Al Sisi recurre a la pol¨ªtica de mano dura para salir de una era convulsa
Egipto pugna por estabilizarse bajo un r¨¦gimen represivo tras el colapso de la revoluci¨®n de Tahrir
No falta ahora en Egipto quien echa de menos los ¨²ltimos a?os de la dictadura de Hosni Mubarak, con la econom¨ªa creciendo por encima del 10% anual y una relativa tolerancia pol¨ªtica. Para la mayor¨ªa, la revoluci¨®n de Tahrir que le descabalg¨® del poder en 2011 fue como un sue?o seguido de pesadillas de las que a¨²n no se ha despertado. Con un crecimiento anual del Producto Interior Bruto del 4,2% en 2015 y una previsi¨®n similar para este a?o, la econom¨ªa del pa¨ªs norteafricano m¨¢s poblado (m¨¢s de 90 millones de habitantes), trata de salir a flote tras atravesar una era de convulsiones en su historia.
Observan de soslayo la tragedia que ha sufrido Siria desde entonces o el caos instalado en la vecina Libia y callan en medio de la algarab¨ªa de bocinas de las colapsadas calles de El Cairo. Quienes se atreven a alzar la voz acaban entre rejas y apaleados. A veces desaparecen sin dejar rastro. ¡°Aunque nadie lo diga, todos lo ven. Hay un elefante en la habitaci¨®n: la represi¨®n¡±, advierte un polit¨®logo que prefiere no ser citado por su nombre.
Despu¨¦s de encabezar el derrocamiento del islamista Mohamed Morsi ¡ªel primer presidente egipcio democr¨¢ticamente elegido¡ª, el mariscal Abdelfat¨¢ al Sisi se granje¨® hace dos a?os el respaldo en las urnas de unos ciudadanos que ante todo ansiaban estabilidad. Amparado en la corriente de popularidad ¡ªy aupado por unas Fuerzas Armadas que pr¨¢cticamente no se han apeado del poder desde el golpe de Gamal Abdel Nasser en 1952¡ª, el presidente Al Sisi ha emprendido ortodoxas reformas liberalizadoras de la econom¨ªa junto a pol¨¦micos megaproyectos que, como la ampliaci¨®n del canal de Suez, han sido criticados por su desmesura.
Ahora las promesas de seguridad y estabilidad de su campa?a electoral tambi¨¦n parecen cuestionarse. Dos siniestros a¨¦reos ¡ªel primero de ellos, contra un avi¨®n ruso en el Sina¨ª, fue confirmado como atentado yihadista¡ª en apenas cinco meses han arruinado el sector tur¨ªstico. La cesi¨®n de soberan¨ªa a Arabia Saud¨ª de dos islas del mar Rojo desenterr¨® adem¨¢s en las ¨²ltimas semanas un olvidado fervor nacionalista ¡ªacusaron al rais de vender parte del territorio nacional¡ª bajo el que se han camuflado las primeras protestas de entidad en contra del Al Sisi desde su elecci¨®n, que desembocaron en 152 condenas de c¨¢rcel. Los gobernantes saud¨ªes y de otros pa¨ªses del Golfo han apuntalado con m¨¢s de 30.000 millones de d¨®lares en los tres ¨²ltimos a?os a Egipto para evitar que se convirtiera en otro Estado fallido tras la primavera ¨¢rabe.
¡°La gente dej¨® de tenerle miedo al poder en la revoluci¨®n de 2011, que fue un momento de esperanza ilimitada para Egipto. Ese fue el mayor cambio¡±, asegura en su despacho de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de El Cairo el profesor Mustaf¨¢ Kamel al Sayed. Los controles de seguridad son muy estrictos para acceder al campus, donde j¨®venes cubiertas por el hiyab y en vaqueros se mueven con aparente libertad. Al Sayed matiza las cifras manejadas por las ONG humanitarias sobre presos por delitos de opini¨®n en Egipto: ¡°Es cierto que unos 40.000 detenidos de conciencia han pasado por las c¨¢rceles egipcias en los tres ¨²ltimos a?os, pero en la actualidad no hay m¨¢s de 8.000 entre rejas¡±.
Para Adel Ramad¨¢n, abogado de la organizaci¨®n Iniciativa Egipcia para los Derechos Civiles, resulta dif¨ªcil evaluar la magnitud de la represi¨®n en Egipto. ¡°El Consejo Nacional de Derechos Humanos, un ¨®rgano de la Administraci¨®n, admite que hay medio centenar de casos de personas desaparecidas tras ser supuestamente arrestadas que siguen en ignorado paradero¡±, puntualiza. ¡°Los familiares presentaron m¨¢s de 200 denuncias por presuntas desapariciones, pero tres cuartas partes de los casos fueron localizados en centros de detenci¨®n¡±. El m¨¢s aireado por la prensa internacional ha sido el del estudiante de posgrado italiano Giulio Regeni, de 28 a?os, desaparecido el 25 de enero en El Cairo y hallado muerto 10 d¨ªas despu¨¦s con signos de haber sido torturado.
Solo cr¨ªticas constructivas
No parece el mejor momento para disentir en Egipto, incluso con inmunidad parlamentaria. El presidente de la C¨¢mara, Al¨ª Abdel Al, ha amenazado con sancionar a los diputados que critiquen la pol¨ªtica monetaria del Gobierno mientras el pa¨ªs se enfrenta a ¡°una conspiraci¨®n extranjera¡±. ¡°Se aceptan las cr¨ªticas constructivas, pero no las que se hagan en un contexto de destrucci¨®n¡±, advirti¨®. El Banco Central devalu¨® la libra egipcia un 14,3% frente al d¨®lar, lo que ha propiciado un alza de precios de los alimentos importados no subvencionados y de los medicamentos. El actual Parlamento fue elegido el pasado oto?o en medio del desinter¨¦s ciudadano general, con una abstenci¨®n r¨¦cord del 71,7%.
Tampoco informar resulta sencillo. Cuando regresaba de un viaje el pasado 23 de mayo, las autoridades impidieron la entrada al pa¨ªs al corresponsal del diario franc¨¦s La Croix, R¨¦my Pigaglio, a pesar de residir y estar acreditado desde hace dos a?os en Egipto.
¡°En un sistema tan autoritario es complicado controlar la econom¨ªa y la situaci¨®n social al mismo tiempo¡±, advierte Amro Aldy, profesor de la Universidad Americana de El Cairo. ¡°Con las reservas de divisas bajo m¨ªnimos a causa del hundimiento del negocio tur¨ªstico y con la inflaci¨®n por encima del 10%, el riesgo de un estallido social no es descartable¡±.
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