Cardoso: ¡°El sistema pol¨ªtico brasile?o est¨¢ muy corrompido¡±
El expresidente de Brasil denuncia los partidos se han convertido en grupos de intereses pero cree que el impeachment de Rousseff no fue un golpe
Fernando Henrique Cardoso (R¨ªo de Janeiro, 1931) fue presidente de Brasil de 1995 a 2002 con el Partido Social Democracia Brasile?a (PSDB), que cofund¨®. Derrot¨® en dos ocasiones al l¨ªder del PT, Lula da Silva. Primero como ministro de Hacienda y despu¨¦s como presidente, Cardoso redujo una inflaci¨®n galopante y estabiliz¨® la econom¨ªa del pa¨ªs. Retirado hace a?os, es consejero en numerosas universidades y fundaciones, como la Champalimaud de Lisboa, ciudad donde charla con EL PA?S sobre la delicada situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de Brasil.
Pregunta. ?La destituci¨®n de la expresidenta Dilma Rousseff fue un golpe de estado pol¨ªtico?
Respuesta. No fue ning¨²n golpe de estado. El impeachment sigui¨® rigurosamente la Constituci¨®n. El impeachment brasile?o no se refiere a la comisi¨®n de un delito, a la responsabilidad penal; tiene que ver con la responsabilidad pol¨ªtica y est¨¢ claro en la Constituci¨®n que autorizar gastos por el Ejecutivo sin acuerdo de la c¨¢mara es ir contra la Constituci¨®n. Y eso ocurri¨® reiteradamente.
P. ?No hay nada m¨¢s detr¨¢s?
R. A la vez, el impeachment supone un proceso pol¨ªtico en un pa¨ªs con 11 millones de parados, y que vive una crisis moral por un proceso sistem¨¢tico y organizado por el aparato del Estado para beneficiar a partidos que sustentan el poder. Por todo ello, Dilma fue perdiendo popularidad desde su reelecci¨®n en 2014, pero perder popularidad no es raz¨®n para el impeachment; perder la credibilidad, s¨ª, porque Dilma utiliz¨® m¨¦todos para ocultar la verdadera situaci¨®n econ¨®mica de Brasil.
P. Al inicio, usted estaba contra la destituci¨®n de Dilma.
R. Es verdad. Tambi¨¦n me pas¨® con el impeachment al presidente Collor en 1992. Estoy en contra hasta que queda claro; el impeachment es consecuencia de actos, no de la iniciativa de un partido. El pueblo vot¨® masivamente el impeachment. Siempre es un proceso traum¨¢tico, pero no hay que olvidar que el sucesor de Dilma es Temer, su compa?ero de candidatura electoral, es decir, que obtuvo democr¨¢ticamente los mismos votos que ella: 55 millones. Desde el punto de vista constitucional no hay nada que discutir.
P. ?No ser¨ªa m¨¢s natural resolver esta situaci¨®n con nuevas elecciones?
R. S¨ª, pero la Constituci¨®n no lo permite, excepto si el Tribunal Electoral anula las elecciones por abuso de poder econ¨®mico -que fue lo que pidi¨® mi partido-, que es un proceso lento, o que la presidenta dimita. Yo le ped¨ª a Dilma que hiciera ese acto de grandeza, pero no ocurri¨®; creo que, sobre todo, por presiones de su partido.
P. ?A efectos medi¨¢ticos, Dilma no ha sido condenada ya sin haber sido juzgada?
R. Nadie ha dicho que Dilma no sea inocente. Dilma no es una delincuente, es una irresponsable con las cuentas p¨²blicas. En el caso del presidente Collor en 1992 se aprob¨® el impeachment porque hab¨ªa recibido regalos de valor, despu¨¦s se vot¨® por delito de corrupci¨®n y fue absuelto con el voto de quien antes hab¨ªa votado a favor, porque acept¨® regalos, pero no se demostr¨® que diera contrapartidas. No se prob¨® el delito. Se le retir¨® de la presidencia, pero no cometi¨® ning¨²n delito.
P. ?La destituci¨®n de Dilma resuelve la crisis de Brasil?
R. Hay una crisis mayor que la destituci¨®n de un presidente. El sistema pol¨ªtico est¨¢ muy corrompido; los veintitantos partidos representados en el Congreso... su financiaci¨®n, el sistema de votos... Los partidos son hoy grupos de intereses.
P. ?Dilma ha dejado un pa¨ªs est¨¢ dividido?
El Partido de los Trabajadores organiz¨® una red sistematizada de corrupci¨®n
R. El pa¨ªs no est¨¢ dividido, est¨¢ 80 a 20. El 80% no quiere la presidencia de Dilma, lo que no quiere decir que quiera al presidente Temer.
P. Tampoco con ella se acab¨® la corrupci¨®n. Parece que la mitad del Parlamento est¨¢ implicado en la red.
R. Principalmente afecta a tres partidos, el PT, con dos expresidentes presos y Lula encausado; el PMDB, con el presidente de la c¨¢mara en una situaci¨®n insostenible, y el PP. Se cree que las denuncias firmes pueden alcanzar a 50 diputados, pero en el Congreso son 500. No hay que exagerar.
P. El presidente de su partido, A¨¦cio Neves, parece que est¨¢ implicado
R. No tiene nada concreto. Recibi¨® una citaci¨®n y cuando se verifique, se ver¨¢.
El 80% no quiere la presidencia de Dilma, lo que no quiere decir que quiera al presidente Temer
P. ?No teme que la trama llegue a su partido?
R. No, por una cuesti¨®n muy simple: mi partido no est¨¢ en el poder hace 14 a?os y sin poder no hay favores que hacer. Infelizmente, al gobernar con Lula y Dilma, el Partido del Trabajo (PT) perdi¨® todo su esp¨ªritu original y se dedic¨® a organizar una red de corrupci¨®n institucionalizada. Jam¨¢s hab¨ªa tenido Brasil una corrupci¨®n sistematizada.
P. Al problema de la corrupci¨®n se suma una grav¨ªsima crisis econ¨®mica.
R. Ahora, s¨ª. Lula y Dilma salieron bien de la crisis internacional de 2008, pero derraparon despu¨¦s con la Nueva Matriz Econ¨®mica, fomentando el consumo sin inversi¨®n. Fue un error de conducci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica bajo una visi¨®n ideol¨®gica. Los presupuestos del Estado tienen que ser equilibrados. Es una cuesti¨®n de competencia, no de ideolog¨ªa. Dos m¨¢s dos son cuatro, seas de derechas o de izquierdas. En dos a?os el PIB ha bajado 8 puntos.
P. ?Y Temer es la persona para sacar al pa¨ªs del atolladero pol¨ªtico y econ¨®mico?
R. Todo eso no lo puede hacer. Temer es el hombre del interregno. Tiene habilidad para manejarse con el Congreso, pero ahora hay que hablar al pa¨ªs, no a los pol¨ªticos. Tiene que dar se?ales y juntar a todas las fuerzas para encarar una gran reforma pol¨ªtica, que es el principal problema del pa¨ªs.
P. ?Y en qu¨¦ consistir¨ªa?
R. No es posible gobernar con veintitantos partidos en el Congreso. Hay que limitar la representaci¨®n pol¨ªtica en el Congreso, controlar los gastos electorales, aproximar a elector y electo. Hoy el elector no es el ciudadano, es el intermediario: la iglesia, la prefectura, el club de f¨²tbol.
P. ?En toda esta agitaci¨®n, nunca escuch¨® ruido de sables?
R. Brasil no tiene golpismo, tiene atraso, conservadurismo, en el comportamiento pol¨ªtico. Si hubiese ocurrido lo de Dilma hace 20 a?os todos hubi¨¦ramos sabido los nombres de los generales, hoy conocemos los nombres de los jueces. Una diferencia esencial. Las instituciones brasile?as son fuertes.
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