Ya vimos esa pel¨ªcula
No queda un solo poder del Estado que no est¨¦ alineado ni instituci¨®n p¨²blica independiente en Nicaragua
Nos encaminamos en Nicaragua hacia unas elecciones presidenciales que no lo ser¨¢n de verdad; desde luego que todo ha sido decidido de antemano para que el mismo candidato del mismo partido a lo largo de m¨¢s de 30 a?os, Daniel Ortega, sea reelegido. Ser¨¢n unas elecciones sin observadores internacionales, declarados non gratos de antemano, y sin un aparato electoral cre¨ªble.
Los verdaderos partidos de la oposici¨®n han sido eliminados por sentencias de la Corte Suprema, fiel pol¨ªticamente a Ortega, y la oposici¨®n parlamentaria ha sido expulsada de la Asamblea Nacional. No queda un solo poder del Estado que no est¨¦ alineado ni instituci¨®n p¨²blica independiente.
La institucionalidad funcionaba a medias, pero hoy ha dejado de funcionar del todo por una serie de medidas que a¨²n tienen perplejos a quienes no se atrev¨ªan a decidirse si esta era una democracia limitada, un Gobierno autoritario, o simplemente una dictadura. Hoy queda claro ante el m¨¢s ben¨¦volo que se trata de un r¨¦gimen de partido ¨²nico, a la usanza m¨¢s obsoleta, fruto de la nostalgia trasnochada por los desaparecidos sistemas del llamado socialismo real que se hundieron con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn.
Y al mismo tiempo, es una autocracia familiar como las que hemos conocido en el pasado en Am¨¦rica Latina y claro est¨¢, en la misma Nicaragua, y que vuelven siempre a resucitar. La alternancia en el poder, las elecciones libres, las libertades democr¨¢ticas, escritas en la Constituci¨®n, desaparecen de la vida real.
Crece la intolerancia, como se ha visto en las deportaciones de quienes vienen a realizar investigaciones acad¨¦micas, o reportajes period¨ªsticos sobre temas que se han vuelto tab¨², como la pobreza, o la gran mentira del Gran Canal Interoce¨¢nico; o simplemente a participar en programas ecologistas en comunidades rurales.
El r¨¦gimen se hab¨ªa valido hasta ahora de su alianza con la empresa privada, que aprendi¨® a no temer al discurso virulento de Ortega en contra del imperialismo yanqui, el capitalismo y la oligarqu¨ªa. La regla de oro de esta relaci¨®n era que los asuntos pol¨ªticos quedaban excluidos de las mesas de concertaci¨®n donde se tratan los temas econ¨®micos, que se ajustan al marco aconsejado por el Fondo Monetario Internacional.
Hoy esta alianza empieza a mostrar sus fracturas cuando las c¨¢maras empresariales protestan por las medidas arbitrarias que quitan la representaci¨®n parlamentaria a la oposici¨®n, y eliminan de la contienda electoral a los partidos.
El temor de los empresarios es que el clima de estabilidad econ¨®mica conseguido hasta ahora se deteriore, y que las inversiones extranjeras resulten ahuyentadas, lo mismo que la cooperaci¨®n internacional. Un clima de negocios, con moderadas tasas de crecimiento y baja inflaci¨®n, que hasta ahora no ha provocado ninguna reducci¨®n apreciable de los ¨ªndices de pobreza, ni ha sacado a Nicaragua de la cola entre los pa¨ªses m¨¢s atrasados de Am¨¦rica Latina, en disputa con Hait¨ª.
Las elecciones del mes de noviembre tendr¨¢n un candidato ¨²nico, y ya hay un ganador de antemano que pretende sacar m¨¢s del 90% de los votos. Ya hemos visto esa pel¨ªcula.
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