Obama lanza un mensaje de confianza a una Europa ensimismada

No drama Obama, le llaman por su capacidad para mantener la calma ante situaciones imprevistas y poner las luces largas en vez de magnificar las incidencias m¨¢s inmediatas. El presidente de EE UU exhibi¨® este talante en su visita a Varsovia, donde participa en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN.

Obama llega a una Europa ensimismada y pr¨®xima al ataque de nervios. Gran Breta?a acaba de votar en refer¨¦ndum marcharse de la UE. Las sanciones contra la Rusia de Putin no han desarmado su voluntad de injerencia en Ucrania. Los atentados terroristas en Par¨ªs y Bruselas demuestran que el Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas inglesa) tiene un pie en el continente. La inmigraci¨®n y los refugiados dividen a los socios europeos e inflaman el miedo y la desconfianza. Movimientos populistas ganan elecciones o ven cerca el poder.

Todos estos fen¨®menos tienen en com¨²n, primero, que existen en EE UU: las semejanzas entre la campa?a del Brexit y la de Donald Trump en EE UU, o entre Trump y el Frente Nacional franc¨¦s, saltan a la vista, y las ansiedades ante el vendaval de la globalizaci¨®n o la inmigraci¨®n son parecidas a ambas orillas del Atl¨¢ntico. En algunos casos, adem¨¢s, afectan directamente a los intereses norteamericanos. Por ejemplo, el Brexit. Si las autoridades brit¨¢nicas hacen efectivo el mandato de las urnas y ponen en marcha el procedimiento para abandonar la UE, EE UU habr¨¢ perdido su socio esencial en el club. En v¨ªsperas del refer¨¦ndum, celebrado el 23 de junio, Obama ya se pronunci¨® abiertamente, como pocos l¨ªderes extranjeros hicieron, en favor de la permanencia.

El voto contrario a la UE ha disparado las especulaciones sobre una posible crisis existencial de la unidad europea y la relaci¨®n transatl¨¢ntica. A Obama no le convencen.

¡°D¨¦jenme decir que, como ocurre con frecuencia en momentos de cambio, este tipo de hip¨¦rbole est¨¢ fuera de lugar¡±, dijo tras reunirse con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker. ¡°Nadie tiene inter¨¦s en unas negociaciones prolongadas y antagon¨ªsticas. Todo el mundo tiene inter¨¦s en minimizar los trastornos mientras Reino Unido y la UE forjan una nueva relaci¨®n¡±.

En los planes del dem¨®crata Obama, cuando en 2009 lleg¨® a la Casa Blanca, Europa no figuraba en un lugar preminente. La suya deb¨ªa ser, primero, la presidencia que pusiera fin a las guerras que hab¨ªa heredado de su antecesor, el republicano George W. Bush. Y, segundo, la presidencia del llamado pivote asi¨¢tico, el giro estrat¨¦gico hacia la regi¨®n m¨¢s pujante del planeta. Ambos planes han quedado a medias. Europa, el centro de gravedad de la pol¨ªtica exterior y de seguridad de EE UU durante la Guerra Fr¨ªa, ejerce un magnetismo obstinado en Washington. Y viceversa.

Bush, que dividi¨® a los europeos, tambi¨¦n ocup¨® el centro de sus obsesiones. Obama, cercano a los europeos por ideolog¨ªa, disfrut¨® al principio de las mieles de la obamaman¨ªa, pero, a veces exasperado por la cacofon¨ªa comunitaria y con la vista en Asia y Oriente Pr¨®ximo, mantuvo la distancia.

Ahora la OTAN, en una crisis de identidad cuando combat¨ªa a los talibanes en el Hindu-Kush, recobra la centralidad. Las amenazas de Rusia en el Este, la guerra de Siria e Irak en la frontera con Turqu¨ªa, socio de la alianza, y la migraci¨®n e inestabilidad en el flanco sur devuelven a la organizaci¨®n su car¨¢cter europeo.

Con la OTAN, tambi¨¦n EE UU y su fuerza militar regresan a Europa. Y Obama se descubre como uno de los ap¨®stoles m¨¢s convincentes de proyecto de la UE. ¡°Una Europa integrada es uno de los mayores ¨¦xitos pol¨ªticos y econ¨®micos de los tiempos modernos, y es un ¨¦xito que debe preservarse¡±, dijo en Varsovia. Obama, nacido y criado en el Pac¨ªfico, abandonar¨¢ la Casa Blanca como uno de los presidentes m¨¢s europe¨ªstas.