¡°?...O algo de fierro viejo que venda!¡±: La historia de la voz m¨¢s popular de M¨¦xico
Grabada cuando era una ni?a, todo empez¨® buscando chatarra por las calles con su padre
"Se coooompraan colchooones, tambooores..." La voz de Mar¨ªa del Mar Terr¨®n resuena en las colonias pobres y ricas de la Ciudad de M¨¦xico. Se escucha en el centro y el extrarradio de la capital. Ha llegado a otros Estados de la Rep¨²blica. Se hacen camisetas hipster con ella y se usa para mezclarla con cumbia.?Nadie que haya pasado por la capital ha dejado de escucharla. Esta?grabaci¨®n?que hace 11 a?os realiz¨® para ayudar a su padre en la compra de fierro y electrodom¨¦sticos viejos termin¨® por convertirse en uno de los sonidos m¨¢s populares de la ciudad.
Con ella, Mar¨ªa del Mar anuncia la compra de colchones, lavadores, refrigeradores, tambores o estufas.?Una sinton¨ªa que realiz¨® cuando ten¨ªa diez a?os y que hoy se ha extendido de forma abrumadora entre los compradores de fierro. Pero a pesar de que aquella grabaci¨®n ha terminado siendo un sonido ic¨®nico de la Ciudad de M¨¦xico, la situaci¨®n econ¨®mica de esta joven poco ha cambiado en estos ¨²ltimos 11 a?os. Sigue viviendo junto a su padre, sufre continuas estrecheces econ¨®micas, carece de un empleo estable y cambia constantemente de lugar de residencia en busca del municipio donde encontrar mejores oportunidades laborales. Una historia de pobreza y desarraigo a la que ella prefiere no denominar como tal. ¡°Estamos viviendo una mala racha pero le estamos poniendo buena cara¡±, comenta.
Comenz¨® a trabajar de payaso y recogiendo fierro viejo con diez a?os
Hace unos meses dej¨® el negocio de los fierros. La camioneta era demasiado vieja y la competencia creci¨®. ¡°Ahora hay muchos m¨¢s compradores y por lo que antes pagabas 10 pesos ahora te cobran 50¡±, resume. Pero los fines de semana sigue transform¨¢ndose en Chimbombita. Se enfunda su traje de payaso y, junto a su padre, protagoniza actuaciones en fiestas y cumplea?os con las que gana esos pesos que les permiten sobrevivir. Si la temporada es buena logran, incluso, sacar unos ahorros con los que tratar¨¢n de hacer realidad el sue?o de sus vidas: montar un peque?o restaurante de comida japonesa.
Madre soltera de una ni?a de tres a?os, Mar¨ªa del Mar comenz¨® a trabajar cuando cumpli¨® los diez. Cerraba los tratos con los vecinos que vend¨ªan alg¨²n electrodom¨¦stico viejo mientras su padre cargaba en la camioneta lo que acababan de comprar. ¡°Lo m¨¢s pesado era estar tantas horas al sol, encerrada en el veh¨ªculo y pasar por una y otra calle sin que salga nada¡±, rememora. Su empleo de payasa tambi¨¦n lo tuvo desde ni?a. Se esforzaba por dibujar sonrisas en otros ni?os de su edad corriendo detr¨¢s de su padre y amenaz¨¢ndole con escupirle el agua que guardaba en su boca. Ella se lo tomaba como un juego pero era en realidad empleo infantil.
"Refrigeradooores, estuuufas, lavadooooras, microooondas...". Cuando Mar¨ªa del Mar empez¨® a acompa?ar a su padre, ya hab¨ªa realizado la grabaci¨®n de la que hoy se pueden encontrar en youtube una inmensidad de versiones. La grab¨® entre la medianoche y las 4.00 horas de una madrugada en la que repiti¨® hasta la saciedad esta frase de unos 15 segundos de duraci¨®n. Con un micr¨®fono y un est¨¦reo casero acabaron consagrando la que se convertir¨ªa en la cinta promocional de todo comprador de fierro viejo de la ciudad.
¡°Despu¨¦s del trabajo, llegaba a casa con la garganta destrozada. Antes de la grabaci¨®n ide¨¦ un embudo a trav¨¦s del cual gritaba pero no se alcanzaba a escuchar de una a otra esquina de la calle. ?nicamente llegaba a cuatro o cinco casas. Con la grabaci¨®n consegu¨ª que se oyera en toda una cuadra. As¨ª antes de que hubi¨¦semos pasado, la gente ya hab¨ªa salido a la puerta de su casa para vender alg¨²n trasto viejo¡±, comenta su padre, Marco Antonio Terr¨®n.
Desde aquel momento, Mar¨ªa del Mar fue ya la ni?a del fierro viejo. As¨ª se promociona en sus espect¨¢culos de payaso donde junto a los ni?os repite la frase que la ha hecho famosa. Ahora contactan con ella a trav¨¦s de su p¨¢gina de Facebook gente de todo el pa¨ªs e incluso le han llegado a pedir que adapte aquel mensaje para promocionar productos de limpieza, ¡°pero, aunque lo intento, el tono ya no queda igual¡±.
A pesar de haberla registrado, no han conseguido sacar dinero de ella
Una grabaci¨®n de la que asegura que nunca ha conseguido sacar dinero, a pesar de haberla registrado, haberse extendido a otros Estados del pa¨ªs, utilizado en pel¨ªculas o acompa?ado canciones. Marco Antonio comenz¨® a repartirla entre sus compa?eros pidiendo a cambio, tan solo, el dinero del casete que necesitaba para grabarla y el favor de que no la distribuyesen. Pero parece que no le hicieron demasiado caso. Apenas hay compradores de fierro en la ciudad que utilicen otra grabaci¨®n que no sea la voz de su hija.
"O algo de fierro viejo que vendaaa".?¡°La grabaci¨®n est¨¢ ayudando a mucha gente porque antes todos ten¨ªamos que gritar. Esto le hace sentir a uno bien¡±, cuenta Marco Antonio. A sus 52 a?os, puede enorgullecerse de haber ideado uno de los estribillos m¨¢s escuchados de M¨¦xico, de haber dado vida al sonido que resuena en m¨¢s rincones de la capital, el que los ni?os se aprenden de memoria y el que ha acabado formando parte del universo sonoro de la ciudad. Aquella grabaci¨®n con la que trataba de protegerse la voz se ha convertido en todo un ¨¦xito. Pero este hito en su carrera apenas ha tenido repercusi¨®n en sus vidas: Marco Antonio y Mar¨ªa del Mar siguen batallando por ver cumplidos sus sue?os.
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