Cleveland y Filadelfia, dos visiones opuestas de un mismo pa¨ªs
Las convenciones republicana y dem¨®crata ponen de relieve la gran distancia entre ambos partidos
Solo 600 kil¨®metros separan Cleveland de Filadelfia, una distancia nimia en un pa¨ªs que es un continente. Pero a juzgar por las convenciones republicana y dem¨®crata all¨ª celebradas, podr¨ªan estar en dos planetas en los que se habl¨® de dos Estados Unidos muy diferentes.
?Se hunde EE UU? Seg¨²n los republicanos, la primera potencia pol¨ªtica y militar del mundo se ha doblegado ante sus enemigos, que se r¨ªen de su debilidad. En el pa¨ªs imperan el crimen, la violencia y peligrosos inmigrantes que amenazan a una empobrecida clase media. Este panorama sombr¨ªo requiere un salvador: Donald Trump.En Filadelfia, Obama dijo que Hillary Clinton heredar¨¢ un pa¨ªs que ha superado la peor crisis desde la Gran Depresi¨®n y donde cada vez m¨¢s personas tienen seguro m¨¦dico. Un pa¨ªs m¨¢s incluyente y que, aunque no ha conseguido cerrar las guerras de Irak y Afganist¨¢n, vuelve a ser respetado en la escena internacional.Un Trump omnipresente. La norma no escrita es que del candidato ¡ªo candidata¡ª se hable mucho durante la convenci¨®n y se le vea poco. Pero las reglas no van con Trump, que se dej¨® caer una y otra vez por Cleveland.
En Filadelfia, Clinton no se dej¨® ver hasta el pen¨²ltimo d¨ªa, cuando sali¨® tras el discurso de Obama para fundirse en un fuerte abrazo con el presidente. Primera dama o caballero. Melania Trump cumpli¨® su papel de aspirante a primera dama con un discurso en el que resalt¨® la importancia de inculcar los valores familiares a los hijos. El pero fue que el discurso copiaba p¨¢rrafos enteros del que dio Michelle Obama en 2008. A la esposa del defensor del proteccionismo ac¨¦rrimo tambi¨¦n le llovieron cr¨ªticas por elegir un vestido de una dise?adora extranjera asentada en Londres.
En Filadelfia, Michelle Obama opt¨® por un vestido de un dise?ador nacional, gay y que hace ropa para todas las tallas. Nadie coment¨® lo que llevaba puesto Bill Clinton cuando cont¨® la historia de amor y de luchas sociales compartidas que le han mantenido unido 40 a?os a la que aspira a ser la primera presidenta del pa¨ªs.Estrellas y ¡®ratings¡¯. Las convenciones son una gran fiesta retransmitida en directo a todo el pa¨ªs. En Cleveland faltaron pesos pesados del partido, como el clan Bush o el senador John McCain. Y las estrellas del espect¨¢culo apenas son conocidas fuera de Estados Unidos.
En Filadelfia, presidentes, expresidentes, hist¨®ricos del partido y estrellas como Meryl Streep, Paul Simon o Katy Perry casi se disputaban un sitio en el escenario. Algo recompensado por los ratings: la convenci¨®n dem¨®crata logr¨® hasta cinco millones de espectadores m¨¢s que la republicana. La clave es si eso tambi¨¦n se convertir¨¢ en votos.
Candidatos poco queridos
Si algo comparten Donald Trump y Hillary Clinton es el rechazo casi visceral que provocan en no pocos votantes. Muchos estadounidenses votar¨¢n a Clinton en noviembre solo por evitar que gane Trump, como mal menor. Y no pocos republicanos escoger¨¢n a Trump con la nariz tapada y bajo el lema de que de lo que se trata es de frenar a la candidata dem¨®crata. Seg¨²n Gallup, el 59% de los estadounidenses adultos tiene una imagen desfavorable de Trump, y el 57 % de Clinton. Seg¨²n otra encuesta del Pew Research Center, solo el 18% de los estadounidenses admira a Clinton. La cifra cae al 10% en el caso de Trump. Ninguno de ellos aprueba en honestidad: solo el 19% asocia este concepto con el republicano, y apenas el 13% con la dem¨®crata.
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