Villa El Salvador, coraz¨®n del fujimorismo en Lima
Este barrio de chabolas y casas precarias fue en los 80 n¨²cleo de la izquierda pero tras el terrorismo y ahora la inseguridad, los pobres est¨¢n con Keiko
Hubo un tiempo en el que en Villa El Salvador cre¨ªan que era posible cambiar el mundo. Este enorme barrio de casas bajas y chabolas al sur de Lima devorado por el polvo confiaba en el futuro. ¡°Aqu¨ª se viv¨ªa la cultura de los 70, sent¨ªamos que la revoluci¨®n estaba a la vuelta de la esquina. Todo se decid¨ªa en asamblea, el barrio se autogestionaba, triunfaba la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y ten¨ªamos un alcalde de izquierda querido por todos, Michel Azcueta [un profesor espa?ol]¡±, recuerda Arturo Mej¨ªa, director de la escuela de teatro Arena y Esteras, que trata de sacar a los ni?os de la droga y la delincuencia. Los 80 fueron muy duros, pero el barrio resist¨ªa. Les visit¨® hasta el Papa Juan Pablo II en 1985, y fue premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia en 1987. Eran un modelo de autogesti¨®n y lucha.
La mano derecha del alcalde Azcueta era Mar¨ªa Elena Moyano, una fuerza de la naturaleza, una gran l¨ªder de la izquierda. Pero la pobreza y la desigualdad eran terribles y con ellas lleg¨® la violencia brutal, el terrorismo. La guerrilla de Sendero Luminoso asesin¨® a Moyano de forma cruel delante de sus hijos el 15 de febrero de 1992. ¡°T¨¢pense la cara porque su mami va a escaparse¡±, fue lo ¨²ltimo que les dijo. Fue una de las 69.000 v¨ªctimas de una guerra que devor¨® Per¨². Con Mar¨ªa Elena, Sendero mat¨® a la izquierda en el barrio. Se instal¨® el terror. ¡°Nadie sal¨ªa a la calle, los chicos ni iban a la escuela. Justo entonces creamos esto, para tener algo positivo. La gente vio entonces que meterse en pol¨ªtica era algo muy bravo. Todos ten¨ªan miedo¡±, recuerda Mej¨ªa.
En ese mismo a?o, Alberto Fujimori dio un autogolpe, cerr¨® el Congreso y logr¨® capturar al l¨ªder de Sendero, Abimael Guzm¨¢n. Los pobres de miles de lugares como este en todo Per¨² aclamaron al l¨ªder que les devolvi¨® la calma. No les import¨® mucho que fuera a costa de cometer terribles delitos de lesa humanidad y corrupci¨®n por los que el aut¨®crata a¨²n est¨¢ en la c¨¢rcel.
La izquierda en Villa El Salvador empez¨® a desangrarse en batallas internas. Muchos se fueron por miedo a Sendero. Y hasta la hermana menor de Mar¨ªa Elena, Martha, que trabajaba con ella en la pol¨ªtica, se pas¨® al fujimorismo. Despu¨¦s se convirti¨® en dirigente y congresista de Fujimori, y ahora es el referente de este grupo en el barrio. ¡°Yo apoy¨¦ que Fujimori cerrara el Congreso porque no le dejaban hacer leyes contra el terrorismo, y lo volver¨ªa a hacer ahora. Y deseo que salga de la c¨¢rcel¡±, dice mientras su gente reparte propaganda de Keiko en una esquina llena de polvo y suciedad en Villa El Salvador.
Pocas horas despu¨¦s, miles de personas arroparon a Keiko Fujimori en el mitin de cierre de campa?a precisamente en este barrio, el coraz¨®n del fujimorismo en Lima. Un distrito pobre en el que viven 500.000 personas. Aqu¨ª Fuerza Popular, el partido de la familia del aut¨®crata, sac¨® en primera vuelta el 49% de los votos, una cifra extraordinaria con 10 candidatos en liza, la m¨¢s alta de Lima.
Ahora hay mucho m¨¢s asfalto que antes, hay agua y luz en las casas, pero nadie puede acabar con el mal olor de la comida tirada por todas partes y devorada por moscas. No est¨¢ muy lejos del centro de Lima, pero parece otro mundo. ¡°La gente de estos barrios no entiende de izquierda ni de derecha, quiere que le resuelvan. Quieren ser propietarios. El pap¨¢ garantiz¨® la propiedad a los invasores [la gente que toma un cerro y se instala] y Keiko les va a formalizar. Y quieren que alguien con mano dura acabe con la inseguridad como antes acab¨® con el terrorismo. Y eso es lo que Keiko les va a dar. La gente solo ve que la izquierda se divide. Nosotros estamos unidos¡±, remata Moyano.
El p¨²blico del mitin aplaude como loco cuando Keiko promete llevar a los peores delincuentes a c¨¢rceles a 4.000 metros de altura, ¡°sin cobertura de celular¡±. Quieren paz y no les importa mucho c¨®mo lo consigan. Tampoco la corrupci¨®n que domin¨® el fujimorismo ni los esc¨¢ndalos que afectan a la candidata, cuyo secretario general y principal financiador, Joaqu¨ªn Ram¨ªrez, se ha visto obligado a apartarse en plena campa?a cuando se supo que est¨¢ investigado por la DEA, la agencia antidroga de EEUU.
Keiko, que es muy rica como toda su familia ¨Cel dinero se ve por todas partes en su campa?a- arrasa entre los pobres, desesperados, que solo quieren algo de protecci¨®n. Ella llega a los pueblos montada en sus todoterrenos de ¨²ltimo modelo, grita ¡°tengo los pantalones bien puestos para acabar con la delincuencia¡±, promete mano dura y la votan. ¡°La apoyan para que no haya personas que maten por un celular¡±, explica Moyano. ¡°Hay muchas noticias de delincuencia, hace poco muri¨® un polic¨ªa desactivando una granada, y es duro decirlo as¨ª pero todas esas noticias nos favorecen¡±, asume.
Basta darse un paseo por el barrio para darse cuenta de que tiene raz¨®n. No se habla de otra cosa. Meche, que vende verduras en el mercado Tupac Amaru, lo tiene claro. ¡°Necesitamos m¨¢s seguridad, los ni?os no pueden estar en la calle, ponen granadas en los colegios. El padre acab¨® con el terrorismo, Keiko ir¨¢ contra los delincuentes¡±. Daniel, carnicero, dice que ya nadie va a las asambleas como antes, y que todos hablan de Keiko en el mercado, sobre todo las mujeres, entre las que arrasa. ¡°No hay seguridad, es muy duro¡±, resume. Maritza y Soledad coinciden en su puesto de comida. ¡°Esperamos que ella cambie tanta delincuencia que hay. Es m¨¢s firme. Toda la vida hubo droga pero era m¨¢s escondido. Ahora esto est¨¢ muy peligroso al caer el sol¡±, resumen.
El fujimorismo se mete as¨ª en Villa El Salvador. Tambi¨¦n con dinero, mucho dinero. ¡°Es todo clientelaje, no es que el barrio sea fujimorista. Van captando poco a poco a la gente que hace cosas y necesita ayuda. Ya tienen a la mayor¨ªa de las jefas de los comedores de ac¨¢. Buscan las necesidades. El fujimorismo se va metiendo en todos los huecos que deja la izquierda¡±, resume Mej¨ªa, que resiste con su escuela de teatro. Donde no llega el Estado, ah¨ª est¨¢ el fujimorismo con sus inagotables recursos.
Han pasado casi 25 a?os desde el asesinato de la idealista Mar¨ªa Elena Moyano. Ya casi nadie cree en Villa El Salvador que se pueda cambiar el mundo, aunque algunos a¨²n conf¨ªan en Ver¨®nika Mendoza, joven l¨ªder de la izquierda. Este barrio, a 30 minutos en metro de la zona lujosa de Lima, donde est¨¢n las casas elegantes de Miraflores o San Isidro y restaurantes como Central, elegido cada a?o el mejor de Latinoam¨¦rica y que atrae a viajeros de todo el mundo a probar su deliciosa cocina peruana, ya no cree en la revoluci¨®n, en acabar con la pobreza y la injusticia. Se conforma con que alguien les cuide un poco. Y eso es lo que les promete Fujimori. Aqu¨ª no preocupa mucho a cambio de qu¨¦. En otras zonas s¨ª, y por eso su victoria no es segura. Pero entre los pobres la tiene al alcance de la mano.
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