Las dos Irlandas, unidas contra el ¡®Brexit¡¯
La posible vuelta de las fronteras y los riesgos para la econom¨ªa de la regi¨®n inquietan en la ¨²nica frontera terrestre de Reino Unido.
Una se?al, semioculta entre la vegetaci¨®n, advierte de que a partir de ahora las indicaciones ser¨¢n en kil¨®metros y no en millas. Aqu¨ª y all¨¢, en los m¨¢rgenes de la v¨ªa, brotan oficinas de cambio de divisas. Nada indica en qu¨¦ punto exacto de esta carretera que va de Belfast a Dubl¨ªn, financiada con fondos europeos, el viajero abandona Reino Unido y se adentra en la Rep¨²blica de Irlanda.
Cuesta imaginar que torres vig¨ªas, alambradas y soldados con ametralladoras formaban parte del paisaje de estas colinas verdes hace no tanto. Durante los Troubles, el sangriento conflicto que marc¨® a esta parte del mundo entre 1968 y 1998, esta regi¨®n fronteriza era la zona m¨¢s militarizada de Irlanda del Norte.
Hoy en Newry nadie quiere o¨ªr hablar de fronteras. Pero el refer¨¦ndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Uni¨®n Europea del pr¨®ximo 23 de junio ha vuelto a ponerlas sobre la mesa. La ausencia de barreras entre las dos Irlandas es un s¨ªmbolo de la paz y la relativa prosperidad que siguieron al Acuerdo de Viernes Santo firmado en 1998. Si Reino Unido abandona la UE, nadie tiene muy claras las consecuencias para esta l¨ªnea de 480 kil¨®metros, la ¨²nica frontera terrestre del pa¨ªs.
Jim Downey, que pasea con dos amigos por el puerto de Warrenpoint, podr¨ªa tirarse horas hablando de sus batallitas en la frontera. Mirando desde esta orilla al vecino del sur, al otro lado del fino estrecho, a este encantador septuagenario le asaltan recuerdos agridulces. ¡°Pod¨ªas perder dos horas en la frontera, y si se hac¨ªa tarde ten¨ªas que pagar dos chelines¡±, asegura. ¡°Si cortejabas a una chica del sur, cuando volv¨ªas a casa la frontera estaba cerrada y ten¨ªas que buscarte la vida. Nos sab¨ªamos todas las rutas para cruzar clandestinamente¡±.
Irlanda del Norte, habitualmente olvidada de la pol¨ªtica brit¨¢nica, ha saltado esta semana al centro del debate europeo, a dos semanas de la crucial consulta. El lunes, el canciller del Exchequer, George Osborne, visitaba Belfast y Newry para alertar sobre la ¡°sacudida econ¨®mica¡± que sufrir¨ªa Irlanda del Norte de producirse el Brexit. Este jueves, los ex primeros ministros John Major y Tony Blair, conservador el primero y laborista el segundo, advert¨ªan en Belfast de que la salida de la UE ¡°pondr¨ªa en peligro la unidad¡± del pa¨ªs. Y el expresidente norteamericano Bill Clinton, en un art¨ªculo en The New Statesman, se dec¨ªa ¡°preocupado por que la futura prosperidad y la paz en Irlanda del Norte se pusieran en riesgo si Reino Unido se retira¡±.
Los grandes temas en juego han ido sucedi¨¦ndose a lo largo de la campa?a, tirando de las expectativas de voto de uno u otro bando. Primero fue la econom¨ªa, que proporcion¨® una ventaja en las encuestas a los partidarios de la permanencia. Despu¨¦s, el debate gir¨® hacia la inmigraci¨®n y la opci¨®n del Brexit empez¨® a imponerse en los sondeos. Las alarmas sonaron en Downing Street, y los ¨²ltimos movimientos indican que la estrategia ahora es recuperar el terreno perdido colocando en el centro del debate el riesgo que el Brexit entra?ar¨ªa para la unidad misma de Reino Unido.
De producirse la salida, la decisi¨®n habr¨ªa sido impuesta por los votantes ingleses a las otras tres naciones
Sucede que, de las cuatro naciones que componen el pa¨ªs, el sentimiento proeuropeo es mucho mayor en Escocia, Irlanda del Norte y Gales que en Inglaterra. Lo que significa que, de producirse el Brexit, la decisi¨®n habr¨ªa sido impuesta por los votantes ingleses en contra de la voluntad de los de las otras tres naciones.
El economista y escritor irland¨¦s David McWilliams es pesimista respecto al refer¨¦ndum. ¡°Creo que ganar¨¢ el Brexit por un escaso margen¡±, reconoce, en un campus universitario en Belfast occidental, rodeado de los famosos grafitis que recuerdan que el conflicto est¨¢ a¨²n latente. McWilliams considera que, de cumplirse su vaticinio, a la econom¨ªa brit¨¢nica no le ir¨¢ tan mal. Es otro tema el que le preocupa: ¡°Una vez interfieres en el pegamento que une a las naciones, es dif¨ªcil volverlas a juntar. Esta caja de Pandora se abrir¨ªa en cuesti¨®n de semanas¡±.
La ministra principal de Escocia ya ha advertido de que la salida de Europa ser¨ªa uno de los ¡°cambios sustanciales¡± que podr¨ªan detonar un segundo refer¨¦ndum de independencia al norte de la frontera. Sin embargo, con un precio del petr¨®leo muy por debajo del que se pagaba cuando la independencia perdi¨® por diez puntos hace menos de dos a?os, y sin mayor¨ªa absoluta nacionalista en el Parlamento escoc¨¦s, no est¨¢ claro que los independentistas tengan prisa por arriesgar una bala que saben que es la ¨²ltima.
En Irlanda del Norte, en cambio, los efectos del Brexit podr¨ªan tardar poco en notarse. La menor de las cuatro econom¨ªas brit¨¢nicas es receptora neta de fondos europeos. ¡°La agricultura en Irlanda del Norte se ir¨ªa al traste si se produce el Brexit¡±, opina Michelle Gildernew, diputada en la Asamblea norirlandesa por el republicano Sinn F¨¦in. ¡°No me gustar¨ªa depender solo del Gobierno brit¨¢nico para recoger las migajas de su mesa¡±.
La preocupaci¨®n por el Brexit no es patrimonio del norte de esta isla. Si hay alg¨²n pa¨ªs europeo preocupado por el tema, es la Rep¨²blica de Irlanda. El propio primer ministro, Enda Kenny, lo ha definido con ¡°un riesgo estrat¨¦gico de primer orden¡± y ha suplicado a los irlandeses residentes en Reino Unido ¡ªque, al contrario que el resto de europeos, tienen derecho a voto¡ª que elijan la permanencia.
Los lazos comerciales entre las dos partes de la isla son intensos: el 34% de las exportaciones norirlandesas van a su vecino del sur. Tambi¨¦n los v¨ªnculos entre los dos pa¨ªses: el primer mercado para las exportaciones irlandesas es Reino Unido, y este exporta m¨¢s a Irlanda que a la suma de China, India y Brasil. La ruta a¨¦rea de Dubl¨ªn a Londres, recordaba The Economist, es la segunda ruta internacional m¨¢s transitada despu¨¦s de Hong Kong-Taip¨¦i.
No est¨¢ claro si el Brexit supondr¨ªa el regreso de las fronteras. Ni Irlanda ni Reino Unido son parte de Schengen: tiene su propio tratado fronterizo, y ni Londres ni Dubl¨ªn desean volver a los controles. Pero esta ser¨ªa una frontera exterior de la UE y, al contrabando que se produc¨ªa en esta frontera hace no tantos a?os, podr¨ªa sumarse ahora una nueva mercanc¨ªa mucho m¨¢s delicada: los inmigrantes.
El compromiso se produjo en el contexto de la pertenencia de los dos pa¨ªses a la UE
Aqu¨ª, en la frontera entre las dos Irlandas, nadie se toma muy en serio las veladas insinuaciones de que el Brexit podr¨ªa alterar la fr¨¢gil paz que trajo el Acuerdo de Viernes Santo. Pero nadie niega tampoco que el compromiso se produjo en el contexto de la pertenencia de los dos pa¨ªses a la UE y su sometimiento a la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos.
Los partidarios del Brexit, incluida la ministra brit¨¢nica para Irlanda del Norte, Theresa Villiers, defienden que nada de esto sufrir¨ªa si Reino Unido abandona la UE. Pero en el paseo mar¨ªtimo de Warrenpoint, recordando sus batallitas a uno y otro lados de la frontera, el viejo Jim Downey no lo tiene tan claro. ¡°Queremos seguir siendo como somos, libres y tranquilos¡±, asegura. ¡°Nadie quiere regresar al pasado. Aunque¡ ?Sabe?, no me importar¨ªa volver a los d¨ªas en que cortejaba a chicas del sur. Pero me temo que esos tiempos tampoco volver¨¢n ya¡±.
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