Las consecuencias de no renovar el censo durante m¨¢s de una d¨¦cada en Colombia
Colectivos ind¨ªgenas y afro reclaman un nuevo padr¨®n para atajar la desigualdad y afrontar el posconflicto
Una persona con la piel oscura puede ser un negro, un afrocolombiano, un afrodescendiente, un libre, un renaciente, un palenquero, un moreno, un raizal o formar parte de la coste?idad en Colombia. La herencia africana y su posterior mestizaje se entienden de tantas maneras como sensibilidades se presentan, aunque sobre el papel sea dif¨ªcil de explicar. La ¨²ltima vez que se cont¨® a los colombianos fue en el censo de 2005 elaborado por el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica). En ese momento se dibuj¨® un mapa en el que la poblaci¨®n afro era algo m¨¢s del 10% de los 41 millones de habitantes que se registraron. Una d¨¦cada despu¨¦s, las proyecciones superan los 48 y estos pueblos representan entre el 18% y el 20%, seg¨²n datos de instituciones paralelas como la Universidad del Valle en Cali. Casi 10 puntos de diferencia. Esta es solo una de las taras de un padr¨®n que ten¨ªa que haberse renovado en 2016 y, que por el momento, se ha aplazado a ¡°alg¨²n momento de 2017¡±, dice Mauricio Perfetti, responsable del DANE. La mesa inter¨¦tnica en la que se han reunido ind¨ªgenas y afros duda de que esto vaya a suceder.
Para intentar solucionar estos fallos censales, el Gobierno colombiano se ha pasado los ¨²ltimos 10 a?os parcheando las estad¨ªsticas con la ayuda de una encuesta agropecuaria y cruzando datos de diversas administraciones p¨²blicas para ¡°minimizar el efecto¡± que el tiempo ejerce sobre las proyecciones, explican desde el organismo de estad¨ªsticas. A¨²n as¨ª, los pueblos ind¨ªgenas de Colombia tampoco est¨¢n bien contados. ¡°Tenemos censos propios en los que se han registrado tres millones de personas, el DANE nos da 1,5 [3,4%]¡±, asegura Luis Fernando Arias, consejero mayor de la Organizaci¨®n Ind¨ªgena Nacional (ONIC), representante del 80% de las asociaciones. Su capacidad para la autogesti¨®n, legislada por decreto tras la Consitituci¨®n de 1991, les ha permitido una organizaci¨®n que se refleja en estructuras propias que contribuyen a la mejora de las estad¨ªsticas.
¡°?Si no se sabe cu¨¢ntos somos c¨®mo se van a aplicar pol¨ªticas p¨²blicas, c¨®mo podemos reclamar nuestros derechos?¡±, plantea Dora In¨¦s Vivanco, representante del equipo t¨¦cnico de CNOA que agrupa a 178 organizaciones afro. Una consulta a los datos que maneja el DANE sobre las zonas m¨¢s pobres de Colombia arroja una triste coincidencia: all¨¢ donde viven ind¨ªgenas y afros los ¨ªndices se acent¨²an. En el departamento de Choc¨®, en la costa Pac¨ªfico, territorio negro, la pobreza alcanza al 62% de la poblaci¨®n, seg¨²n cifras de 2015. En La Guajira, la casa de los ind¨ªgenas Wayuu, al 53%.
El DANE es consciente de este problema, su director se empe?a en repetir que trabajan por ¡°un censo incluyente¡± a trav¨¦s de una prueba experimental que se est¨¢ realizando en Jamund¨ª, una poblaci¨®n piloto en el Valle del Cauca. Y ambas partes reconocen que trabajan de manera conjunta en la elaboraci¨®n de un cuestionario y en la formaci¨®n del personal para ayudar a la gente a identificarse correctamente o, por lo menos, de la manera m¨¢s precisa.
Cuando un afro se enfrenta al formulario del censo encontrar¨¢ cuatro opciones para identificarse: negro, raizal, palenquero o ninguno. Al no reconocerse en estas categor¨ªas apostar¨¢ por la ¨²ltima o, en el peor de los casos, el censista decidir¨¢ por ¨¦l. ¡°Si Colombia desde su creaci¨®n republicana hubiera asumido que las personas tienen derecho a saber de d¨®nde vienen y por qu¨¦, o no hubiera procesos de racismo tan profundos, probablemente tendr¨ªamos una sola categor¨ªa y todo ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil¡±, opina Claudia Mosquera, profesora de la Universidad Nacional y directora de IDCARAM, organismo dedicado al estudio de los coste?os del Caribe, ¡°un sancocho de identidades¡±, precisa. ¡°Es muy importante que los censistas sean del territorio¡±, plantea Mosquera. La sensibilidad es mayor cuando un vecino le pregunta a otro sobre su raza.
El m¨¢s de medio siglo de guerra entre las guerrillas, los paramilitares y el Ej¨¦rcito ha vedado determinadas regiones de Colombia a los funcionarios p¨²blicos, incluidos los del DANE. Es en este punto donde ind¨ªgenas (no tienen graves problemas para autorreconocerse) y afrocolombianos se encuentran. Hay otra terrible coincidencia al sobreponer el mapa ¨¦tnico con el de la violencia. ¡°Por desgracia¡±, dicen los tres representantes. El Pac¨ªfico colombiano o la frontera con Venezuela, zonas controladas por las guerrillas de las FARC y el ELN, son dos de los ejemplos donde se concentra esta poblaci¨®n y donde hay mayores fallas en los datos. Estos colectivos lanzan una pregunta al Estado: "?Colombia puede planear un posconflicto sin censo?".
Un tercer factor afecta a estos pueblos. La geograf¨ªa colombiana es m¨¢s adversa donde ellos viven. ¡°Cuando el DANE dice que ha ido a las zonas rurales dispersas, como por ejemplo las orillas de los r¨ªos donde por tradici¨®n viven los afro, o las profundidades del Amazonas como el Chiribiquete, no es cierto, lo hemos comprobado", plantea Mosquera. "No quiero decir que miente, lo llamar¨¦ omisi¨®n censal¡±. Desde el organismo aseguran que durante el censo agropecuario de 2010 se solventaron estas carencias y lo justifican con un mapa colgado en uno de los salones del departamento donde, por colores, se identifican estas regiones. ¡°Es la cartograf¨ªa que les entregamos¡±, apostilla Arias.
A la espera de saber si finalmente en 2017 se realizar¨¢ un nuevo censo, las organizaciones ¨¦tnicas se muestran esperanzadas por la actitud del organismo de estad¨ªstica, sin ocultar ciertos miedos. Las predicciones econ¨®micas poco halag¨¹e?as para Colombia les hacen temer que el presupuesto proveniente de las cuentas generales no sea suficiente. ¡°Por el momento se ha cumplido¡±, responde Perfetti y se encarama al censo experimental y al digital que est¨¢n probando ya.
La otra duda tiene que ver con la apuesta tecnol¨®gica. Todas las partes coinciden en la necesidad de modernizar la consulta, pero los ind¨ªgenas y los afros son conscientes de sus carencias. ¡°Necesitar¨ªamos tres d¨ªas para rellenar el formulario¡±, dice con sentido del humor Arias. Expertos del DANE argumentan que, seg¨²n la encuesta de calidad de vida, el 53% de los hogares colombianos cuentan con acceso a internet.
¡°Ya estamos experimentando con tres comunidades¡±, dicen. Un equipo del DANE se traslad¨® hasta el Putumayo, en la frontera con Ecuador, para probar con el pueblo ind¨ªgena cofan el censo digital. En la casa de la comunidad convocaron a 20 personas para que rellenaran el formulario y concluyeron que los j¨®venes ser¨¢n la mejor ayuda para los ancianos. ¡°Hemos comprobado que una persona se demora 20 minutos en hacer el cuestionario, si el servidor falla se puede recurrir al sistema offline, es decir, descargar el documento y enviarlo cuando vuelva la conexi¨®n, y estamos estudiando la posibilidad de llevar tecnolog¨ªa a determinados lugares¡±, explican. ?Cu¨¢nto ralentizar¨ªan estas pr¨¢cticas el censo?, ?se encarecer¨ªa mucho? ¡°Creemos que no¡±. Por el momento, las respuestas no son concluyentes.
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