¨ªa serlo. El Yes, we Khan, jugando con el que fuera eslogan de campa?a del presidente estadounidense, quiere ser un mensaje de cohesi¨®n frente a las fuerzas polarizadoras y, tambi¨¦n, un modelo de ¨¦xito para una parte de la sociedad musulmana que se siente marginada.
¡°Creo que puede ayudar a ofrecer una narrativa alternativa al radicalismo¡±, opina Muhammad Abdul Bari, de 62 a?os, responsable de la ONG Muslim Aid y expresidente de la mezquita del Este de Londres. ¡°Desde los ataques del 7 de julio de 2005, no hay d¨ªa en que en la prensa no se retrate negativamente a los musulmanes. La elecci¨®n de Khan dar¨¢ confianza a los musulmanes para acceder a la vida p¨²blica. Indirectamente, puede ayudar a combatir la radicalizaci¨®n, ya que contribuye a que las comunidades musulmanas tengan confianza en que hay un futuro para ellos en este pa¨ªs. Que pueden tener ¨¦xito si tienen talento, que la vida p¨²blica est¨¢ ah¨ª tambi¨¦n para ellos. Ese mensaje puede contribuir a marginar a las minor¨ªas extremistas. Y a la vez, la sociedad ver¨¢ que los musulmanes no responden al estereotipo con el que a menudo se les retrata. Es un mensaje de Londres a todo el mundo¡±.
Sentimiento positivo
Para la columnista Ayesha Hazarika, militante laborista de origen indio, en una semana ya ¡°se ha redefinido la representaci¨®n medi¨¢tica de lo que es un musulm¨¢n¡±. ¡°No es un hombre con cara de loco, no es un prisionero pol¨ªtico, no es un enemigo ni una v¨ªctima¡±, a?ade. ¡°Es un profesional exitoso que resplandece en la catedral de Southwark [donde pronunci¨® su discurso de aceptaci¨®n] rodeado de figuras de diferentes credos. Es un estadista global. Es un marido adorable, con su esposa abogada superinteligente¡±.
El islam es la segunda religi¨®n en Reino Unido. La practica, seg¨²n un censo de 2011, el 4,5% de los brit¨¢nicos. En Londres, el porcentaje de musulmanes asciende al 12,4%. Seg¨²n una encuesta reciente para el canal de televisi¨®n Channel 4, el 86% de los musulmanes brit¨¢nicos tiene un fuerte sentimiento de pertenencia a Reino Unido, tres puntos m¨¢s que la media nacional.
Sin embargo, el 52% cree que la homosexualidad no deber¨ªa ser legal. El 31% opina que la poligamia deber¨ªa legalizarse y el 39% sostiene que las mujeres ¡°deben siempre obedecer a sus maridos¡±. El 4% siente simpat¨ªa por los terroristas suicidas y solo uno de cada tres contactar¨ªa con la polic¨ªa si cree que alguien de su entorno est¨¢ relacion¨¢ndose con yihadistas.
Muhammad Abdullah, de 31 a?os, director de documentales londinense de origen banglades¨ª, vot¨® a Khan solo como segunda opci¨®n. Eso demuestra, bromea, que ¡°no todos los musulmanes votaron por Khan¡±. En las elecciones a la alcald¨ªa se ponen dos nombres en la papeleta, y ¨¦l puso el primero a un candidato independiente. Aun as¨ª, se alegra de la victoria de Khan y disfruta del ¡°sentimiento positivo que vive Londres¡±.
¡°Khan ha utilizado, leg¨ªtimamente, su condici¨®n de musulm¨¢n y su origen humilde en su beneficio¡±, opina. ¡°Pero lo cierto es que los musulmanes de Londres no necesit¨¢bamos su modelo porque ya hay otros, en la televisi¨®n, en el deporte y en la propia pol¨ªtica. Lo interesante ha sido que, durante la campa?a, los conservadores han cometido el error de tratar de desacreditar ese modelo, acusando a Khan de radical, y eso ha acabado volvi¨¦ndose en su contra¡±.
¡°Los pol¨ªticos deber¨ªan aprender una lecci¨®n de esta historia¡±, coincide Muhammad Abdul Bari. ¡°Deben tener en cuenta que cualquier intento de descalificaci¨®n de una comunidad puede ser tomado mal por la sociedad en su conjunto. Y eso acaba volvi¨¦ndose en su contra¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.