Los cristianos aparcan la guerra religiosa por los santos lugares para restaurar la tumba de Cristo
Tras d¨¦cadas de disputas, tres confesiones pactan restaurar el templete de la bas¨ªlica del Santo Sepulcro
El destartalado templete que guarda la tumba de Cristo dentro de la bas¨ªlica del Santo Sepulcro de Jerusal¨¦n ha comenzado por fin a ser restaurado. Tras d¨¦cadas de disputas, las tres principales confesiones cristianas que guardan el santo lugar -cat¨®licos, ortodoxos y armenios- se han puesto de acuerdo para abordar una reforma integral de la tambi¨¦n conocida como ¡°la casita¡±, el peque?o templete que protege la l¨¢pida que, seg¨²n la tradici¨®n cristiana, recuerda el lugar exacto donde fue enterrado Jesucristo, as¨ª como su antesala, la Capilla del ?ngel.
El estado lamentable de la estructura de m¨¢rmol que cubre el lugar m¨¢s sagrado para la cristiandad ha hecho que las distintas confesiones - a veces nada bien avenidas a la hora de administrar las diferentes dependencias del Santo Sepulcro- dejen a un lado sus diferencias para evitar que se desplome el monumento. El a?o pasado, la polic¨ªa israel¨ª lleg¨® a cerrar temporalmente el espacio ante las insistentes informaciones que hablaban del peligro real de derrumbe y del riesgo que pod¨ªan correr los peregrinos.
No era la primera vez que los agentes hebreos entraban en el santuario. En 2008, en uno de los episodios m¨¢s representativos de la tensi¨®n entre las diferentes comunidades cristianas, la polic¨ªa tuvo que intervenir para separar a los sacerdotes armenios y greco-ortodoxos que llegaron a las manos durante la celebraci¨®n de una procesi¨®n ante la entrada de la tumba.
El actual templete es custodiado por los sacerdotes greco-ortodoxos, que lo construyeron en 1810. ¡°En 1808 hubo un gran incendio que devast¨® la bas¨ªlica. Nosotros no pod¨ªamos afrontar el gasto de la reparaci¨®n porque Espa?a, que era la que nos manten¨ªa econ¨®micamente en Tierra Santa, estaba a otras cosas: las guerras napole¨®nicas, la independencia de las colonias¡¡±, relata el fraile franciscano Artemio V¨ªtores, antiguo vicecustodio de los santos lugares.
Los roces en el Santo Sepulcro entre griegos ortodoxos y latinos, ven¨ªan de siglos atr¨¢s. Un grabado del siglo XVI recoge el tabern¨¢culo reconstruido en esa ¨¦poca por el padre franciscano Bonifacio de Ragusa, entonces custodio de Tierra Santa. Lo que no se perdi¨® en el incendio, se perdi¨® en la restauraci¨®n de 1810, ya que los greco-ortodoxos aprovecharon para eliminar del templete casi todos los vestigios latinos y de los cruzados.
Cualquier peque?o cambio del statu quo es motivo de rencillas en el Santo Sepulcro. Tradicionalmente, las reparaciones han servido de plataforma a las diferentes confesiones cristianas para ara?ar un poquito m¨¢s de espacio. De ah¨ª las suspicacias y que la actual ¡°casita¡± pr¨¢cticamente no se haya tocado desde que los brit¨¢nicos que administraban Palestina la reforzaran en 1934 con cinchas y pilones de madera y hierro, para reparar los da?os sufridos por un terremoto en 1927. Despu¨¦s, en los a?os sesenta, con Jerusal¨¦n Este a¨²n bajo administraci¨®n jordana, se autorizaron los trabajos para restaurar la c¨²pula de la rotonda en la que se sit¨²a el templete. Se tard¨® 36 a?os en terminar la obra, pero la ¡°casita¡± no se toc¨®. Sigui¨® con el aspecto apuntalado y decadente de la ¨¦poca brit¨¢nica.
En esta ocasi¨®n, el plazo inicial estimado por el equipo de expertos griegos que ya trabaja en la parte derecha del templete asciende a ocho meses. Desmontar¨¢n una buena parte de la estructura para limpiar y sustituir las placas de m¨¢rmol da?adas. Sobre todo las de la parte frontal, ennegrecida por los incensarios que adornan la entrada y que ya han sido retirados, y el lateral inferior izquierdo, donde tradicionalmente los peregrinos colocaban velas que pr¨¢cticamente ard¨ªan 24 horas al d¨ªa. Mientras duren los trabajos, no podr¨¢n hacerlo.
Ya est¨¢ colocado el andamiaje -pagado con un cheque de 50.000 euros aportado por un banco griego- y una serie de paneles que, a modo de laberinto, flanquean el camino por el que los peregrinos podr¨¢n seguir visitando el santo lugar. Eso s¨ª, sin prisa, pero sin pausa, bajo la escrutadora mirada de los sacerdotes greco-ortodoxos, que apenas abandonan el recinto y amonestan a gritos a los visitantes si se demoran m¨¢s de la cuenta en salir por la angosta puerta de 1,33 metros de altura por la que se accede a la tumba.
Franciscanos, ortodoxos y armenios costear¨¢n a partes iguales los tres millones de euros de la rehabilitaci¨®n del templete para la que cuentan con una aportaci¨®n de Jordania y donaciones particulares an¨®nimas.
Por una vez habr¨¢ paz en el coraz¨®n de Tierra Santa pero, por si los religiosos vuelven a las andadas, dos polic¨ªas israel¨ªes velar¨¢n por el orden en el interior de la bas¨ªlica, a escasos metros de la tumba.
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